Libros hay para todos los gustos. Narrativas breves, novelas, poesías o dramaturgias que adquieren la forma de un tomo por cortesía del escritor. Algunos ocupan su espacio como parte de una biblioteca y otros, a la espera entre bambalinas, se hacen un hueco en esos espacios tan sugerentes como atemporales que conocemos con el nombre de librerías.
Las hay de diferentes formatos. Algunas compaginan el cobijo de los libros con la venta de instrumentos más propios de la papelería. Es el caso de Impresiones Papelería C.B., Cosmos, Letras y Tinta C.B., Monroy, El Guardián de los Libros, Leopoldo, Rayuela, Faro, Santos Lectores, Sabugo, Globo, Ateneo 2 y la céntrica Pastor, que divide sendas vertientes en dos enclaves separados. Las hay más especializadas, como ocurre con Elektra, Nivel 13 y Asimov –erigidas las tres como puntos de venta de cómics–, Iguazú, con sus libros de viajes, o la Librería Isidoriana y la Diocesana en el ámbito religioso. Otras, adornadas en su seno con la posibilidad de tomar un café, son Sputnik y Tula Varona. Esta última, con volúmenes de ocasión, como los que guarecen Paraíso Lector y Oblómov. El resto, más clásicas, se ajustan en mayor medida a una definición estricta. Es lo que pasa con Alejandría, Artemis, Galatea, Literatessen, Maisa, Librería Universitaria y Valderas. Todas ellas dan cuenta de que la capital provincial no sólo fue –y es– cuna de escritores; sino también de librerías. Los al menos 30 establecimientos en los que es posible adquirir un libro en la ciudad dan cuenta de la afirmación.
A la cabeza de uno de ellos –Cosmos–, se encuentra Sandra Llamas, presidenta de la Asociación de Libreros de León desde hace más de 3 años. Al otro lado del dispositivo móvil, hace recuento de cuántos de estos espacios llenos de títulos forman parte de la entidad. En total, son 22 las librerías asociadas del municipio. «León es un punto que, a nivel literario, se mueve mucho», considera: «Hay un montón de librerías que hacen diferentes actividades además de vender libros». Todo al margen de que, en sus palabras, «hay provincias españolas que no tienen niguna librería particular».
Con particular se refiere a independiente. O lo que es lo mismo: librerías minoristas que, por lo general, cuentan con una única tienda. Librerías «con NIF en León». Así lo indica Llamas, que es contundente: «En muchos lugares hay La Casa del Libro, El Corte Inglés y apaga y vámonos». Aun así, no todas las partes de su entidad podrían considerarse independientes. «En León somos un poco extraños y El Corte Inglés pertenece a la asociación», explica: «La Casa del Libro quería entrar, pero siempre hemos procurado evitarlo». Entre sus planes a medio plazo, además de crear una página web oficial para la entidad, está la de «cambiar los estatutos» para que todas las asociadas estén registradas en León. «Pero el 99 por ciento somos pequeñas librerías», apostilla: «No creo que haya muchas capitales de provincia que tengan tantas como León, quitando las grandes ciudades».
Y, si no se atiende tanto al número como al ratio por habitante, no le falta razón. Sólo hay que echar un vistazo a los puntos en naranja en el Mapa de Librerías elaborado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal). El informe que lo acompañaba en 2023 reflejaba «la disminución del número de librerías que integran el tejido empresial cuya actividad es la venta del libro nuevo», cifrando un 6,2 por ciento de disminución en los 18 meses anteriores. A la contra, la capital provincial ha visto cómo han abierto sus puertas dos librerías en el último año y medio: Asimov, en noviembre del año 2023, y Literatessen, el mismo mes de 2024.
En 2022, los datos presentados en el XXV Congreso de Librerías organizado por Cegal, en colaboración con la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura, ofrecían un dato esclarecedor. «España cuenta con una media de 6,2 librerías independientes por cada 100.000 habitantes, incremenándose este ratio hasta 8,3 para los municipios de mayor tamaño (más de 500.000 habitantes)», especificaba el texto. Aun sin tratarse de datos actualizados, lo cierto es que León supera la media con creces.
Si se tienen en cuenta los espacios que forman parte de la asociación presidida por Llamas –que no cuenta con la Diocesana, la Isidoriana ni con las librerías-papelerías Sabugo y Faro– y las que aparecen en el mapa elaborado en 2023 –al que le faltaría incluir la recién estrenada Literatessen y las librerías Tula Varona y El Globo, también independientes–, el número de establecimientos asciende a 28. El ratio respondería entonces a 22,9 librerías independientes de libro nuevo por cada 100.000 habitantes sólo en el municipio leonés. Si la cantidad de establecimientos contara además con Paraíso Lector y Oblómov –pertenecientes a la Asociación de Libreros de Viejo y de Antiguo de Castilla y León–, la cifra ascendería a 30 y el ratio se establecería en un total de 24,5 librerías independientes por cada 100.000 habitantes.
Así, a pesar del cierre de establecimientos particulares –como ocurrió en León el año pasado con Don Bosco, localizado en la calle Corredera– y aun entre las advertencias de algunos libreros autóctonos, cuyos anuncios en los escaparates ya avisan del inminente traspaso, parece que la crisis del papel y de la industria editorial todavía no ha recalado en la provincia. León se mantiene muy por encima de la media –por otro lado, desactualizada– de librerías independientes por habitantes, incluso respecto a municipios con dimensiones demográficas de la talla de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.
Las cifras lo demuestran. León sigue al alza en materia de cultura; por lo menos, de quienes la disfrutan tanto como para invertir su tiempo en llenar de volúmenes la treintena de espacios que atiborran de portadas los escaparates de la ciudad, auspiciados en todos aquellos paseantes a los que no les parece un exceso el observar hasta dar con el título que hinche, todavía más, sus bibliotecas. Las cifras lo demuestran y es que León, además de ser tierra de escritores, lo es también de librerías y de libreros.