Ganó el Goya al Mejor Guion Adaptado por ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo’ en 2015, además de haber estado nominado en varias ocasiones más. Al otro lado del teléfono, habla agitado por una nueva película que, dice, «va a dar mucho de qué hablar». Y, sin necesidad de esperar a las preguntas, quizá por gajes del oficio, el astorgano Claro García habla sobre el suyo y explica de sí mismo que, además de ser guionista, trabaja como «doctor de guion». «La gente se piensa que escribir un guion es como escribir una novela», reflexiona: «Pero es que es de ciencias, es una cosa casi matemática y un mundo fascinante».
Su oficio creador le ha llevado a trotar por mundos imaginarios y recorrer otros en el plano de la realidad. Con dieciocho años dejó atrás su pueblo para estudiar en Madrid, donde ahora reside y trabaja como guionista y como profesor universitario. Aún así, García guarda especial hueco en su memoria para la tierra que le vio nacer. Por eso, no le resultó difícil tomar la decisión de coger el mando del nuevo Curso de Guion de Cine y Televisión de la Universidad de León que arrancará el próximo 8 de marzo, prolongándose hasta el 14 de junio con clases presenciales cada viernes de 16:00 a 20:00.
"La capacidad para contar historias habla de una sociedad sana"
«Un filósofo decía que la calidad de una sociedad radica también en la calidad de las historias que cuenta», analiza: «Creo que León es una ciudad hecha para la cultura, donde hemos sido creadores de imágenes, de novelas, de arte... Con este curso, personas que estamos dentro de la industria nos acercamos a la Universidad y compartimos nuestros conocimientos en una iniciativa que creo que va a ser magnífica». Y es que profesionales como el profesor de la ULE, Roberto Baelo, y los guionistas Sonia Pastor y Juan Ramón Ruiz de Somavia comparten tarea de docencia con el leonés, que demuestra su entusiasmo en cada una de sus palabras. «Estoy contentísimo porque, de alguna forma, le devuelvo a León lo que León me dio cuando todavía era un niño», se emociona: «Esa pasión por las historias en los viejos cines de Astorga, donde yo fui muy feliz y donde decidí que mi vida iba a ser el cine».
Cuenta Claro que fue en León, junto a su Catedral, cuando pudo atisbar por primera vez el esbozo de una película: su rodaje. «Me quedé fascinado», señala y confiesa que no fue hasta tiempo más tarde, cuando «ya era una persona mayor», que conoció el oficio del director y del guionista. «Hoy este mundo es más accesible», añade: «Entonces, me gustaría que por esa puerta que abrimos al mundo de León entrase, no sólamente la enseñanza del guion, sino otro tipo de enseñanza, como la dirección cinematográfica, pero, sobre todo, la capacidad de contar historias porque ellas quieren ser contadas y son historias que hablan de nosotros; historias locales que pueden ser universales».
Hace honor a su nombre con la claridad de sus proclamas –«queremos que la gente quiera aprender cómo contar historias»– y tiene claro que a este nuevo curso le queda mucho tiempo por delante. «Nosotros hemos hecho todo lo que hemos podido para ponerlo al alcance de los alumnos», considera: «Ahora son ellos y ellas quienes tienen que dar esa respuesta si realmente están interesados en acceder a este mundo audiovisual». García opina contundente que la iniciativa no sólo ha llegado para quedarse, sino que «ha llegado para crecer» y que «va a abrir una puerta por la que van a entrar cosas muy interesantes para León». «La pregunta es por qué no se ha puesto antes en marcha, ¿qué es lo que sucede en León?», plantea y regresa de nuevo a su premisa: «No podemos quedarnos atrás en ningún aspecto e insisto; la capacidad para contar historias habla de una sociedad sana».
"Este curso de la ULE no es uno cualquiera, es nuestro curso; el curso de guion de León"
El tiempo apremia cuando todavía hay trabajo por hacer. Claro García se despide al otro lado del dispositivo con una sonrisa que es implícita por la distancia, pero explícita por el tono de su voz. Se despide, entusiasmado por regresar a la provincia donde descubrió su pulsión. Se despide con una amabilidad que parece caracterizarle y con la ilusión del niño que todavía parece conservar y zanja: «El curso de la Universidad de León no es un curso cualquiera, es nuestro curso; el curso de guion de León».