Cedida por la coleccionista leonesa María Jesús Soto Barragán, la nueva muestra acogida en el emblemático edificio de la capital provincial supone una apertura que demuestra el avance de la estética del centro museístico, con diseño de Frade Arquitectos.
«Los códices más preciosos» tienen desde este miércoles espacio en uno de los rincones que esconde San Isidoro, que cuenta con una colección bibbliográfica que supera los dos mil libros antiguos, datados entre los siglos X y XVIII, y que ahora se ven completados con la incorporación temporal de una serie de ejemplares editados por el italiano Franco Cosimo Panini. Con «elevado contenido espiritual» y portadas, contraportadas o lomos aterciapelados, muchos de estos volúmenes son répiclas de los que pertenecieron a personajes históricos de la talla de Isabel la Católica, Lorenzo de Médici o María Estuardo.
El libro fue un objeto codiciado, único y prácticamente irrepetible durante no pocos centenarios de la historia. Reservadas durante toda la Edad Media a cargos eclesiásticos o al estudio de alguna materia, estas piezas literarias desempeñaron durante la cultura renacentista -sobre todo, en Italia y Francia- un papel de gran relevancia entre las nuevas clases dominantes. Con el tiempo, las grandes familias nobles -desde los Visconti a los Sforza, de los Médici a los Montefeltro o de los Este a los Gonzaga y los Farnesio- fraguaron las que acabaron convirtiéndose en librerías históricas, haciendo que los mejores amanuenses de la época trabajaran de corte en corte.
Todos esos libros fueron, durante décadas, una ensoñación para amantes de la literatura, que dejaban volar la imaginación pensando en reunir todos ellos en una misma colección. Una utopía irrealizable hasta que el italiano Franco Cosimo Panini, ayudándose de las tecnologías y progresos alcanzados en los últimos años, tomó la determinación de crear su propia ‘Biblioteca imposible’; una recopilación de las obras maestras más importantes realizadas para los linajes que han dado vida a la civilización italiana y, en mayor o menor medida, a la sociedad global.
Una colección de estos objetos de «magia única portátil», conseguidos a partir de labores artesanales que recrean de forma fidedigna la apariencia de los originales. ‘El libro de las suertes’ de Lorenzo Spirito Gualtieri, el leccionario de Farnese, ‘Las muy ricas horas del duque de Berry’, la Biblia de Montefeltro, la ‘Divina Comedia’ de Alfonso de Aragón, ‘El libro de las horas del Perugino’ o libros sobre la vida de santos como San Francisco de Asís son algunos de los volúmenes que forman parte de esta ‘Biblioteca imposible’, que tiene como colofón un original del homenaje llevado a cabo por el escultor vasco Eduardo Chillida a San Juan de la Cruz.
Un repertorio literario que se hace posible gracias al empeño del editor italiano y al trabajo de todas las personas que se han visto involucradas en la elaboración de estos facsímiles. Una recopilación que condensa la literatura y sabiduría de épocas anteriores, en una especie de homenaje a la historia a modo de páginas. Una colección, como señala Umberto Eco, «de instrumentos bibliográficos de primaria importancia científica, didáctica y cultural que proporcionan de nuevo al mundo la oportunidad de estudiar sin temor textos que de otro modo serían invisibles». Una recreación de originales de la literatura, puntos de partida de las densas librerías familiares de la actualidad, que aterriza este miércoles en los nuevos espacios del museo de San Isidoro, consagrándose como la primera exposición temporal del centro y acercando a sus espectadores una pequeña muestra de la amplia historia de la literatura.