El campamento, de carácter versátil y dirigido a niños desde los 3 hasta los 14 años, está dividido en dos grupos: por un lado, la opción más lúdica en la que los ‘peques’ pueden disfrutar de un divertido verano que combina sol con deporte, amigos y los talleres más imaginativos, todo adaptado a su edad, y, por otro, un programa de inmersión lingüística que utiliza el método Vaughan y que persigue el fin de aprender inglés jugando.
El proyecto se puso en marcha durante el año pasado y, esta misma semana, unos 120 niños disfrutan de las múltiples actividades de un campus que trata de ser diferente cada día para lograr la diversión de sus pequeños usuarios. A ellos, les gusta todo. "La actividad que más les llama la atención y que les encanta son los talleres de cocina, muy divertidos", asegura Ofelia García, aunque con los de manualidades, cerámica, los juegos en equipo o las salidas a la Candamia o a La Granja que realizan los de mayor edad para hacer algunas actividades también están encantados.
Ellos aseguran que el fútbol y jugar con sus amigos son sus actividades preferidas. También los que forman parte del campamento de inglés. "Es divertido, haces algo, mejor que ver la tele todo el día...", defiende una de las pequeñas que aprende con el método Vaughan, mientras come con sus compañeros. "Hacemos miles de cosas", presume otro, que apuesta por el fútbol y ya tiene su propia pandilla de amigos dentro del campus y le divierte hasta el comedor. Algunos también tienen buenas palabras para sus profesores de inglés, "los monitores molan mucho", dicen. En el proyecto de inmersión lingüística se dirigen a ellos únicamente en inglés, y también en ese idioma desarrollan todos los juegos y actividades que realizan a lo largo de toda la jornada. Que el objetivo sea aprender no quiere decir que sus participantes estén durante toda la mañana metidos en un aula. También aprovechan el sol del verano para realizar diferentes actividades de exterior, eso sí, siempre en inglés. Otro de los aspectos más destacados de los campus urbanos de Moebius es la versatilidad de las familias a la hora de elegir tanto el horario como el periodo en el que los niños disfruten de las actividades. El horario ‘oficial’ es de 9:30 a 16:00 horas de la tarde, lo que incluye servicio de comedor, con la opción de ‘madrugadores’, para los que quieran entrar antes. Tampoco tienen por qué quedarse hasta el final, ya que son las familias las que eligen a qué hora recogerles. Otro de los asuntos que se puede elegir es el periodo en el que participar en el campus, que puede ser desde días individuales hasta el mes de julio completo, pasando por duraciones semanales de cinco días. La originalidad en las actividades es una de las grandes señas de identidad de un programa que busca adaptar a cada edad su programación y que los niños pasen entre amigos una parte importante de sus veranos. Cada día realizan junto a sus monitores algo diferente, desde actividades deportivas hasta talleres formativos pasando por ‘fiestas’ temáticas o manualidades de todo tipo en el caso del campus lúdico. Incluso en el menú de las comidas se utiliza la imaginación, siempre teniendo en cuenta la realización de platos sanos que se elaboran en los fogones del propio centro. Por ejemplo, los viernes, aprovechando que es la jornada dedicada a otros países, el menú se adapta a la gastronomía típica de allí. Ya han probado comida de México y el próximo lugar elegido será Brasil. En definitiva, un campamento en el que madrugar no les supone ningún esfuerzo y en el que las zapatillas, la visera y el pantalón corto son suficientes para disfrutar entre amigos de jornadas intensas de juegos, carreras, deporte y mucho aprendizaje en todos los casos.Una residencia para vivir en familia los años universitariosDurante el curso lectivo, Moebius, que en verano se adapta a los más pequeños para facilitar la conciliación familiar, es una residencia universitaria que aloja, en régimen de pensión completa, a estudiantes de la Universidad de León. Dispone de cerca de cuarenta plazas mixtas en una zona cercana tanto al centro de la ciudad como al campus de Vegazana, en la calle Santo Toribio de Mogrovejo, con una filosofía de modernidad en sus instalaciones y el objetivo de hacer sentir a sus residentes "como en casa", destaca Ofelia García, directora del centro de titularidad privada. 
Acogen residentes de todos los puntos y, como el número de estudiantes que acoge es medio, al final "es como una gran familia". Disponen de habitaciones individuales o dobles, perfectamente equipadas y con una moderna decoración. Todas ellas tienen mesa de estudio y tratan de facilitar a los estudiantes la máxima comodidad durante su estancia. Además, los residentes pueden disfrutar de salas preparadas para el estudio y otras comunes para descansar.
Otro de los puntos que destacan de Moebius es la alimentación. Los residentes pueden desayunar, comer y cenar durante todos los días del curso, incluidos los domingos y festivos y la cocina es propia, por lo que la calidad es una de las características más reseñables. Además, ofrecen un completo servicio de limpieza y mantenimiento de las habitaciones y zonas comunes y existen zonas de lavandería para la ropa personal, incluyendo lavadoras, secadoras y planchas.
Por último, prestan especial atención al aprendizaje de idiomas extranjeros, en especial el inglés, lo que consideran clave en el desarrollo internacional de cualquier futura actividad profesional, para lo que organizan encuentros de ‘Tandem’ entre los alumnos de la ULE o profesores titulados y los residentes en el propio centro.