Reconozco las grandes propiedades de esta maravillosa carne blanca, con poquisima cantidad de grasa y plena de sabor... susceptible de las mejores preparaciones. Para la ocasión, en salsa cazadora, de origen galo y que preparaban los cazadores al regreso de su ejercicio cinegético y después de recoger algunas setas en el bosque... Nosotros haremos uso de productos comerciales de fácil adquisición. Un conejo troceado, al que una vez salpimentado, le doramos en aceite de oliva. Reservamos.
En la misma cazuela rehogaremos, ajo, cebolla y zanahoria, todo picado para después pasar por la túrmix... incorporamos en este momento, unos champiñones cortados en cuartos o laminados. Cuando esté bien pochado, pondremos una cucharada de harina, cocinamos...una copina de coñac y flameamos, un tomate maduro rallado, una ramina de tomillo fresco y dos hojas de laurel. Mi aportación (mejor, de mi madre), majar en el mortero con un ajin y perejil, el hígado del conejo que también habÍamos pasado por la sartén, lo desleemos con vino blanco y lo añadimos. Mojamos todo con un buen caldo de carne y un vaso de vino tinto. Dejamos cocer un buen rato...irá cogiendo textura y sabor. Como hemos dicho, lo trituramos y lo volvemos a poner en la cazuela...acomodamos las tajadas de conejo reservadas y dejamos terminar de hacer... Antes de dar por finalizada la receta, adicionar una nuez de mantequilla a la salsa hasta integrarse perfectamente, lo que la conferirá brillo intenso y cremosidad. Ya lo tenemos.
Un timbal de puré de patata con leche, mantequilla y yema de huevo, acompañado de unas tiras de pimiento asado, formarán el acompañamiento ideal. Sin duda, para comer mucho pan consistente...hogaza.
Vino, inexcusablemente, tinto. De la D.O. Bierzo de uva Mencía. ‘En el camino’, de Michelini i Mufatto... ¡¡¡espectacular!!! Una recomendación de mi amiga Romi, de Amarone Vinnería... vinoteca...
¡Tranca!