Para conocer a la doctora González Barrio en su pueblo, Vegacervera

Un taller impartido por la gran estudiosa de su obra, Rocío Rodríguez Herreras, acercará este sábado la figura de Nieves González Barrio a los vecinos de su pueblo, Vegacervera

Rocío Rodríguez Herreras
15/03/2025
 Actualizado a 15/03/2025
Polémica en El Adelanto de Salamanca, en 1909, con la figura de la leonesa Nieves González Barrio en el centro de la misma.
Polémica en El Adelanto de Salamanca, en 1909, con la figura de la leonesa Nieves González Barrio en el centro de la misma.

El día 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer; es por este motivo  que en estos días  recordamos a la doctora Nieves González Barrio, leonesa de Vegacervera, quien fue la única mujer que abarcó todas las fases científicas y prácticas de la Medicina. En su etapa de estudiante de Medicina en Salamanca sufrió los efectos de una sociedad machista que apartaba a la mujer de la actividad académica e intelectual de modo cruel hasta el punto de que la propia legislación prohibía  el acceso libre de las mujeres a la Universidad hasta el año 1910, necesitando aúna autorización especial para asistir a las clases. A pesar de tener en contra a la ley y a la sociedad , González Barrio comenzó en el año 1907 sus estudios de Ciencias y Medicina;  lejos  de ser admirada por ello, fue apartada de actividades de carácter social y humanitario,  precisamente por haber desarrollado una carrera brillante y tener una infinita inquietud intelectual, lo cual parece que se consideró indigno en una mujer.

Este 15 de marzo  se cumplen 118  años desde que Beatriz Galindo, pseudónimo de la periodista, escritora y la primera mujer diplomática española Isabel Oyarzábal, firmaba un artículo en el periódico madrileño El Día, en el que rendía homenaje a la doctora Nieves González Barrio. Aunque en su reportaje menciona a otras doctoras en Medicina, como la doctora Aleixandre o la doctora Arroyo, menciona especialmente a la doctora  Barrio destacando que es una «mujer de una fuerza  de voluntad y de una capacidad mental extraordinarias»  y entre el reducido  número de mujeres que habían completado su doctorado en Medicina, ella es la única que  «…abarca todas las fases científicas y prácticas de la Medicina… y no sólo da clases en el Colegio Internacional de Señoritas, sino que además trabaja a diario en el laboratorio del doctor Pittaluga y recibe y visita en consulta a pacientes de su especialidad, que es la de la enfermedad de mujeres y niños».

El artículo periodístico hace un exhaustivo recorrido por la vida de la eminente doctora  leonesa, una mujer única en la España de principios del siglo XX: «originaria de un pueblecito de la provincia de León, la doctora González Barrio estudió primero para maestra….». Pero  «la enseñanza no llenaba por completo sus aspiraciones o ideales». Nieves González estudió magisterio en Oviedo, bachillerato en Palencia y, tras renunciar a la plaza de maestra obtenida por oposición para Cervera  de Pisuerga, comenzó sus estudios de Ciencias y Medicina en Salamanca y, tal  como se lee en la columna de Galindo, «obtuvo, tras formidable lucha, una beca en la Universidad de Salamanca y se matriculó en la Facultad de Medicina…». Y ahora viene lo sorprendente y triste de la situación que vivió la joven estudiante  «Lo  natural y lógico hubiera sido que la gente admirase el talento de una mujer que, sin más que la limitada preparación que las condiciones de vida permitían, era capaz de destacarse de tal modo, que se hubiera visto en ella una esperanza para el porvenir, siquiera un esfuerzo digno de respeto». Lamentablemente sucedió todo lo contrario…Isabel Oyarzábal dejó constancia de ello: «La Prensa se dedicó a burlarse de la futura doctora… Y  la sociedad llegó a tal extremo que, habiendo pedido algunas personas que la nueva becaria colaborase en la acción de los Centros caritativos, de carácter religioso, se le negó el derecho de pertenecer a ellos». 

Sin embargo, Nieves González Barrio tan solo necesitaría algo de tiempo para demostrar a los que la criticaban, que solo eran  piedras en el camino que ella, con gran determinación, se encargaría  de  apartar en  cada paso de  su larga y   brillante trayectoria profesional. El tiempo y su trabajo  le darían  la razón.   

Y así lo refleja Beatriz Galindo en su reportaje: «Claro que con el tiempo la crítica cesó; los hechos vinieron a demostrar que el esfuerzo cerebral de una mujer no es incompatible con su dignidad , y se trató de compensar en lo posible los efectos de aquella feroz oposición». Sin embargo no fue suficiente… «El sufrimiento moral que todo ello supone en la que es víctima de tales intransigencias no puede olvidarse en mucho tiempo».

La respuesta a los que se oponían a que siguiera su carrera en el mundo de la Medicina fue contundente, ya que   Nieves González Barrio siguió  sus estudios hasta llegar a lo más alto en el mundo de la investigación. Y así se lee  en el extenso reportaje de Galindo: «La señorita González Barrio, ya licenciada, vino a doctorarse a Madrid, obteniendo con el título el premio de 4000 pesetas, que la Universidad concede a los becarios que cursan con notas de sobresaliente todas las asignaturas del doctorado». Y continúa el artículo de prensa comparando la  diferente repercusión de tal expediente académico en un hombre y en una mujer: «¿Habrá muchos médicos que puedan enorgullecerse de hacer la carrera con tanta brillantez? Es posible, pero en su caso, ello habrá sido una garantía de éxito futuro, que se muestra dudoso cuando se trata de una mujer». Continúa   Isabel Oyarzábal  afirmando «en un país donde se mueren muchas mujeres por no pasar la vergüenza de un tratamiento médico, debiera ser lógico mirar con complacencia el advenimiento de la doctora en Medicina». Y sigue opinando sobre la doctora Barrio  que sería merecido que  adolescentes y religiosas pudieran «entregarse a su especial cuidado» y que la dejaran  procurar a los niños «alivio de ese inmerecido sufrimiento que es uno de los más crueles problemas de nuestro implacable destino».

Además de todos las razones ya planteadas que justificarían sobradamente que una doctora como González Barrio fuera ensalzada por su dedicación a la Medicina de investigación y a sus pacientes, Isabel Oyarzábal añade que, por otra parte, «el campo científico y práctico de la Medicina es muy extenso, no hay motivo alguno para que en él no puedan colaborar perfectamente hombres y mujeres, dedicando cada cual su esfuerzo a mejorar aquello que más encaje con sus conocimientos, vocación y ciencia predilecta». 

Ocho años y un mes antes de la publicación del artículo de Beatriz Galindo, la entonces estudiante de Medicina Nieves González Barrio, en un discurso pronunciado ante los profesores visitantes de Burdeos y con la presidencia  del rector de la Universidad de Salamanca, el escritor Miguel de Unamuno, habló de las «preocupaciones infundadas que atan a la mujer española para no desenvolver su instrucción hasta el grado que era de desear» (El Lábaro, 10-02-1909).  La futura  doctora Barrio, según recogió la prensa salmantina  «culpó de esto al qué dirán y a las teorías masculinas de burlarse de la que estudia Letras, escandalizarse de la que estudia Medicina y abominar a la que estudia Ciencias».(El Lábaro, 10-02-1909).

Gracias a mujeres como Nieves González Barrio que allanaron el camino, hoy nos encontramos cirujanas, ingenieras, microbiólogas, astronautas como Sara García  o arquitectas, como es el caso de mi hija Julia quien con tan solo 26 años es cofundadora de un estudio de arquitectura en Barcelona. 

El taller sobre Nieves G. Barrio en Vegacervera (impartido por Rocío R. Herreras), se celebrará en la sede de la asociación que lleva el nombre de la doctora (antiguo bar El , a las 18 horas).

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