El patrocinador de la sillería zamorana fue Diego Meléndez y el comitente el cabildo. Su denso programa iconográfico, que no es el momento de desgranar, conforma una visión religiosa y social del otoño de la Edad Media en términos de Johan Huizinga. Aquí voy a tratar solamente el doble Credo, que el autor considera inexistente y contradice el aserto de quien esto suscribe. En mi opinión esgrime argumentos carentes de peso (pp. 403-404), pues se basa en detalles nimios e inconsistentes.
En 1993 se publicó en Besançon un libro imprescindible para este capítulo teológico-iconográfico-soteriológico: Pensée, image communiacation en Europe médiévale. À propos des stalles de Saint-Claude (Asprodic, 1993). El motivo derivó de la desgraciada pérdida de una gran cantidad de sillas a consecuencia de un fuego que ardió en la iglesia de Saint-Claude. Es el estudio más completo sobre dicho programa, donde se analiza el tema en los diferentes contextos y materiales: coros, capillas funerarias, retablos, esmaltes, libros miniados, tapices, etc. A mí particularmente me dio la idea para publicar el artículo «El ‘Doble Credo’ en el arte medieval hispánico», Boletín del Museo Arqueológico Nacional, t. XIII, n. 1 y 2, Madrid, 1995, pp. 119-136 y otros sucesivos, como “El “Doble Credo” en las sillerías de coro góticas españolas y sus orígenes”, Archivo Iberoamericano, t. LVI, n. 221-222, Madrid, 1996, pp. 103-119. El grupo de sillerías catedralicias español que yo he denominado “grupo norteño” está formado por la sillería de la catedral de León, Oviedo, Astorga y Zamora.
Como idea fundamental en el cristianismo, el Símbolo de la Fe es sustentante del mismo y ya desde época apostólica se manifiesta en el bautismo.
Precisamente en la sillería de Zamora la figura de Jesucristo bendiciendo y sosteniendo el universo, que en el título de la obra del dr. Rivera de las Heras se denomina El canto al Salvador, sin desmerecer la polisemia, mi opinión es que se trata del versículo del evangelio de Marcos (16, 15) cuando dice a los apóstoles: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará, el que no crea, se condenará». La vinculación con el bautismo es directa y ya se pone de manifiesto en la Didajé. Están presentes todos los apóstoles, que en unas sillerías portan la cartela con el correspondiente artículo, dado por la Tradición y en otras carecen de la misma.
Bastantes años antes de la citada publicación, concretamente en 1970, el gran teólogo Henri de Lubac publicó en francés el libro que traducido lleva por título La fe cristiana. Ensayo sobre la estructura del Símbolo de los Apóstoles (2ª ed. Salamanca, Secretariado Trinitario, 2012). Creo que viene a colación porque aparte de la significación del Símbolo, incluye algunos aspectos iconográficos con sillerías de coro incluidas. Todo ello se refiere en el capítulo I titulado “Historia de una leyenda” y remite a diversos autores entre ellos Alcuino, que sigue en su sermón De sacrificio missae el orden apostólico de san Mateo. A los textos se unen las representaciones plásticas. A partir de 1300 o antes, según otros autores, la leyenda se combina más estrechamente con el antiguo tema de la unión de los dos Testamentos. A cada apóstol le corresponde un profeta determinado, que recite un versículo de su profecía vaticinadora del artículo de su compañero. Bellísimo es el conjunto coral de la catedral de Albi, que aconsejo se visite, pues es uno de los conjuntos más asombrosos. H. de Lubac menciona varias sillerías de madera situadas en los antiguos dominios de los duques de Saboya: el citado de Saint-Claude, Friburgo, Romart, Aosta, Hauterive, Saint-Jean-de-Aurienne, Yverdon, Mondom, Estavayer-le-Lac, todas ellas escalonadas entre 1450 y 1526. También alude a vinculación de los profetas y las sibilas con los doce artículos de la fe, citando a Émile Mâle, el gran iconólogo francés, autor de varios libros sobre iconografía desde el románico al gótico y posteriormente de la época de la Contrarreforma. Un libro anónimo de 1505, dedicado a Ana de Francia, lleva por título La conformidad, concordancia y asonancia de los Profetas y Sibilas con los doce artículos de la fe.
En la catedral de León se representa un doble Credo, presidido por la figura de san Pedro, provisto de la filacteria con el artículo correspondiente del Credo: “Credo in Deum Patrem Omnipotentem Creatorem [coeli et terrae]. El profeta Isaías porta el versículo “Egredietur virga de radice Jesse”, que es la que aparece en las sillerías de coro. Gracias a la monografía de Máximo Gómez Rascón El Coro de la catedral de León (León, Edilesa, 1994), conocemos todos los textos de los distintos personajes bíblicos, lo cual, unido a las magníficas fotografías, de Norberto cabezas, resulta muy gratificante. No creo que pueda entenderse la sillería de Zamora sin dicho programa, toda vez que están presentes apóstoles presididos por Cristo, y profetas, conformando, pues, un doble Credo. La novedad de dicho conjunto es la alusión al bautismo, que tendrá un futuro iconográfico, por ejemplo en los apostolados de El Greco.
Ángela Franco Mata ha sido directora del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional (1987-2014)