Cuarenta y dos razones para visitar Santa María del Páramo

Los ‘Sueños cumplidos’ de Antolín y las ‘Visiones de piedras olvidadas’ de Mirta Soravilla aterrizan este viernes en la sala ‘Óscar García Prieto’

Gregorio Fernández Castañón
13/02/2025
 Actualizado a 13/02/2025
Antolín, el artista leonés de Benamariel.
Antolín, el artista leonés de Benamariel.

Por supuesto que hay otros motivos y de muy importante calado para recorrer y detenerse en esta preciosa villa paramesa. Sin embargo, hoy, mis propuestas son culturales y se encuentran en la Sala de Exposiciones ‘Óscar García Prieto’. Allí, a partir de este mismo viernes, todos los fines de semana y hasta el 30 de marzo, los ‘Sueños esculpidos’, de Antolín, se complementarán con las ‘Visiones de piedras olvidadas’, de Mirta Soravilla Hernández. Una exposición, en dos vertientes, que no va a dejar indiferente a nadie. Y no lo va a hacer porque a la seriedad, aparente, en los personajes del escultor leonés Antolín, se une el abanico de colores que ofrecen las piezas de Mirta (arquitecta y artista artesana cubana). 

Son tallas escultóricas las que, en diversas posturas, se reencarnan en la piel de un árbol o han buscado en el barro o en el bronce los volúmenes necesarios para congelar los sueños. Y son cantos rodados los que invitan a rodearlos con la mirada para descubrir, en ellos, los rostros de una felicidad colorista muy atrayente.

Como tarjeta de presentación, los organizadores de esta exposición dan protagonismo a ‘La lucha del hombre’, de Antolín. Y aciertan. Es una escultura en la que, superando el metro de altura, se refleja –en mi opinión– la condición humana al desnudo. Es la fuerza de la humildad la que, en una permanente lucha por la salvación, se agarra a una gruesa cuerda para no perder jamás el equilibrio. Un sueño. 

 

Solo es la lectura de un sueño que se complementa con los sueños de otras figuras, en las que su dios creador se posiciona a la sombra de la máxima cotidianidad de la vida. Por eso, sin querer, queriendo, el espectador se va a encontrar con un pensador, con un niño mirando la luna, con ‘Benito’ (y su perro), con dos maternidades, con un saxofonista o con un torero. Son ‘Manos unidas’ las que se agarran entre sí en un beso de salvación o las que se aprovechan del juego de la peonza para jugar como niños. Y hay un dedo ‘Índice’ también, que tal vez pretende señalar el punto exacto donde se encuentra la raíz de la vida. 

Que nadie se extrañe, eso tampoco, de acercarse a un pedestal de libros para que sea él, el protagonista de las alturas y su ave (reposando –¡atención!– en su cabeza pensante) quien te lea en silencio el ‘Cuento del libro roto’.

Antolín (con 22 obras) y Mirta (con 20) unen su arte en Santa María del Páramo en una más que interesante exposición. Cuarenta y dos razones para ir. Si vas, acércate a cada una de ellas y… mira. Disfrutarás.

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