Cuentos que mezclan pasado con presente

Xenia García Domínguez recibía este jueves el Premio Libro de Cuentos de la Fundación MonteLeón por su obra 'Cárceles de azúcar' en la sala Claustro de la Real Colegiata San Isidoro

Camino Díez Llamazares
14/10/2022
 Actualizado a 14/10/2022
Xenia García junto al presidente y la vicesecretaria de la Fundación MonteLeón. | PEIO GARCÍA (ICAL)
Xenia García junto al presidente y la vicesecretaria de la Fundación MonteLeón. | PEIO GARCÍA (ICAL)
Xenia García  es una escritora sevillana que ha sido galardonada en la 57ª edición del concurso de cuentos más antiguo de España. En palabras de la gerente de la fundación responsable del premio, la primera edición fue realizada en 1960. Este año, se retomaba por primera vez desde 2018. En la mesa de ponencia, además de la escritora, se sentaban Andrea Gutiérrez Corbo, gerente y vicesecretaria de la Fundación MonteLeón; Francisco José García Paramio, presidente de la fundación; y Héctor Escobar, responsable de la edición por Eolos Ediciones.

García Domínguez estudió Ciencias de la Información y un Máster en Dirección de Comunicación y Marketing. Recientemente, ha realizado el Máster de Escritura Creativa de la Universidad de Salamanca. En 2017 publicaba su primera novela, El trigo que cae, de la mano de la editorial Talentura. Actualmente, compagina la escritura con su labor en la Comisión Europea. Tras la presentación de los ponentes por parte de la vicesecretaria, los miembros de la fundación, junto a Xenia García, procedían a la entrega del galardón: un cheque por valor de 6.000 euros, acompañado de 50 ejemplares de la obra premiada.

De vuelta en su asiento, García leía un texto a los asistentes, no sin antes advertir: “Como buena escritora, me manejo bien con los papeles y no tanto delante de la gente”. Sus palabras, recitadas como poesía, caían igual que una lluvia fresca en periodo de sequía. La sevillana habló del origen y la importancia de la literatura y del gran valor que tiene en su vida: “Hacemos literatura en sociedad, en la vida, en compañía, en los bares, en los trenes y jardines; hacemos literatura con el cuerpo, con un temblor en los labios, con hambre y con la boca seca; hacemos literatura en esa cuna donde nos susurraron por primera vez un cuento”. Su editor Héctor Escobar añadía la relevancia del género que protagoniza el galardón en la historia de la literatura leonesa y mencionaba autores como Antonio Pereira y José María Merino.

Cárceles de azúcar muestra el binomio al que se ve sometida la humanidad. Es “un rito narrativo que mezcla lo antiguo y lo moderno”. La autora confesaba que una de sus ‘cárceles de azúcar’ fue inaugurada durante la Segunda República y que en julio de 1991 sufría un atentado de E.T.A. Relataba que fue abandonada y derribada hasta convertirse en el centro cívico al que hoy asiste su madre para dar clases de sevillanas.

“No se me ocurre mayor oxímoron ni escarmiento. Ya no hay sótanos oscuros ni garitas, sino un parque que linda con uno de los barrios más castigados de Sevilla: Los Pajaritos. Bellísimo nombre. La prisión es ahora una manta de hierba en un útero menopáusico, un regalo ficticio de libertad y naturaleza que no deja de ser eso: otra de las ‘cárceles de azúcar’ a la que todos nos abrazamos”, recitaba.
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