La Cueva de San Genadio en el Valle del Silencio

Ruta inclusiva desde Peñalba de Santiago para conocer un enclave singular en la historia de la comarca como es la Cueva de San Genadio

Vicente García y Marce Fernández
26/11/2024
 Actualizado a 26/11/2024
Vistas desde la cueva de San Genadio. | MARCE FERNÁNDEZ
Vistas desde la cueva de San Genadio. | MARCE FERNÁNDEZ

Peñalba de Santiago se encuentra en el selecto club de Los pueblos más bonitos de España, galardón otorgado con suficientes motivos para ello, ya que se ha realizado un enorme esfuerzo para preservar esas casas de pizarra, piedra y madera, edificadas en torno a una histórica iglesia.

Esta singular localidad, de imprescindible visita, está dentro de la Tebaida Leonesa, Bien de Interés Cultural desde 1969, y hoy Patrimonio de la Humanidad que trata, desde 2016, de ampliar el número de localidades para que formen parte de lo que debería de ser la Tebaida Berciana, un lugar en el que desde el siglo IV fue visitada por los ermitaños cristianos que buscaban un lugar de recogimiento y meditación y en ningún sitio mejor que en el Valle del Silencio.

Toda la zona se encuentra bien dotada de rutas para caminar, desde las altas, que transcurren por cordeles montañosos de más de 2000 metros en los Montes Aquilianos, que son el techo del Valle, y también por las que transcurren por sus angostos valles, de ríos, arroyos y cascadas, de imponentes castaños que custodian el camino y una verde vegetación que todo lo tapiza. Por ello, tanto los pueblos que lo forman como el espectáculo que constituye el imponente paisaje en el que se encuentran, se grabarán de forma indeleble en la memoria de todo senderista que se aventure por sus caminos.

11 Cascada del Silencio (VG)
Cascada del Silencio. | VICENTE GARCÍA

Si se decide tomar contacto por primera vez con la Tebaida Berciana, es visita imprescindible la de Peñalba de Santiago, precedida de una pequeña pero interesantísima ruta que se puede hacer desde allí, que llevará a visitar la cueva del eremita San Genadio, en un trazado circular de poco más de cuatro kilómetros y 180 metros de desnivel positivo.

El recorrido por pista y senderos está envuelto en una exuberante vegetación y rocas, puentes estrechos para salvar los incipientes ríos, que se puede aumentar en unos metros más si se opta por un desvío que lleva a una cascada, señalizado poco antes de llegar a la cueva de San Genadio, primer santo al que se le relaciona con el juego de ajedrez por unas piezas talladas de marfil que datan del siglo IX (Bolos de San Genadio).

La ruta a la cueva se podrá realizar de manera inclusiva contando con el uso de la silla joëlette para las personas con movilidad reducida, ya que rodará sin dificultad por todo el trazado, aunque cada una requerirá de la asistencia de tres o cuatro guías bien preparados física y técnicamente para salvar los repechos y abordar con seguridad alguna de las zonas más expuestas. En el caso de ser recorrida por personas ciegas o con discapacidad visual, se recomienda la utilización de la barra direccional, guiada por personas con práctica suficiente, a fin de disfrutar con seguridad de ese corto pero intenso recorrido.

En la realización de la ruta ya se podrá tomar nota de otras rutas, cuyos ramales se van a encontrar, o bien, al finalizar seguir recorriendo alguna de sus localidades y disfrutar de la magnífica oferta gastronómica que propone esa parte del Bierzo.

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Puente del arroyo del Silencio. | MARCE FERNÁNDEZ

Recomendable también es consultar la web www.peñalbadesantiago.es, que ofrece una completa información que vendrá siempre muy bien para planificar la visita.

La ruta

A la entrada de la localidad existen dos aparcamientos, uno al comienzo del pueblo y otro, un poco más arriba, al comienzo de la carretera que sube hacia el Morredero, según por cual de las dos carreteras se llegue se va a encontrar antes con uno o con otro.

Se comenzará un recorrido por las calles del pueblo, de manera que se podrá disfrutar de su arquitectura medieval y también se pasará por la iglesia mozárabe de Santiago de Peñalba, del siglo X y Bien de Interés Cultural desde 1931.

Dejando a la derecha la iglesia se desciende calle abajo hasta abandonar el pueblo atendiendo a la señalización que indica el recorrido hacia la cueva.

La senda transcurre entre la vegetación y sin pérdida, de vez en cuando alguna señal recuerda de que se sigue en el camino correcto y una primera pasarela de madera sobre el arroyo de Peñalba marca el punto más bajo del recorrido, comenzando entonces un moderado ascenso, hasta un punto en el que a la izquierda sale un camino, a poco más de un kilómetro de la salida, que volverá al pueblo de Peñalba de Santiago por otro recorrido y que se debe tener en cuenta para más tarde, una vez que se regrese de la visita a la cueva.

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Ruta inclusiva, como se puede ver a unos senderistas con barra direccional. | MARCE FERNÁNDEZ

A medio kilómetro del punto anterior se encuentra otro puente de madera que cruza el arroyo del Silencio, tras lo que el camino girará a la derecha, ascendiendo aún más y estrechándose progresivamente. Un camino a la izquierda, no lejos de allí, indicará una senda por la que se accede a la cascada, que si se desea se podría ir a ver antes de regresar al mismo camino del que parte su desvío, ya que se debe volver a él para seguir unos pocos metros más para llegar a la roca caliza donde se encuentra la cueva, de origen geológico pero con posteriores arreglos eremíticos, lugar de culto católico y donde se considera que habitó San Genadio. Desde la cueva se ve al otro lado del valle la localidad de Peñalba de Santiago y la profundidad del valle del Silencio, sus bosques y los montes y montañas que lo encajonan.

Tras la imprescindible sesión de fotos del entorno de la cueva, se regresará por el mismo camino, hasta el desvío señalizado del que se tomó nota al pasar y que conduce de nuevo al pueblo y que en esta ocasión se toma a la derecha, para hacer este tramo acertadamente circular, ya que llevará de nuevo a otro puente, éste más alto, sobre el curso del arroyo de Peñalba, y tras el que el camino da un giro sorprendente para subir hasta el pueblo por un tramo del trazado del camino tallado en la roca ensillada y donde unos castaños legendarios reclamarán la atención del caminante antes de entrar al pueblo por el oeste, y así disfrutar de nuevo de otra parte de las estrechas calles de suelo de piedra, que se atraviesan sin pérdida hasta llegar al estacionamiento o reponer fuerzas en alguno de los establecimientos de hostelería que se encontrarán.

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