Es curioso, o no tanto, pero ante la existencia de esta sección de inolvidables me llegan dos comentarios, sobre la misma persona, pero no en la misma dirección.
- Ahí tiene que aparecer el más inolvidable de León: Ataúlfo el comunista.
- No aparecerá por ahí Ataúlfo el comunista, menudo sirvergüenza, lo que le hizo pasar a don José María.
- Pero sí fue un inolvidable, sí le conocía todo el mundo...
- Bueno. Eso sí.
Este mismo enfrentamiento surge cada vez que aparece en cualquier parte la figura rotunda y enorme de Ataúlfo García, Ataúlfo el comunista, el primer hombre anuncio de León... y pronto surge quien recita el texto que con más frecuencia exhibía en sus pancartas: "Curas y monjas... a trabajar".
Ahora que las obras en el entorno del Arco de la Cárcel han puesto los focos cobre este rincón y la plaza del Espolón hasta hay quien sugiere que "algo recuerde allí a Ataúlfo", para desazón de quienes denostan la figura de quien vivía unos metros más allá y lucía en su balcón —aún en el franquismo— dos textos inimaginables: "Uníos Hermanos Proletarios (UHP)" y un segundo anuncio: "Se venden banderas republicanas". Completando ‘el cuadro’ su costumbre de poner a todo volumen en su tocadiscos ‘La Internacional’ cuando su íntimo enemigo tocaba a misa en las campanas de la iglesia, justo enfrente de su balcón. No faltaba muchas veces un tercer sonido que salía del piso inferior del balcón de Ataúlfo, el ‘Cara al sol’ que hacía sonar el tercer habitante de aquel ‘teatrillo’ (entiéndase la expresión): Jesús Prieto, Chuchi, el eterno representante de Falange en León.
Hay muchos que mantienen que tenía todo un poco de teatrillo, de ahí la expresión, pues la cosa nunca fue a mayores. Pero la reflexión que sí se hacía entonces buena parte del vecindario es "¿qué bula tenía Ataúlfo?, ¿cómo podía lucir algo tan irreverente —hablamos todavía del franquismo— como curas y monjas...? y aún más, ¿cómo es posible que vendiera a plena luz una publicación clandestina como Mundo Obrero?".
Un habitual compañero de partida de Ataúlfo, al mus, el ebanista Malagón, siempre hacía la misma reflexión cuando salía el debate Ataúlfo, don José María... "¿Todos dais por cierto que el bueno de la historia es el cura y el malo el comunista ¿Estáis seguros? Yo no lo tengo nada claro".
Lo que es una evidencia es que sobre la figura de ‘el comunista’ crecieron numerosas leyendas urbanas, algunas realmente truculentas y hasta delictivas que no parecen tener mucho sustento pues si hay un adjetivo que quienes le conocieron, conocimos, es el de una figura impasible con su anuncio sobre su abrigo. Se llegó a publicar que había sido detenido por coger palomas de la plaza «para el arroz pues nadie sabe de qué vive», al margen de la leyenda eterna del oro de Moscú. La realidad es que Ataúlfo García, de origen asturiano, donde regresó en sus últimos años cuando enfermó, había sido emigrante y minero, oficio del que estaba retirado. Incluso la leyenda afectaba a su propio apodo, pues se le aplicó el genérico de aquellos tiempos para todos los que no comulgaban con el régimen:el comunista, cuando él siempre lució en sus pancartas y en su balcón las mismas siglas: UHP en la que, por cierto, no llegó a integrarse el Partido Comunista, como él mismo solía recordar: "Nosotros —explicaba en el bar La Ribera, cuando fue candidato de su formación en las primeras elecciones— nacimos en Asturias entre gente de la CNT y el Bloque Obrero y Campesino...". Bueno, lo de candidato es un decir pues debía ir como el número 17 ó 18 de la lista.
Lo cierto es que cuando desapareció del barrio de Santa Marina (regresó a Asturias con la familia) todo el mundo preguntaba por él y un reportaje en La Crónica de León contado su regreso fue pasando de mano en mano. Y aún hoy es un inolvidable de la ciudad sobre el que se hacían una pregunta: "¿Podría hoy lucir sus pancartas y su balcón sin que se lo quemaran?". Usted dirá.