David Inclán es un fotógrafo bilbaino que en su proyecto ‘Cartografía de lo extraño’ presenta una historia narrada a partir de códigos visuales que plantea la construcción de su identidad y la fugacidad de la misma. Para ello utiliza elementos formales y simbólicos que producen como resultado una obra austera pero llena de vitalidad. Sus autorretratos cuestionan permanentemente su propia identidad en continua transformación. Utiliza, por esta razón, la fotografía de su propia realidad modificándola por medios diversos para crear imágenes que intentan trascender esa realidad y revelar el yo profundo del autor.
– ¿Dónde o cómo nace tu interés por la fotografía?
– Desde siempre me he sentido atraído por hacer fotos, si bien al principio, mi relación con la fotografía era como la de la mayoría: cogía la cámara cuando me iba de viaje, hacía fotos en modo automático y no la volvía a coger hasta el siguiente destino. Durante un viaje a Cuba en 2007 sentí una gran frustración ya que quería hacer fotos que luego no era capaz de materializar con la cámara por falta de conocimientos. Es ahí donde decido formarme fotográficamente y en 2008 realizo un curso básico de fotografía (utilización de cámara en modo manual, nociones básicas de iluminación, etc.). A partir de ese momento, de 2008 a 2014, sigo formándome de forma autodidacta (libros, internet…) con la única meta de conseguir el más alto nivel técnico ya que lo que me atraía era la fotografía editorial (publicidad, moda…). Paralelamente a la fotografía comercial, a partir de 2012 y durante dos años desarrollo un trabajo de abstracciones que fue expuesto en alguna galería de Bilbao y sala de exposiciones. Esta experiencia me dio bagaje en cuanto a lo que era organizar una exposición (producción de piezas, montaje en sala, etc.) pero llegué a la conclusión que ese camino no me conducía a nada a nivel personal y opté por romper con ello. 2014 es un momento decisivo ya que decido formarme en el Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao de la mano de Ricky Dávila. Al CFC Bilbao llego con un alto nivel técnico pero con un absoluto desconocimiento de cultura fotográfica. Durante los 9 meses que duró el curso de Proyecto Personal fui conociendo autores (tanto clásicos como contemporáneos), descubriendo nuevas miradas y formas de entender la fotografía; en resumen, descubrí el sentido del acto fotográfico. De todos esos autores, hubo uno que me marcó de forma especial: Masao Yamamoto. Su imaginario me llevó a recordar un ensayo que había leído en la universidad: ‘El elogio de la sombra’ de Junichiro Tanizaki. Y con todo ello comencé a explorar una nueva forma de fotografiar para mí que dio como resultado mi primer trabajo en forma de proyecto: ‘Piel de otoño’ (2014-2015).
– ¿Cuáles son tus principales motivaciones como fotógrafo?
– El pilar fundamental de la fotografía, abordada desde un plano personal, es el sinceramiento; y para llegar a él se necesita una profunda reflexión previa acerca de uno mismo. El fin de todo ello es que nuestro trabajo sea coherente entre quiénes somos y lo que hacemos. Ésa es mi principal motivación: crear un trabajo honesto, coherente, sólido… que huya de todo tipo de imposturas. Si logramos eso, habremos conseguido una mirada propia, a mi juicio, la mayor de las satisfacciones de cualquier persona que utilice la fotografía como medio de expresión.
– Alguna fuente de inspiración / referente / influencia en el mundo del arte o de la fotografía. – Fotografiamos aquello que sabemos. No podemos aspirar a dar grandes discursos con nuestro trabajo si previamente no existen en nuestra cabeza. Y mucho menos, utilizando el lenguaje visual, que es un lenguaje que se expresa desde el silencio. Cuantas más experiencias tengamos, cuanto más nos alimentemos, mayor capacidad dispondremos para armar un trabajo con cierto nivel de profundidad. Y como nuestras experiencias, vivencias e intereses van evolucionando a lo largo del tiempo, también así lo hacen nuestros referentes. Lo que en un momento dado podía interesarnos, más tarde deja de hacerlo porque estamos en otra etapa. En mi caso, los referentes e influencias no vienen únicamente del plano fotográfico sino también del pensamiento, de la escultura, de la pintura, etc. En lo fotográfico me interesan trabajos como el de Luigi Ghirri, Graciela Iturbide, Luis González Palma, Masahisa Fukase, Carmen Calvo, … por mencionar sólo unos pocos (que hay muchos); pero también me influyen trabajos como los de Chillida, Oteiza…; pintores como Picasso, Bacon, Rothko, las pinturas negras de Goya…; el pensamiento oriental, etc. Todo ello cala en mí y, de una u otra forma, se plasma en mi trabajo.– ¿Cuál es tu método o mecánica de trabajo habitual?– Aunque el desarrollo de mi obra se divide en proyectos, todos ellos están conectados entre sí a través de una serie de temas transversales; así, el paso del tiempo, la muerte, el concepto oriental de vacío, la infancia perdida, el carácter primigenio… van apareciendo de forma recurrente a lo largo de los distintos trabajos, los cuales, funcionan como si fuesen capítulos de un mismo libro. A la hora de abordar un trabajo parto de una idea/concepto que me resulte cercana y me atraiga más allá de lo puramente fotográfico. Esta idea inicial me ayuda a ir creando un cuerpo de trabajo que va desarrollando una narración visual. Esta idea inicial no deja de ser una excusa para hacer fotos. Es decir, me interesan las preguntas que me sugiere, no tanto llegar a respuestas o conclusiones (algo secundario); no pretendo realizar ningún tipo de investigación visual en torno a él ya que no me postulo como experto en ninguno de los conceptos a partir de los cuales trabajo. Me ayudan a generar imágenes que, de forma natural y sin pretenderlo, hablan implícitamente de los temas anteriormente mencionados. Un aspecto fundamental a la hora de trabajar es la relevancia que le otorgo al carácter material de la fotografía, a la copia como objeto. Siento la necesidad de entablar una relación física con las copias, ésa es la razón fundamental de su intervención, más allá de que también sea un recurso visual que me ayude a subrayar el concepto de lo efímero. Con ello rompo con la intangibilidad y bidimensionalidad de la imagen digital y la convierto en un objeto. La intervención manual permite también que cada una de las copias sea única y la evolución que experimentan a lo largo del tiempo las convierte en algo vivo, reflejo de nosotros mismos. Esto, a su vez, también me obliga a algo que para mí tiene especial importancia; y es que, aunque una gran parte de los disparos los haga en digital, este flujo de trabajo me impone un ritmo lento por lo que no sufro la inmediatez del medio digital (ya que desde que hago el disparo hasta que tengo la copia física en mis manos han podido pasar meses, lo cual, facilita el distanciamiento necesario para una posterior edición más consciente y sosegada). En cuanto al acto de crear, le otorgo mayor importancia al proceso de trabajo que al propio resultado (conclusión de lo anterior) ya que es precisamente ahí donde uno crece, aprende, se fuerza a reflexionar y se enfrenta a preguntas, muchas veces sin respuesta. Cuando estoy inmerso en la construcción de un corpus es cuando necesito esa relación física que me aporta la copia como objeto. Una vez habiéndola experimentado, no tengo problema en digitalizarla (como si estuviese fotografiando cualquier otro objeto) y mostrarla a través de web, redes sociales o reproducciones (libros, exposiciones, …) ya que esa relación ya ha sido vivida, la busco para mí; en ese sentido, que el espectador tenga o no esa relación física con la copia no ocupa mi mente (en todo caso, ayuda a comprender mi forma de trabajar), la experiencia de enfrentarse al resultado final la entiendo más en el plano visual y mental que en el físico.– ¿Qué supone para ti haber sido galardonado en ‘Expositivos 21’?– Pues, ante todo, un honor por haber sido seleccionado por un jurado de tal nivel. Pero también la oportunidad de poder mostrar mi trabajo en un espacio tan interesante como es El Palacín. –¿Cómo surge ‘Cartografía de lo extraño’?
– ‘Cartografía de lo extraño’ nace en 2019 y supone una excepción respecto al resto de mis trabajos ya que no se articula a partir de ningún concepto inicial, no tenía ninguna intención de realizar un proyecto de estas características. Por aquel entonces me descubro autorretratándome de forma compulsiva, buscándome con la cámara, algo que no me había pasado nunca. Si bien, en distintos trabajos utilizo el autorretrato, éste es siempre a través de una mano, una sombra, un reflejo… nunca de frente a la cámara y siempre de forma puntual, el autorretrato nunca ha sido el leitmotiv de ninguno de los otros proyectos. Cuando soy consciente de ello, tomo la decisión de desarrollarlo sin saber a dónde me conduciría. Simplemente me dejé llevar, fotografiando de forma visceral, intuitiva, sin que mediase reflexión consciente de por medio. Además, esta forma de trabajar hizo que el tiempo dedicado a su ejecución fuera mucho más corto que en el resto de trabajos. La lectura que hago a día de hoy es que, por aquel entonces, volvía a vivir un periodo de incertidumbre. Esto creo que fue el detonante que provocó el que sintiese la necesidad de librarme de una mochila que llevaba encima con el peso de años atrás. No es que cuando hice este trabajo me sintiese así, sino que es cuando me liberé de todas esas cargas. Y la herramienta que tengo para ello es la cámara.
–¿Qué destacarías de tu experiencia en ‘Expositivos 21’?
– Sobre todo, haber podido trabajar con profesionales de primer nivel y experimentar con tamaños de copias que nunca había utilizado. Creo que ha sido una vivencia muy enriquecedora y estoy muy satisfecho con el resultado obtenido.
–Actualmente, ¿en qué otros proyectos fotográficos/artísticos estás trabajando? ¿Qué nos puedes adelantar?
– A día de hoy estoy desarrollando un nuevo trabajo llamado ‘Denman’. Pero, a la par de ello, tengo otros seis proyectos (‘Sobre_Paisaje’,‘ Cartografía de lo extraño’, ‘X’, ‘O’, ‘Infinitum’ y ‘Radix’) que están listos para poder trabajar con ellos. Aunque alguno, como ‘Cartografía de lo extraño’ o ‘Radix’, ya han sido expuestos, me gustaría que, poco a poco, fuesen viendo la luz en forma de libro, soporte por el que tengo especial predilección.
David Inclán: "El lenguaje visual se expresa desde el silencio"
El fotógrafo bilbaíno presenta ‘Cartografía de lo extraño’, uno de los cuatro proyectos ganadores de la convocatoria ‘Expositivos 21’ que se expone hasta el próximo 9 de diciembre en El Palacín
24/11/2021
Actualizado a
24/11/2021
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