Esta ermita donde se venera la Virgen de las Nieves, patrona de La Robla, es un edificio construido a partir del siglo XIV en un lugar donde existió un pequeño hospital, hoy desaparecido, atendido por monjes. Tiene un hermoso retablo de estilo herreriano con una hornacina donde se ubica la Virgen, una talla de estilo románico policromado.
Al lado la central térmica destaca por su grandiosidad y volumen. Su futuro está pasando por la etapa trascendental de decidir las inversiones medio ambientales que exige la Unión Europea de desulfuración y desnitrificación que asegurarían un largo periodo de vida. Le pedimos a la Virgen que «eche una mano». Ya sabemos que estos asuntos se resuelven en otros niveles pero todo ayuda.
Atravesamos la villa industrial de La Robla con todavía poca actividad en la fresca mañana de domingo. Un poco más adelante pasamos por debajo de uno de los arcos del acueducto del siglo XVIII llamado «El Encañao» que hacia el trasvase de agua desde la zona de Alcedo a las vegas del otro lado del río. Lo recoge muy bien una copla que se dice en la comarca: Para las personas de antes/ el campo era su sustento/ y por eso los regantes/ prepararon este invento.

Llegamos a la ermita Nuestra señora del Buen Suceso, un importante hito en el camino de San Salvador. En este caso se rompe la tradición y la imagen no la encontraron los pastores sino unos pescadores. Aunque ya hay noticias de este santuario en el siglo X, la construcción actual es del siglo XVIII si bien fue restaurado después de la guerra civil en la que sirvió de acuartelamiento militar. Nos gustó mucho el interior destacando la talla del retablo de los años cincuenta del siglo pasado hecho al parecer con la madera de un hórreo asturiano. Está declarada BIC.
Continuamos hacia Nocedo de Gordón para tomar un precioso camino entre frondosa vegetación de chopos y robles por la ribera derecha del Bernesga que nos conduce a La Pola de Gordón, capital del municipio, que pertenece además a la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga.
Aquí fuimos recibidos por el Sr alcalde, lo cual agradecemos, y aprovechamos para reponer fuerzas en los numerosos establecimientos de hostelería. El pueblo, hoy nevado, tenía un espectacular aspecto alpino rodeado de sus montañas emblemáticas el Cueto de San Mateo y el Fontañán.
Para nosotros el camino continúa y abandonamos La Pola por el pequeño y bonito desfiladero que da acceso a su polígono industrial. Aquí se incorpora el río Casares, hoy embravecido por el abundante agua de deshielo, que nos marca la dirección para llegar a Beberino.
Seguimos la ruta para desviarnos un poco más adelante hacia el valle de Folledo y pasar junto a la sencilla ermita de Nuestra Señora del Valle, una construcción renacentista de una sola nave con la pequeña espadaña que alberga la campana. Se dice que existió anexo un hospital de peregrinos desaparecido en el siglo XVIII. Es la patrona del pueblo de Buiza al cual llegamos a continuación. El entorno está muy nevado y desde aquí contemplamos las hermosas montañas totalmente blancas que tendremos que acometer la próxima etapa, pasando por la forcada de San Antón hoy impracticable.
El club social de Buiza nos facilitó las bebidas para comer nuestro menú ofreciéndonos un agradable lugar para el descanso una vez finalizada la marcha.
Ha sido de nuevo una etapa de las difíciles de olvidar y nos deja con el enorme deseo casi nostálgico de que llegue pronto la siguiente.
Buen camino.