Detrás de ferias como las que cada fin de semana de estos meses estivales se celebran a lo largo y ancho de toda la provincia, hay artesanos que ven multiplicado su trabajo en verano para atender la creciente demanda. Una de ellas es Pilar Carbajal, responsable del éxito de las galletas de ferro ‘Peregrina’, que ella misma elabora en su obrador de Calzada del Coto.
A servir a las tiendas en las que se vende su producto, se suman eventos agroalimentarios que recorrer y que hay más gente en los pueblos, por lo que el consumo sube y, por ende, el trabajo también. Eso sí, reconoce que "no me falta trabajo ni en verano ni en invierno".
Se van a cumplir tres años en noviembre desde que comenzó a comercializar un producto tan típico como histórico para la comarca de Sahagún. "A mí siempre me había gustado la repostería", reconoce Pilar, por lo que en un momento en el que no tenía trabajo retomó un dulce que llevaba haciendo "desde pequeña" para ponerlo a la venta. Fue entonces cuando hizo la inversión requerida para obtener los permisos sanitarios y hacer llegar a la gente un producto que era muy difícil de conseguir. "Me tiré a la piscina", admite, pero cada vez son más los que han probado y han quedado encantados con sus galletas.
"El que las prueba repite", confiesa. Y la receta del éxito no es otra que "la de siempre", que tiene siglos de historia y surgió en tiempos en los que los monjes benedictinos estaban en Sahagún. "Llevan huevo, azúcar, mantequilla, vainilla y harina, nada más", asegura ella, aunque "en la cocina también influye el cariño con el que lo hagas". Y las galletas de ferro requieren de este último ingrediente, ya que se elaboran una a una, "llevan mucho trabajo y son muy muy artesanas", asegura, lo que la valió el premio de oro al mejor producto artesano de Castilla y León el año pasado. La masa pasa por las planchas –no necesita horno– para obtener cada galleta y, después se envasan, el que fue su mayor quebradero de cabeza, porque "en plástico estas galletas no se pueden poner porque no te duran", asegura. Después de pensarlo mucho se decidió por los tarros de cristal, que se han convertido en sus grandes aliados para evitar cualquier tipo de conservantes y mantener la receta totalmente "natural" de un producto "muy delicado".
Además, Pilar Carbajal adapta sus galletas a los gustos del consumidor manteniendo su esencia. Porque, bajo demanda, también las hace integrales, con chocolate, sin azúcar o sin lactosa, incluso más blancas o más tostadas. Además, las galletas pueden regalarse como detalles de bodas, bautizos, comuniones y todo tipo de eventos con detalles de por medio en tamaño pequeño y los consumidores pueden adquirirlas en tres tamaños diferentes, siempre en botes de cristal.
En la receta "no hay secretos" pero sí "muchísimo trabajo" que ha hecho ‘resucitar’ a un producto que allá donde va triunfa.
De feria en feria... con las manos en la masa
Pilar Carbajal es una de las artesanas que durante este verano recorre los principales eventos agroalimentarios de la provincia
11/08/2019
Actualizado a
19/09/2019
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