La ruta que se propone es sencilla y se puede alargar o acortar dependiendo de las necesidades de cada cual, aunque aquí se da una propuesta intermedia. La senda no se encuentra señalizada, pero no tiene demasiada pérdida y a veces se pueden encontrar hitos que señalan el camino. El descenso es una maraña de pistas que bajan al valle donde se ven bien las poblaciones. Las vistas de los Picos de Europa no son las mejores, pero el entorno es muy agradable visualmente y además hay una buena oferta gastronómica en las distintas localidades de la zona.
Desarrollo de la ruta
Da comienzo la ruta en la localidad de Arenas de Cabrales desde donde hay que tomar la carretera hacia Poncebos, cruzando en primer lugar el puente sobre el río Casaño, poco después hay un gran aparcamiento y más tarde se llega al puente sobre el río Cares, donde, antes de cruzarlo hay un camino que sube entre bosques de castaños, y al otro lado el acceso a la cueva del queso, visitable por 4,50 euros.Se toma, pues, el camino que sube entre castaños centenarios por la ladera del río Cares contraria a la carretera de Poncebos. Un camino muy fresco para andar en verano con el fuerte calor, pues casi siempre va a la sombra de alguno de los árboles de los que hay gran variedad aunque destacan los corpulentos castaños, los robles y algunos acebos. El camino se inicia con una subida suave para enfilar más tarde el fuerte desnivel del terreno con varios giros y revueltas.
Al final se pueden ver los Picos a lo lejos entre los árboles y llegando a Golpellosa el camino se bifurca, continuando el principal hacia la localidad de Berodia, ruta bastante más larga de la que se va a llevar a cabo, por lo que es necesario tomar el camino de la derecha para ascender la última cuesta del recorrido y llegar a la zona de los invernales de Reyos y Muniama. Se cuenta que en estos lugares se hicieron los primeros poblamientos de la zona de Cabrales y que luego bajaron a los valles. También se cuentan historias medievales del rey Favila que secuestró a Munia, la hija de un caudillo y vino a refugiarse en estas lejanas e inaccesibles montañas. La verdad es que la zona está plagada de vestigios históricos y de leyendas de astures, romanos y reyes medievales. En la actualidad se están reformano muchos de estos invernales, y los que no están en ruinas o caerán pronto. Muchos de ellos tienen inscripciones del siglo XVIII.
Para continuar el camino, se sale a una estrecha pista que poco después se encuentra asfaltada. El camino da una gran revuelta, siempre hacia abajo y viendo Arenas de Cabrales a un lado y Póo al otro. Si se desea una ruta corta se va directamente a las Arenas, si no, en los Navariegos, se toma un camino que sale a la izquierda para cruzar después el reguero Vaniella y seguir un buen tramo entre arbustos y más tarde en campo abierto con excelentes vistas al valle, hasta llegar al reguero de San Julián, donde el camino baja paralelo al arroyo hasta Póo, donde se entra, se callejea y se sigue hasta la ermita de la Magdalena para continuar con vistas al enorme Palacio de Cernuda, también pudiendo ver la silueta del Naranjo de Bulnes entre los árboles y a la izquierda el cauce del río Casaño. Después se cruza el Puente Viejo para alcanzar la carretera, donde hay un camino peatonal paralelo que se sigue hasta unas naves, después se va un pequeño trecho al lado de la carretera, hasta tomar el camino fluvial del Casaño, entrando en la localidad de las Arenas, donde se callejea para llegar al final de la ruta.