(Marlén Viñayo. Documentalista)
Marlén Viñayo (León, 1987), es una de esas leonesas que hoy viven la diáspora de nuestras tierras tras encontrar en otro lugar una realidad más acorde a sus propios intereses.Mi interés por ella surge a raíz de su primer largometraje documental como directora, Cachada, una historia de mujeres, de teatro como vía de salvación, una historia contra la violencia diaria y muy especialmente la de género; una historia que desde lo local puede trascender a lo universal porque afronta realidades que pueden semejar las de mujeres de otras épocas, lugares y/o culturas.
Se define como «una española a la vez que documentalista salvadoreña» intentando contribuir con su trabajo a la incipiente industria cinematográfica de aquel país, al que llegó casi por casualidad. Tal llegada le cambió la vida pues allí encontróel sentido de la misma y descubrió cual habría de sersu futuro profesionalmente.Tras un primer ciclo en la Pontificia de Salamanca, comenzó a trabajar en 2008, endistintas productoras de cine, televisión y publicidad en España, EEUU y El Salvador, con cargos como directora, productora y guionista y en relación con la publicidad. En 2011, se gradúa en Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid y es en el momento de enfrentarse a su proyecto fin de carrera cuando todo comienza, porque no siempre hacer cine fue su prioridad. Dicha circunstancia le llega casualmente cuando -para completar unos créditos universitarios que le faltaban para terminar- se apuntó a una Semana de la Solidaridad en la que se desarrollaban temas le interesaban. Allí le surgió la idea para dicho proyecto final, que la llevaríaal Salvador en 2010 con el proyecto solidario CINDE, un organismo de ayuda a la infancia que promueve una educación integral a niños y adolescentes de sectores sociales excluidos. Para ellos realizaría unos videos promocionales que le permitieron conocer a algunas de las mujeres (entonces sólo madres –vendedoras ambulantes- de niños atendidos en los Centros Infantiles de Desarrollo) que luego se convertirían en protagonistas de su primer documental.A su regreso a España realiza un Máster en Cine Documental y Sociedad en la ESCAC, en 2012, y en 2013 se traslada definitivamente a El Salvador. Allí trabajará en publicidad hasta abandonarla para dedicarse de lleno al proyecto de su documental, mientras crea su propia productora,especializada en producciones documentales, La Jaula abierta.
En León, que abandonó a los 18 años para cursar sus estudios, trabajó algunos meses como responsable del departamento de programación del II y III Festival de Cine y Tv «Reino de León» (en 2011 y 2012, respectivamente), en tareas de selección y programación de contenidos y otras. Trasinstalarse en El Salvador, profesionalmente sólo ha vuelto para mostrarnos su largometraje el pasado mes de marzo dentro de la programación cultural del Albéitar.
Cachada: the oportunity
Con “Cachada: the opportunity” se ha situado como una documentalista de pleno derecho.Define este primer largometraje como «una película intensa, de color rojo intenso, que se concreta enpalabras como realidad, transformación y esperanza», y cuya realización –dice- le ha hecho hacerse consciente de sus privilegios y, más aún, de su responsabilidad, que pasa por la creencia de que «hay historias que es necesario contar para que algo cambie».
“Cachada”, en El Salvador, se relaciona con una oportunidad única, con algo que no volverá a pasar, y eso es lo que supone para sus protagonistas (inicialmente vendedoras ambulantes) que han encontrado en el teatro (al que llegaron a través de un taller para trabajar la autoestima) una forma de cambiar su vida, contando sus propias historias, marcadas por el circuito de la violencia. Una historia de transformación a través del enfrentamiento a sus miedos y al pasado que marca toda su existencia y que puede servir de ejemplo y de ayuda para muchas otras.
Podríamos decir que Marlén Viñayo es una documentalista que destila humanidad, tanto en su trabajo como en las entrevistas a las que he podido tener acceso, que se reconoce comoun testigo privilegiado de la transformación que han sufrido las mujeres protagonistas de Cachada, «un testigo que no interviene, que simplemente registra lo que pasa», y ha tratado de llevar esta experiencia a diversos lugares del mundo, desde EEUU a Japón o Suecia, pasando por otros países de su entorno más próximo y también por diversas localidades de nuestro país, como Ourense, donde el pasado año consiguió el Premio CIMA a Mejor Cineasta, dentro de su Festival de Cine Internacional. Hace cine documental porque «hay muchas historias que es necesario y urgente que se cuenten y el cine es una oportunidad única de poder vivir vidas a las que no tendrías acceso de otras maneras (…) algo que es un privilegio y una responsabilidad también». Y reconociendo que esta experiencia ha sido para ella «un regalo, un aprendizaje de la vida», afirma que seguirá contando historias de El Salvador porque este es un país que encierra debajo de cada piedra algo importante que contar, aún en su propia sencillez.