En una semana en la que León llegó a las televisiones, con razón —Ascensión, la cantinera de 104 años cierra el bar— o sin ella —Sergio el del palillo en el DNI— parecía difícil que alguien más tomara las redes por asalto. Pero quiso la madre naturaleza que la anunciada nevada se hiciera al fin realidad con el nombre de Helena... y apareció Prioro. Porque este pueblo de la montaña leonesa parece tener el secreto de cómo hacerse viral nada más que aparece la nieve, nunca les falta a ellos un animal que llevarse a las fotografías, hay quien ‘malicia’ que tienen un criadero por difícil que sea sacarse de la manga a un osezno o un ciervo, el mastín tendría mucha más razón de ser pues no hay más que recordar el viejo dicho que se le aplica a este pueblo: «En Prioro... o cura o pastor, y luchador», porque la tercera condición no invalida las otros dos y se puede ser pastor y luchador o cura y luchador, que de todo han tenido.Y en tierra de tanto cura no podía faltar quien defiende que «estas apariciones» son un regalo del cielo para compensar aquel día de ira en el que un rayo partió por la mitad la espadaña de la iglesia y estuvo a punto de causar una masacre.El caso es que en las últimas horas Prioro ha vuelto a hacerse viral. Primero fue el tranquilo mastín al que la nieve no parecía preocupar lo más mínimo pues descansaba sobre ella cuando pasó por allí un fotógrafo de naturaleza, Rubén Sánchez, inmortalizando una estampa que rápidamente tomó las redes...Pero no han pasado muchas horas y, ante la competencia del aluvión de imágenes que la nevada propicia, Prioro ataca de nuevo y en el grupo de Facebook del pueblo —su trampolín habitual— aparece el ciervo que puede verse en la fotografía superior caminando, a plena luz del día, por las calles, buscando el abrigo de las paredes y seguramente algo que llevarse al gañote, que la cosa está complicada con la nevada. Tanto que pocas horas después llegó la siguiente foto, el ciervo falleció, no soportó los rigores de la nevada y Helena.Y pronto salta a las redes pues Prioro «ya es un clásico», todo comenzó en 2015 cuando entre las empalagosas y repetidas estampas de Navidad lograron ‘colar’ la imagen de un osezno subiendo las escaleras de una casa. Se abrió un debate sobre la condición del bicho, ellos no aclararon nada mientras veían en el telediario las imágenes del oso. O no.
