Color de rosa

Pedro Ludena comenta la película de Greta Gerwig, 'Barbie'

11/08/2023
 Actualizado a 12/08/2023
Margot Robbie es productora y personaje protagonista en ‘Barbie’. | L.N.C.
Margot Robbie es productora y personaje protagonista en ‘Barbie’. | L.N.C.

‘Barbie’
Director: Greta Gerwig.

Intérpretes: Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrera, Kate McKinnon. 

Género: Comedia.

Duración: 114 minutos.

 

Con más de mil millones de dólares recaudados y llenando las salas de cine de todo el mundo hasta tres semanas después de su estreno, está claro que ‘Barbie’ es un éxito sin parangón. ¿Quién iba a decir que una película sobre una muñeca de plástico iba a conseguir encandilar tanto al público como a la crítica? Sobre el papel parecía un proyecto abocado al fracaso, pero con el talento y la pasión adecuadas, ‘Barbie’ ha demostrado ser no solo una cara bonita, sino una obra cómica, colorida y, sobre todo, transgresora.


Todos necesitamos símbolos, referentes en los que depositar nuestras aspiraciones y adornar las paredes de nuestras vidas. A lo largo de la historia, marcadamente heteropatriarcal, a los hombres nunca nos han faltado ídolos, desde superhéroes cachas a megalómanos empresarios, aunque muchos no consigan ir al gimnasio más de dos veces por semana e inviertan en criptomonedas desde el sofá. Pero las mujeres no lo han tenido tan fácil, no a muchas de ellas se les ha permitido alcanzar ese estatus de referencia y hasta no hace tanto ni siquiera se reconocía a estas pocas. Por ello, figuras como la de Barbie son tan relevantes en la cultura popular, el primer juguete que permitía a las niñas jugar a algo más que a ser madres, lo que parecía ser el objetivo final de toda mujer de bien. Esta muñeca abrió un tragaluz para las niñas, que comenzaron a alzar la vista hacia un futuro donde podían ser lo que ellas quisieran, desde cocineras a astronautas, aunque tuvieran que vislumbrarlo a través de un techo de cristal. 


Desde su comienzo, ‘Barbie’ abraza esta virtud empoderante de su juguete, que ha liberado a todas las niñas del mundo real y les ha permitido alcanzar sus sueños, o eso creen en ‘Barbielandia’, un mundo paralelo donde transcurre la mayor parte de la trama, habitado por las Barbies y los Kens, y por Midge y Allan, unas ediciones descartadas por Mattel debido a sus ‘polémicos’ diseños (una está embarazada y el otro es afeminado). Durante el primer acto, el espectador es tan inocente como los propios muñecos, creyendo ver todo lo que esperaba en base a los tráileres y la promoción de la película, que solo rozan la superficie del argumento; donde solo se atisba parte del trasfondo entre tanta comedia y color. Pero cuando la Barbie protagonista, autodenominada la ‘Barbie estereotípica’, interpretada por una estelar Margot Robbie, una de las mejores elecciones de casting jamás tomadas; sale al mundo real, la audiencia lo hace con ella, recordándonos que este no es color de rosa. Mientras que ‘Barbielandia’ es un gobierno de mujeres para mujeres, en el nuestro los que dirigen el cotarro son los hombres, algo que sorprende y fascina a partes iguales a Ken, quien, acostumbrado a ser un simple adorno de su contraparte femenina, ve en el patriarcado la solución a sus problemas de autoestima e inseguridades (¡Mira tú por donde!). Y si por un lado tenemos a Robbie brillando como Barbie, esta se ve opacada por la maravillosa sobreactuación de Ryan Gosling, que es literalmente Ken, haciendo suya la película como de ‘Barbielandia’ su ‘Keino’. 


Es a partir de su segundo acto donde Barbie se revela como una apología feminista, que expone las presiones y realidades a las que se ven sometidas las mujeres en su día a día. Aquí ‘Barbie’ se arriesga a perder a gran parte del público, a la mitad más o menos, que puede llegar a sentirse directamente atacado por una comedia sobre juguetes antropomorfos, la cual, en su calidad de ‘blockbuster’ entretenido, veraniego y familiar, no puede detenerse a desengranar cada uno de los matices del patriarcado y como no todos los hombres son iguales, confiando en que estos sean capaces de apreciar y reírse con la hipérbole paródica. Esperemos que no nos sobreestime a demasiados. ‘Barbie’ refleja de manera sencilla una realidad muy obvia, escondida a simple vista entre prejuicios y estereotipos, despejando toda duda sobre el mensaje de la cinta. Y si alguno no lo tiene claro al salir del cine, que la vuelva a ver. ‘Barbie’ no viene declarar que el matriarcado sea mejor que el patriarcado, aunque eso parezca a simple vista, desprendido de su tono cómico, sino que busca un punto de encuentro, donde cada individuo no tiene por qué responder a los patrones de su sexo, tan solo ante sí mismo. Un hombre no es menos hombre por no comportarse como un macho, ni una mujer debe estar siempre guapa. Nadie debe ser el Ken de su Barbie y viceversa, cada uno debe ser simplemente Ken o Barbie, o Allan o Midge. 


Por otro lado, ‘Barbie’ no es ajena a sus propias fallas, es perfectamente consciente de las bajezas del producto sobre el que capitaliza y no las rehúye, es más, las expone y las critica. Sabe que la idiosincrasia de su muñeca está plagada de contradicciones, como que sean hombres los que dirigen una línea de juguetes para niñas, o que al representar a una mujer ideal para inspirar a estas encuentra la horma de su zapato al convertirse en un estándar inalcanzable para la mayoría. O que la general falta de interés por Ken, quien carece de una auténtica personalidad, es un reflejo de como la sociedad no requiere que los hombres se paren a definir quienes son realmente, porque desde niños se acomodan en unas conductas entendidas como masculinas y socialmente privilegiadas, aunque muchos se lo planteen y sean rechazados por no seguirlas. Cuantos niños han sido dejados de lado por no jugar al fútbol en el recreo, o por vestir diferente, por salirse de la norma. La fragilidad del patriarcado es tal que se defiende ante la menor injerencia en su delicado status quo. Ahora bien, todo esto se puede entender como una crítica social encubierta bajo una capa de comedia o como una inmaculada campaña de marketing disfrazada de oda feminista, un carísimo anuncio que deconstruyendo su mismo producto lo revaloriza, puliendo en 120 minutos sus fallos y sacando a relucir sus fortalezas. Muy ingenioso Mattel. 


Con todo y con eso, ‘Barbie’ se sitúa como un evento muy infrecuente, casi único, una película inmensa que podría contentarse con ser una comedia rosa y divertida para agradar a las masas, pero que, sin dejar de serlo, se juega el tipo mostrando una realidad que gracias a obras así está más cerca de cambiar. Queda un largo camino, pero ‘Barbie’ es un gran paso. 
 

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