Hay carreras literarias que se van fraguando a fuego lento, creciendo a medida que lo hace su autora, sin prisa para mostrar al mundo los resultados de esa obra que va surgiendo cuando se «escribe para ser», como necesidad que se va imponiendo a lo largo del tiempo. Es el caso de Manuela Vidal Vallinas (Quintana del Marco, 1967), narradora, poeta, ilustradora, gestora cultural, una realidad de la que merece la pena conocer un poco más. Manuela ha vivido en diferentes lugares como Valladolid o Madrid («sus identidades, tan dispares, me han enriquecido personalmente», nos dice de su paso por ellas) antes de volver a su pueblo natal, donde se reinstala hace algunos años para continuar desde allí una intensa, pero no suficientemente conocida, labor de gestión cultural unida a lo literario que tiene como epicentro La Bañeza y su comarca, donde crea, por ejemplo, ‘La tertulia’, un taller de lectura-escritura, con cuyos resultados dice haberse sorprendido mucho, o coorganiza junto a Odón Alonso y Sergio González ‘Poesía a Granel. El mostrador de Fernando’, un encuentro poético vivo que pretende trasladar la cultura a un rincón de la provincia cada año. Así mismo participa en numerosos encuentros que se desarrollan en ámbitos rurales como ‘Poesía para vencejos’, ‘Poesía a orillas del Órbigo’, ‘Escritores por Ciudad Juárez’, ‘Versos a Oliegos’…; y los propiciados desde ‘En boca de mujer’, colectivo poético formado por escritoras de la Bañeza y comarca. Dentro de su labor de difusión literario-cultural ha participado como colaboradora y participante (a modo individual o desde el propio colectivo poético al que pertenece) en diversas jornadas poéticas tanto de La Bañeza (incluido el marco de su Feria del Libro) como de otros puntos de la geografía provincial y extraprovincial, creando por ejemplo el espacio radiofónico ‘Qué lees, qué escribes’, para Onda Cero La Bañeza-Astorga.
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Hoy, reconoce tener la fortuna de seguir «filando» poemas, relatos, emociones... en filandones y encuentros literarios en los que participa, mientras «indaga en la palabra y sus abismos para conocer y reconocerse, ser o no de un tiempo y una voz que se dice sugiriendo», una palabra a la que se acercó a través de sus estudios de Filología Alemana, curiosamente los que mejor le permitieron conocer el lenguaje de su propio idioma «una herramienta más para poder exprimir toda la esencia a la palabra (…) algo tan bello, tan sencillo, tan poco valorado, tan humilde y fascinante...».
Y termino este cercamiento con un fragmento de 'El trapero', relato en el que está presente la denuncia a la difícil realidad de tantas mujeres:
«...Nunca lo habían hecho cuando él venía y la tomaba. Cuando, sobre su cuerpo apretado de miedo, le entraba y le quebraba las entrañas burlando la noche y el sueño. Nunca se revolvieron y nos alertaron de lo que ocurría en la alcoba de al lado, tras la cortina con colores roídos a modo de flores. Madre le aguantaba en silencio las violentas embestidas...».