Diego Agudo Pinilla: "Belén Toimil hace una obra de arte, pero no es consciente de ello"

El artista cántabro expone desde este martes varias ilustraciones de la lanzadora de peso en el Ateneo Cultural del Albéitar

25/03/2025
 Actualizado a 25/03/2025
La muestra permanecerá en el Ateneo Cultural del Albéitar hasta el 30 de abril y, de forma paralela, sus dibujos se proyectan este martes en el teatro. | MAURICIO PEÑA
La muestra permanecerá en el Ateneo Cultural del Albéitar hasta el 30 de abril y, de forma paralela, sus dibujos se proyectan este martes en el teatro. | MAURICIO PEÑA

Diego Agudo Pinilla es un torbellino de ideas y palabras. Lo es ahora y lo era hace un algo más de un año, en enero de 2024, cuando inauguró una exposición con más de un centenar de obras en el Ateneo Cultural del Albéitar. Parece tan inquieto como nervioso; algo que no se nota en ese trazo firme que desde este martes y hasta el próximo 30 de abril es protagonista del mismo espacio. Esta vez, eso sí, de la mano de una exposición de dimensiones considerablemente menores. 

Protagoniza esta muestra de ‘Deporte sobre papel’ la atleta olímpica Belén Toimil. Su especialidad, el lanzamiento de peso, queda retratada entre las paredes del edificio capitalino con cuatro piezas de gran tamaño, localizadas en el centro de la pequeña sala, que pretenden invitar a los espectadores a través de sus ventanas. Su escala evoca esculturas clásicas de los viejos griegos al estilo ‘Discóbolo’ de Mirón, pero en femenino, respondiendo a la perspectiva del autor, el cántabro Agudo Pinilla, que ve a la deportista «como a una diosa del atletismo» y que suma a esas dos parejas de ilustraciones algunas series que emulan el movimiento de Toimil en pleno lanzamiento. 

Para su materialización sobre papel, el artista ha necesitado varios meses de trabajo de observación. «Tampoco teníamos mucho tiempo», resuelve el creador, que siguió los pasos de la atleta durante semanas. Entrenamientos y competiciones fueron suficiente acicate gráfico para que Pinilla captara y capturara la sinuosidad de un movimiento que ahora queda plasmado sobre sus folios; en su mayoría, firmados en este 2025. 

«Son movimientos que me gustan mucho porque tienen una preparación, pero la ejecución es muy rápida», relata el cántabro, haciendo honor al texto que Julio Llamazares escribió sobre su obra bajo el título ‘El movimiento como fascinación’. Texto que también sirvió de prólogo a la exposición inaugurada en enero del año pasado. «Aquí me siento muy a gusto, igual que en el Lincoln Center», afirma y parece broma, pero no lo es: «Es que son los sitios donde suelo repetir: el Albéitar y el Lincoln Center». Dos hogares por los que la obra de Pinilla cruza el Atlántico desde León hasta Nueva York. 

La que ahora ocupa algunas de las paredes del espacio de la capital provincial parte de una idea de la propia Universidad de León. Basándose en la actividad de los usuarios del Centro de Alto Rendimiento Deportivo, el artista toma como punto de partida el movimiento de lanzadores como Belén Toimil, con la idea de que el proyecto «vaya creciendo» hasta ilustrar bajo sus pinceles –lápices de colores y tinta sobre papel– las formas emitidas en el juego del resto de deportistas. Pinilla, siempre entre bromas, no tiene demasiado claro en lo que derivará todo esto, aunque sí pretende conseguir «una exposición más grande» en la que el ejercicio de los gimnastas en el centro afincado en León tenga su correspondiente hueco. 

El artista cántabro Diego Agudo Pinilla emula en sus ilustraciones el movimiento de sus personajes. MAURICIO PEÑA
El artista cántabro Diego Agudo Pinilla emula en sus ilustraciones el movimiento de sus personajes. |   MAURICIO PEÑA

A este proyecto hay que añadirle otra cita con las piezas del cántabro como protagonistas. Adquiriendo forma cinematográfica, varias ilustraciones de la integrante del Ballet Nacional de España, Cristina Cazorla, se proyectarán desde las 20:30 horas de este martes. Lo harán, además contanto con la compañía de la bailarina, que formará parte de un evento con invitaciones disponibles en taquilla desde los quince minutos previos al comienzo del mismo. «No es lo mismo verlo en la pared que verlo en el cine», asegura el artista, que duda entre risas: «A ver cómo queda eso». 

A pesar de esa fascinación por el movimiento, Pinilla no ambiciona que toda su obra acabe por tornarse en películas. «Cuando empiezo a hacer una animación, me centro en lo que es el movimiento y luego ya veremos si da para una película o no», dice: «A veces también empiezo a dibujar y no sé si lo voy a hacer en color o en blanco y negro; es un poco intuición». No tarda en contar una anécdota divertida y relata cómo el vicerrector le pidió añadir a las ilustraciones de Toimil el atuendo de la selección española. «Es una tortura la ropa esa, que va cambiando de color y se va degradando», expresa: «Mejor la camiseta roja y ya está... Habrá que ir a hablar con la federación porque no puede ser». 

Tanto danza como deporte han guiado el trabajo del artista a lo largo de su trayectoria. Admirador de bailarinas como Sylvie Guillen y de deportistas como el estadounidense Dick Fosbury, con el que llegó incluso a mensajearse, encuentra en las formas de artistas y atletas un caldo de cultivo propicio para su prolífico afán de creación. Su mirada de ilustrador no sabría escoger entre unos u otros. «Aunque la gente ve lo mismo, para mí son totalmente diferentes», rubrica: «Belén no se recrea en el movimiento; lo hace para otra cosa... Está haciendo una obra de arte, pero no es consciente de ello». Confiesa su especial admiración por el pelotari Juan Martínez de Irujo, del que hizo también una película. «Lo he dicho muchas veces; es de los artistas que más me ha impresionado, pero no es consciente de que es artista», refleja: «Eso me emociona mucho, porque están pendientes de otra cosa mientras hacen ocho piruetas». 

Piruetas que acaban trasladándose al papel de su mano, fruto de una concepción y una forma de hacer arte que el propio artista define como «artesanal»; un adejativo que desentona sobremanera con la omnipresente Inteligencia Artificial. «A mí lo que me interesa es el tema del proceso», señala: «A Belén he estado siguiéndola, tomando apuntes, haciendo bocetos... Eso es lo que me gusta del trabajo». El cántabro siente además que, por el momento, esta nueva disciplina de la computación no es demasiado útil como herramienta complementaria para su trabajo. «Siempre te dicen que el ordenador facilita esto y lo otro y yo no he podido utilizarlo de esa manera», reflexiona: «Utilizas el ordenador porque tienes que escanear los dibujos uno a uno, pero el trabajo es artesanal; para un movimiento no pueden decir ‘vale, hago este primero y este final, pero que el ordenador me haga los ocho intermedios’  porque a cada uno le vas dando un acento diferente». 

Sus dibujos le miran mientras hablan. A pocos meses de regresar una vez más al Lincoln Center de Nueva York con motivo del centenario de nacimiento del coreógrafo Glenn Tetley, Diego Agudo Pinilla deja posar su obra durante varias semanas en la que es otra de sus casas, el Albéitar de la ULE. Y, ya sea en León o en Nueva York, acompaña todas ellas de su más fuerte embeleso: la belleza voluntaria e involuntaria del movimiento.

Lo más leído