Diferentes visiones del arte se citan en El Albéitar

‘Creación y diálogo’ es una muestra colectiva en la que artistas leoneses de disciplinas como fotografía, escultura, pintura y vídeo presentan sus creaciones. Puede visitarse en el espacio expositivo del Ateneo Cultural de la ULE hasta el 21 de febrero

Vicente García
15/02/2020
 Actualizado a 15/02/2020
Algunos artistas con la comisaria Rosa Mª Olmos, Luis García, y representantes de la Universidad de León. | VICENTE GARCÍA
Algunos artistas con la comisaria Rosa Mª Olmos, Luis García, y representantes de la Universidad de León. | VICENTE GARCÍA
Solamente una de ellas, la de escultura, está realizada por varones, mientras que las demás son mujeres las que presentan sus obras. Las obras proceden en su mayor parte de exposiciones ya vistas en el ámbito artístico y cultural de Santibáñez del Porma y que ha comisariado por Rosa María Olmos y presentado Luis García, quien ha explicado los pormenores de las obras en su inauguración y nos ha relatado su particular visión de la muestra.

Comenzando por la fotografía podemos decir que en las salas del Albéitar presentan a tres fotógrafas, dos de ellas, Alba del Egido y Laura Cembranos, las más jóvenes de la muestra, pertenecen al colectivo ‘Buhos’ que realizan fotografías nocturnas. Alba plantea una visión de la noche en la que capta el espacio urbano donde a partir de las diferentes luces aparece el objeto transformado, como el carrusel, o el propio espacio urbano sacando matices de tipo hiperrealista para mostrar la realidad nocturna bajo el filtro de su mirada, mientras que Laura introduce la narración ya que a la hora de captar una imagen circumpolar introduce un elemento figurativo dentro de la escenografía que nos cuenta o nos narra una historia en diferentes escenas en en las que el tiempo está secuenciado creando una mágica unión entre la noche estrellada y la realidad de una persona con dos situaciones temporales diferentes.

Esther Santás, con una mayor experiencia y bastantes exposiciones en su haber, presenta tres series, partiendo de un concepto y generando una serie temática. Las fotografías tituladas ‘Primavera y mujer’ en la que en distintos lugares enmarca una silueta de mujer descontextualizada definiendo en el paisaje a la mujer, otra serie pone tres maravilosas retratos femeninos, de la sociedad japonesa, en un suave tono monocromo con un solo toque de color rojo, excelentes imágenes de una gran artista. Por último la serie que relaciona la arquitectura con el medio natural.

Los escultores como Amancio González Andrés quien presenta ‘El flautista’, una obra diferente a su obra anterior, pues cambia de sistema de trabajo en la escultura. El sistema inicial era el sustractivo y ahora es aditivo a partir de unidades de módulos industriales, en este caso tetracero cortado en mínimas unidades, que, desde el interior, van generando la pieza. Cosme Paredes responde a los escultores que proceden de Julio González, el hombre que incorporó la soldadura autógena al sistema escultórico en Europa y en el mundo y Cosme va creando a partir de formas geométricas los animales o personas que presenta en la exposición. Carlos Cuenllas presenta tres piezas muy diferentes, un perrito, una bola y dos columpios en dos vertientes, la de la escultura abstracta y otra que tendría que ver con una visión neopop, utilizando la descontextualización del material y el minimalismo como tendencia básica de desarrollo. Juan Carlos Uriarte presenta la deconstrucción de piezas que aluden a elementos figurativos. Tres piezas que son tres abstracciones que les da un componente figurativo-simbólico a través de la denominación de la pieza: ‘Las tres gracias’. Utiliza el gran angular, iniciado por Joaquín Rubio Camín. Uriarte, en esta pieza, recorta el gran angular y a partir de ahí consigue el elemento simbólico de convertir algo duro, como el angular en el componente femenino de la obra. Mariano Gutiérrez y Jesús Pombo han aportado piezas diferentes entre la figuración y la abstracción.

Ángela Merayo presenta una pintura muy primitiva y arcaica que utiliza la simbología primaria tanto de la cabaña, del templo, como del hombre. Estaríamos en lo que serían las cabañas primitivas, los cromlech, las estructuras megalíticas, las poblaciones antiguas vinculadas a los castros celtas y toda la simbología que se da en este tipo de culturas, utilizando en primer lugar una textura significativa en el tratamiento de la forma, con un material pobre, lo que la conexionaría con el arte povera, de recuperación y reutilización de materiales. Greta Malmcrona, artista sueca, hace un tránsito desde lo que sería la evocación, no muy realista, de la Naturaleza, del paisaje muy esquemático, muy simple, de tal manera que el color, el gesto y el trazo tienen tanto protagonismo como lo que sería la representación de esos elementos figurativos, como por ejemplo la representación de la flor, para luego simplificar las formas, prácticamente desmaterializando, llegando a evocaciones de lo que sería un paisaje, un poco en la vertiente de Mompó aunque sin demasiada carga poética. Posteriormente las piezas resultan ser informalistas una vez perdida la estructura evocadora del paisaje y de las formas naturales llega a lo que es una problemática gestual a base de negros, intensos brochazos y aportaciones de materia a la obra, con lo cual prácticamente estaría en una revisión del neoinformalismo europeo más clásico. Cristina Ibáñez aporta alguna obra de su exposición anterior.

Por último, en otra de las salas se presenta ‘Color violeta, pliegues de la memoria’, un corto en formato vídeo, en el que sus autoras Paz Brozas y Julia G. Liébana tratan de reflexionar sobre el tránsito vital de Violeta Parra a través de paisajes rurales de la provincia de León. Se une el vídeo con la expresión de la danza contemporánea de Paz vinculada a los ritmos del cuerpo en movimiento. Julia utiliza los espacios por ella conocidos de la zona de los Oteros, que tienen cierto paralelismo con los territorios que recorrió Violeta Parra por Chile durante muchos años, y hay similitudes entre ambos, contextualizando una realidad cercana con otra mucho más alejada por medio de la música y de la danza interpretativa se genera un trasvase, una fusión de elementos en homenaje a Violeta Parra.

La exposición se puede contemplar en las salas del Albéitar hasta el próximo 21 de febrero.
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