Guiado por la curiosidad, Julen L. Ugidos ha llegado al punto de partida del apellido Ugidos, el primero de su abuelo Adolfo, de Villademor de la Vega. Tras horas y horas en los archivos de varias localidades del sur de León, descubrió que el origen de este linaje estaba en Pobladura de Pelayo García y que inicialmente era De Exido, denominación que sufrió varias transformaciónes hasta llegar a la actual. De allí fue ramificándose a otras localidades como San Millán de los Caballeros o la citada Villademor. Del apellido Redondo ha desvelado que se trata de una rama actualmente extinguida en Villademor de la Vega.
«El libro está sin acabar, aún queda mucho trabajo por hacer, pero quería publicarlo ya para que no se lo perdiesen mis familiares más mayores y también para dar la oportunidad a que todo el que quiera, pueda contribuir a la historia genealógica de estos dos apellidos», explica Julen, quien además incluye en su libro como anexos varios testamentos y documentos curiosos que ha ido encontrando durante el proceso de investigación.
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Pero además del árbol genealógico de los últimos 400 años de historia de sus apellidos, Julen se ha interesado por las relaciones familiares. «Me interesan más que el propio apellido en sí, y para descubrirlo han sido claves los testimonios de mis parientes más mayores que me han desvelado cosas muy interesantes», cuenta. «La genealogía abarca el estudio de la sociedad desde un punto de vista muy revelador en muchos casos. Cuando proyectas la genealogía, hay sucesos históricos que cobran mucho sentido. Con ella podemos ver por dónde han ido, cuáles eran sus oficios, qué hicieron...», explica con entusiasmo Julen, que en su faceta de psicólogo también aplica los genogramas para explicar las conductas de las personas.
«Este trabajo me ha servido para conocer mucha familia y fomentar las relaciones con ellos», dice Julen. A su abuela, el germen de este libro, la pillaron varias veces in fraganti inspeccionando la documentación recopilada por el autor. Se sentía orgullosa de que su nieto uniese los cabos de sus antepasados y ella misma eligió la foto de la portada del libro en la que sale junto a su marido. Julen estaba deseando que lo viese impreso por eso cuando fue a recogerlo a la imprenta, inmediatamente se dirigió a enseñárselo. Una llamada en ese momento le informaba de que su abuela había muerto. Begoña no vio el libro pero sí la ilusión con la que Julen ha hilado la historia de su familia durante los últimos años. «Mis abuelos y mi madre me han enseñado que lo más importante es el amor por la familia y el arraigo». Por eso el libro.