Desde hace treinta años, un festival lírico al aire libre ha ido asentándose y ganando prestigio en Europa. Tiene lugar en Klosterneuburg, una pequeña ciudad a apenas 10 kilómetros de Viena, bañada por el Danubio. Más concretamente, se celebra en su famosa abadía, ligada a la población desde su origen en el siglo XII, y presente en su nombre mismo (‘Kloster’ significa «monasterio» en alemán). Ya en el siglo XVIII, se amplió con la construcción de una corte imperial: parece ser que Carlos VI quería convertirlo en residencia real (un Escorial a la austriaca), pero su muerte repentina en 1740 y el desinterés de la heredera María Teresa -que prefería el palacio de Schönbrunn, en Viena- detuvieron las obras.
Así, Klosterneuburg ha pervivido gracias al turismo, a la tradición vinícola (aquí está la bodega más antigua del país, que pertenece a los monjes Agustinos) y ahora a la música. Desde 1994, acoge un certamen que cada verano convoca a unos 11.000 espectadores, muchos menos que Bregenz, St. Margarethen y otros escenarios abiertos. Pero ahí reside su ventaja: por sus dimensiones, en Klosterneuburg no hace falta amplificación. A los cantantes se les escucha perfectamente gracias a la acústica del patio barroco donde se desarrolla, con capacidad para unas 800 personas.
El jueves 7 de noviembre, Cines Van Gogh retransmite una grabación de 2023 de uno de los títulos más regios de todo el repertorio: ‘Don Carlo’, monumental drama político sobre el enfrentamiento entre Felipe II y su hijo Carlos en la España de la Inquisición. Se basa en un poema dramático del alemán Friedrich Schiller, autor favorito de Verdi (aparte de Shakespeare), y al que ya había adaptado en ‘Luisa Miller y Giovanna d’Arco’. Contenía los temas habituales de la carrera del compositor: la lucha del amor con el deber (‘Il trovatore’), con los celos (‘Otello’) o con la familia, así como la crítica a la hipocresía del clero (‘Nabucco’). El oscuro libreto de Méry y Du Locle, con la sublevación de los Países Bajos como telón de fondo, fue uno de los mejores que el genio de Busseto (1813-1901) tuvo entre manos.
Como se trataba de un encargo de la Ópera de París, no le quedó otro remedio que adaptarse a la estructura en cinco actos (con un ballet) y al idioma francés. Estrenada en 1867, su autor la revisaría hasta ocho veces; la definitiva para La Scala en 1884, ya en cuatro actos y en italiano. Su duración, su contenido político y su música densa pueden intimidar, pero se trata de una de las cimas de la carrera del genio de Busseto, gracias a su hondura psicológica, al carnoso retrato de sus personajes, a sus dilemas morales y a sus pasajes memorables: el auto de fe, el lamento de Felipe II, el dúo con el inquisidor…
En la función que podrá verse en los cines, tomó la batuta de la Beethoven Philharmonie -antes llamada Sinfonietta Baden- el austriaco Christoph Campestrini (1968), responsable musical de Klosterneuburg desde 2015, pianista y compositor de ‘lieder’, Kapellmeister en Viena y habitual invitado en festivales como Dubrovnik. Aquí supo acentuar tanto las cuerdas como unos metales incisivos y precisos.
Si el vestuario de época recuerda a los maestros flamencos, la escenografía, funcional, diferencia los espacios de la acción (los aposentos, la cárcel, el jardín, la plaza pública). La firmaba uno de los cantantes protagonistas: Günther Groissböck, bajo austriaco (1976), discípulo de José van Dam y habitual del repertorio wagneriano, con el que ha despuntado en Bayreuth, Múnich o Berlín. Su papel -Felipe II- es el centro de la acción, tan poderoso como solitario. Bajo el caparazón de rey absolutista hay un padre y esposo frustrado: su mujer no lo ama, no domina a su hijo cuando se rebela, y se tiene que postrar ante el Inquisidor, que le pide la cabeza de su mejor amigo.
El elenco lo completaban dos solistas que ya convencieron en este mismo escenario: el filipino Arthur Espiritu, ganador del concurso Belvedere de 2007 y siempre cómodo en los agudos del bel canto y en el repertorio lírico y spinto (Romeo, Fausto, Rodolfo, Tamino), y la rusa de origen armenio Karina Flores (Tatiana, Aida, Desdémona, Norma).