Dudamel y la ‘Sexta’ de Mahler cierran el curso de ópera en cines

La Filarmónica de Berlín interpreta este viernes la sinfonía conocida como ‘Trágica’ por su tono oscuro, casi un presagio de las desgracias que sufría el compositor tras su estreno. En directo en Cines Van Gogh

Javier Heras
14/06/2024
 Actualizado a 14/06/2024
El director de orquesta Gustavo Dudamel.
El director de orquesta Gustavo Dudamel.

El último año de Gustavo Dudamel ha sido frenético. En primavera de 2023 se conocía su nombramiento como responsable musical de la Filarmónica de Nueva York, la más antigua de EEUU. El cargo –que ocuparon Toscanini o Bernstein– lo asumirá en 2026, cuando concluya su mandato en la de Los Ángeles. Meses más tarde de esa noticia, saltaba la bomba: el venezolano renunciaba a la Ópera de París, con la que había firmado para seis temporadas, de las cuales solo había cumplido dos. El principal motivo, explicaba, es poder pasar más tiempo con su familia.


Ahora, el carismático director (1981) vuelve a subirse al podio de uno de los conjuntos más prestigiosos del mundo, la Filarmónica de Berlín. Con ella, protagonizó un debut de ensueño en 2008 en el Waldbühne (el teatro en el bosque de Berlín, al aire libre), apadrinado por su maestro Simon Rattle. Desde entonces han colaborado todas las temporadas, con hitos como el Concierto de Año Nuevo de 2010 o la gran gira asiática de 2018.


Al público le impresiona su euforia; a la crítica, su fluido sentido del tempo y su forma de conjugar el rigor por los detalles con el salero que le inculcó su padre, trombonista de orquestas latinas. Y todo ello sin una gota de divismo, coherente con sus orígenes: se formó en la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, punta del iceberg del Sistema, un encomiable proyecto que ha educado a más de 250.000 jóvenes.

 

cartel web filarmonica dudamel
Cartel del concierto de este viernes desde Berlín que podrá verse en directo en Cines Van Gogh. 

Con la Filarmónica de Berlín han interpretado todo tipo de repertorio, de Mozart y Beethoven a Bernstein o Shostakovich, siempre con la característica energía, dinámica y sentido del color del venezolano. En esta ocasión, abordarán la ‘Sexta Sinfonía’ de Gustav Mahler, uno de los compositores de cabecera de Dudamel, que ganó un Grammy en 2022 por la dirección de la ‘Octava’. Cines Van Gogh la retransmite en directo desde Berlín este viernes 14 de junio.


«Ésta es la única Sexta, a pesar de la Pastoral», sentenció el mismísimo Alban Berg. Conocida como «la Trágica» por su atmósfera oscura (la tonalidad principal es La menor), nadie diría que el genio austriaco (1860-1911) la compuso en el momento más próspero de su vida, entre 1902 y 1904, una época de éxito profesional y estabilidad familiar. Mientras veraneaba junto a un precioso lago, Mahler escribió una música angustiosa, pesimista y combativa, con un final apocalíptico que parece presagiar las desgracias que vendrían. Solo un año después del estreno (en 1906 en Essen, con el propio compositor a la batuta), murió su hija mayor, María. A él le diagnosticaron la incurable enfermedad de corazón que se lo llevaría por delante. Y, para colmo, la Ópera de Viena puso fin a su contrato como director. 


Como si pudiera presentir todo aquello, Mahler se lanzó al cromatismo y bordeó en la armonía los límites de la atonalidad. En su enorme despliegue de medios, otorgó protagonismo a la percusión: de la celesta y el xilófono –nunca antes usados en sinfonías– al látigo, las campanas, los redobles de tambor… En cambio, no empleó la voz humana, igual que en la ‘Quinta’ y la ‘Séptima’. Los grandes coros y referencias a canciones (lieder) regresarían en 1910 con la ‘Octava’. 


Pese a su original instrumentación y sus innovaciones (sus sonoridades extremas, su uso del contrapunto, su forma de conjugar lo culto y lo popular), la Sexta tiene una estructura clásica. Se divide en los típicos cuatro movimientos, con los dos extremos en forma sonata, como manda la tradición. El primer movimiento, Allegro, contiene una melodía en homenaje a su mujer. El «tema de Alma», en Fa Mayor, se contrapone a la inicial marcha trágica y a sus timbales de aire marcial.


El segundo, un plácido Andante, es el único que abandona la tonalidad de La menor. Lleno de lirismo y de nostalgia, parece un idilio pastoral (de ahí el uso de cencerros), un refugio contra la agitación anterior. En cambio el tercero (Scherzo), el más breve, regresa a la velocidad angustiosa y a los temas del principio. Aquí, Mahler representó los juegos de sus hijas tambaleándose en zigzag sobre la arena, con un juego de cambios de ritmo abruptos. A caballo entre lo dramático y lo grotesco, también introduce guiños a su infancia, sonidos de circo y organilleros de la calle. 


Por último, el cuarto movimiento es casi una sinfonía en sí mismo: media hora colosal, de intensidad desgarradora. El clima onírico de las cuerdas da paso, con la entrada de los timbales, a un ambiente de pesadilla, caos deliberado. Era la primera vez que el compositor no culminaba una sinfonía con una apoteosis triunfal, con un cierre liberador o, al menos, sereno o trascendental. Al contrario: los potentes golpes de martillo describen su propia caída, el futuro funesto que no podía imaginarse. «Es el héroe sobre el que caen tres golpes del destino, el último de los cuales lo derriba como a un árbol», escribió Alma.

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