No obstante, Eslava Galán considera que en las adaptaciones "la película pertenece al director, no al novelista". A pesar de ello, el autor de ‘Misterioso asesinato en casa de Cervantes’ o ‘En busca del unicornio’ afirma que "el cine se ha incorporado ya a la literatura moderna con imágenes y con palabras". Reconoce que mientras escribe puede imaginar cómo se trasladaría el texto al lenguaje audiovisual, ya que "del mismo modo que el cine al principio se basaba siempre en novelas, ahora hay muchas novelas que parten del lenguaje cinematográfico". Explica Eslava Galán que "nos pasa mucho a los que somos aficionados al cine, que lo hacemos casi de un modo inconsciente". Concluye que "el cine ha influido en la literatura del mismo modo que la literatura ha influido en el cine".
Sin embargo, la forma de abordar estas transferencias, así como las relaciones entre los autores y los ‘adaptadores’ depende de la personalidad de los implicados. "En mi novela, por ejemplo, y también en la película algunas escenas pueden considerarse humorísticas en situaciones serias, algo que parece que choca un poco, pero es habitual en mis novelas y es algo que a lo mejor no tiene mucha traslación en la tradición del cine", explica el también doctor en Historia. En cuanto a las posibles influencias de las obras anteriores, en el caso particular de ‘La Mula’, "la tradición de lo que ha venido antes no se puede negar, quizás no han influido tanto otras novelas, ya que mi novela parte de un caso cierto, que es algo que le ocurrió a mi padre, y como Historiador he tenido en cuenta la Historia de la Guerra Civil".
'La Familia del Prado'
Tras 'La Mula', el autor propone ahora otra transferencia entre géneros muy especial. Su última obra, ‘La familia del Prado’ (Planeta) repasa las dinastías reales de los Austrias y los Borbones a través de los retratosde cada uno de los reyes, reinas y princesas. No se trata de un estudio artístico al uso, sino que cuenta también con una mirada original. El texto se ha planteado como una conversación entre un abuelo y su nieta, aunque "de vez en cuando me olvido de que la nieta tiene siete años y tengo que entrar en cuestiones que no se deberían contar a una niña de siete años, pero eso el lector lo entiende". El autor ha querido "transgredir un poco la Historia y acercarme a sus figuras desde el aspecto humano, sin olvidar lo que fueron, pero con todas sus cualidades humanas". Eslava Galán sostiene que "su actuación como reyes ya la tenemos estudiada en muchos libros, por lo que yo he querido acercarme a la persona desnuda y hacerle el mismo tratamiento que hacemos cuando repasamos un álbum familiar y vamos contando quién era cada personaje, sus manías, sus relaciones, si se llevaban bien, si por suerte tuvo hijos… todo esto que se cuenta en los hogares y que yo cuento de los Austrias y los Borbones».
Además, en el libro se incluyen imágenes de los retratos y los árboles genealógicos de los personajes, para que el repaso familiar sea completo. Por otra parte, como el propio escritor reconoce, el tema está más vigente que nunca. La dimensión humana de los monarcas es un tema actual y Eslava Galán considera que "no debemos perderlo de vista y está muy bien que se recupere". Para componer las semblanzas de los máximos responsables del destino del país durante siglos se ha basado, sobre todo, en los informe de los embajadores, "especialmente en los de Venecia, que eran unos cotillas". Esa consulta de las fuentes, afirma, "me da mucho datos inéditos sobre los reyes, que no se suelen encontrar en los libros de Historia".
Y como en todas las familias "siempre se le tiene más cariño a unos, que parecen mejores que otros".En el caso de Eslava Galán, "por ejemplo, uno de los que generan más admiración era Carlos III, que era un hombre trabajador y que ejercía su oficio con una mentalidad moderna. Pero hay algunos que han sido absolutamente unos vagos y otros desastres". La palmase la lleva Fernando VII, "sin duda, el peor de todos".
En ‘La Familia del Prado’ también hay espacio para los pintores. El libro también da cuenta de la personalidad de los retratistas, entre los queGoya tiene un lugar especial. "Era sordo y muy testarudo y no respeta para nada, si es alguien es imbécil lo pintaba como imbécil, algo muy notable en la época, que suele ser muy halagadora para los personajes", explica.
En cuando a la presencia del escritor en León, un lugar que disfruta cada vez que viene, los monarcas del Reino de León son anteriores al álbum que ha repasado. Sin embargo, el también autor de ‘El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo’ (1997) es conocedor del Cáliz de Doña de Urraca, del que asegura que «tiene raíces históricas más firmes que la Sábana Santa".