Tal vez aclare que va ‘más allá del carbón’ por su fuerte vinculación con la minería del carbón, como historiador, coleccionista y encargado del Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán (Palencia). De hecho las piezas de la muestra ‘A sangre’ pertenecen a una de sus colecciones, tiene más, destacando una muy importante dedicada a lámparas mineras, muchas de las cuales han pasado por ‘El rincón de la luz’, del MSM.

Y también aclara que son herramientas de todos los oficios, no solo las de arranque, de los picadores. «En la mina hubo otros muchos oficios que requerían sus herramientas específicas; gente como los barrenistas, los tuberos, por citar un par de ellos. El tubero, por ejemplo, siempre llevaba una navaja con un palo para cuando se hacía un agujero en el tubo».
- Decías que vas más allá de las herramientas de la minería del carbón.
- Ese aspecto me parece muy interesante. Por ejemplo, hay herramientas de la minería metálica, las punterolas, varios tipos de barrenas antiguas... y también están los de las minas de tierras blandas, yesos y demás, que requerían azadones especiales».
Además se puede observar en la exposición, y de ello hablará Cuevas, la evolución de herramientas muy antiguas que «van evolucionando, mejorando, ajustándose a los tiempos. Por ejemplo, cuando se barrenaba con pólvora tenía sus herramientas y cuando llegó la mecha o la dinamita pues hacían falta otras. En otros casos evolucionan para ser más prácticas, por el uso se hace evidente que la pala tiene que tener una determinada inclinación y se va diseñando en los talleres. Parece fácil pero son muchos años de evolución en cada tajo pues cada mina es diferente y en una hace falta una pica para el carbón muy fina y muy larga y en la minería metálica se precisan grandes picachones... Y todo son picos».
Incluso una misma herramienta puede ser muy diferente según va avanzando el tiempo. «El hacho no ha sido siempre como lo conocemos nosotros. Los franceses utilizaban uno bastante diferente, el de Peñarroya tiene alguna variante del leonés. No se unificaron hasta que no empezaron a fabricarlos en serie y todos comprábamos el hacho del Urogallo y los mangos estándar, cuando se hacían en fragua tenían diversas variantes y elegías la madera y la forma de tu mango o las medidas del hacho; pues para el minero el hacho era algo muy personal, muy suyo. Se trata, en definitiva de lograr una herramienta específica para el trabajo que tu tienes que hacer y con tus propias características físicas».
Otra curiosidad que abordará Fernando Cuevas es la de los nombres que se le da a las herramientas según los oficios pues, señala, «una misma herramienta se llama de manera diferente; y añade que también se analizan las de países diferentes».
- ¿Y las formas?
- Yo las he estudiado a través de los libros antiguos delaboreo de minas pues tienen la ventaja de que en todos ellos hay un capítulo dedicado a la herramienta y la forma de explicarla es la misma, a partir de un dibujo en el que aparece su nombre y cómo se utilizaban. Por eso en la muestra hemos hecho los dibujos con unos pequeños textos que explicansus características.
Todo un mundo que cabe en una exposición y una charla... De Cuevas.