El médico que no quería morir

El investigador Alejandro Álvarez novela la vida y la muerte de Lodario Gavela Yáñez, el emblemático doctor del valle de Fornela asesinado a los 31 años por ser considerarlo un peligro para el Régimen

Diana Martínez
24/11/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Detalle del retrato del doctor Lodario Gavela Yáñez.
Detalle del retrato del doctor Lodario Gavela Yáñez.
Las circunstancias que conllevaron su muerte a tan temprana edad han hecho de Lodario Gavela Yáñez «un personaje con halo legendario entre las gentes de Fornela» y comarcas bercianas aledañas. El médico del valle de Fornela tenía 31 años cuando una brigadilla franquista lo asesinó en 1947.

El deseo del doctor de mantener viva la antorcha de la libertad en los tiempos de represión de la posguerra «le costó la enemistad de los más intransigentes defensores del Régimen, que veían en Lodario un ejemplo peligroso de ejercicio de la libertad y, al tiempo, una ayuda a los fugados republicanos que necesitaban de él cuando caían enfermos».

Fue su sentido ético y su defensa de la libertad la causa de que lo mataran aquella tarde del 24 de septiembre de 1947 en un paraje cercano al pueblo de Anllarinos «cuando se dirigía al encuentro de su madre y de su esposa, embarazada de siete meses».

El profesor e investigador Alejandro Álvarez cuenta, como si la hubiera vivido, la historia de Lodario Gavela Yáñez, «un héroe en los tiempos difíciles que no abdicó nunca de sus principios y antepuso su ética profesional y su defensa de la dignidad humana a sus intereses personales».

Natural de Trascastro, y criado en el berciano valle de Fornela hasta que los estudios le llevaron a dejar su tierra, siempre escuchó de boca de sus convecinos, historias y pasajes del doctor Gavela. Hasta el punto que decidió emprender una profunda investigación sobre su figura, su vida su muerte.

Ahora, con la editorial KRK, acaba de publicar el libro ‘El médico que no quería morir. Vida y muerte de Lodario Gavela Yáñez’, que acaba de salir a la luz y que se presentará el próximo jueves 30 de noviembre en León (19:30horas en el Salón de actos de UGT, con la intervención del autor y Eloína Terrón, Coordinadora Provincial de IU,Javier Alfonso Cendón, presidente de AERLE y  Javier Rodríguez, Profesor de Historia Contemporanea de la Universidad de León) y el día 14 de diciembre en Ponferrada (19:30 horas en la Casa de Cultura, con la participación del investigador Santiago Macías y el autor del libro Alejandro Álvarez).

«Yo ya conocía desde niño de la existencia y del desenlace trágico que tuvo Lodario Gavela, un mito en la comarca de Fornela, donde nací. Pero el deseo de contar su historia me surgió muchos años después, quizás hace ahora unos quince años, como un deseo de futuro, cuando me jubilase. Entonces tendría tiempo para hacer primero la investigación con serenidad, y la escritura después», explica.Sin embargo, hace unos ocho años, el profesor Alejandro Álvarez se dio cuenta de que el tiempo estaba jugando en contra de sus deseos «porque de las personas que habían vivido con él, que lo habían conocido, que habían sido sus pacientes, sus vecinos o habían estado con él en la guerra y otras muchas circunstancias, solo quedaba una generación que ya sobrepasaba los setenta años» y poco a poco, se iban. Esto le obligó a cambiar los planes y a acelerar el proceso de investigación. Así, «en verano de 2009 comencé a realizar las primeras entrevistas a personas cercanas sobre hechos de Lodario Gavela. Después de hablar con diversos informadores, tenía una imagen aún imperfecta o difusa del personaje cuya historia quería contar pero todavía con muchas dificultades», reconoce. «Por un lado, porque en la mayoría de los casos se trataba de anécdotas fragmentarias e inconexas a las que era necesario buscar un sentido. Y por otro, porque no siempre era fácil situar bien cronológicamente los hechos que me contaban, y, además, porque la memoria es un material lábil, escurridizo, pues cuando me hablaban de él me encontraba con relatos que nacían de intenciones muy dispares, que iban desde la mitificación al descrédito».Con todo esto, el autor realizó un ejercicio de «distanciamiento para no caer en la visión mítica que transmitían algunos informadores, aunque sin renunciar a presentar tampoco lo que finalmente considero una imagen ajustada a su comportamiento».A través de entrevistas con fornelos que convivieron con el doctor Lodario, reconstruyó «hechos, vivencias, enfrentamientos con falangistas, relaciones con los guardias, atención a los enfermos, promoción de escuelas, fiestas... y, al tiempo, iban surgiendo noticias imprecisas sobre su participación en la guerra civil». A partir de ahí, el autor investigó en los archivos históricos de Alcalá, Oviedo, Salamanca, Segovia, Ciudad Real o Ferrol «donde recogí datos que me permitieron ir situando al personaje en sus diversos destinos en el Frente Norte».También en tesis doctorales, periódicos de la época, manuales de historia o investigando en las organizaciones a las que perteneció en su etapa estudiantil, como la Asociación ‘FUE’ o el Socorro Rojo. Toda la información que recopiló el investigador, le hizo entender esa «aureola mítica» que rodeaba al personaje, que venía «de sus actitudes y sus obras durante sus años de ejercicio como médico en Fornela. Quienes lo ensalzan, a veces hasta convertirlo en mito, son quienes vivieron con él, fueron sus pacientes, sus acompañantes en momentos peligrosos, quienes observaron en directo su valentía con los guardias y falangistas».

Durante sus años de servicio en el valle de Fornela, la zona «era un espacio en el que la guerra pervivía en forma de brutal represión, causando muertes, torturas y detenciones por docenas, y el miedo era una presencia pavorosa, casi física» relata Álvarez.

En aquel duro ambiente, en aquellas aldeas de las montañas del escarpado valle de Fornela, el doctor Lodario Gavela «fue un ejemplo de valentía, pero también de compromiso con sus gentes. Y su labor no se circunscribió a la atención médica, cuya dedicación todavía se recuerda con admiración entre las gentes de Fornela y fuera de esta comarca», argumenta el autor del libro.

Y es que, el médico ejerció también como impulsor de escuelas en localidades como Trascatro, Chano, Guímara y Cariseda, promovió el conocimiento del entorno y «trató de arrancar a las niñas del papel que el régimen y la tradición les tenían reservados».

Promovió la llegada de la luz eléctrica «y de hábitos higiénicos, fue inspirador de modificaciones arquitectónicas de las humildes casas de los pueblos. Y su esmerada atención a sus enfermos, su carácter afable, su personalidad arrolladora, su polifacética actividad, su solidaridad con los más pobres y su sentido humano lo convirtieron en una persona omnipresente y admirada por la mayoría de los fornelos, incluso por algunos guardias acuartelados en la zona, lo que explica la profunda conmoción y tristeza que produjo su asesinato».

Alejandro Álvarez decidió recrear la historia del doctor Lodario Gavela en forma de novela, pero «siempre fiel a los hechos históricos y a los personajes».

Esta decisión está basada en «el deseo de ‘revivir’ a Lodario Gavela, presentarlo como un ser vivo, para que el lector lo perciba actuando, hablando, sintiendo emociones, pensando y valorando su propia realidad y la historia».

El libro recoge algunos episodios de encuentros entre el doctor Lodario y el emblemático guerrillero Serafín Fernández Ramón ‘El Santeiro’, otro de los mitos del valle de Fornela, del que el autor prefiere reservarse el contenido para los lectores del libro.

Del mismo modo, los lectores podrán descubrir también por qué el doctor luchó en la guerra civil «primero en un frente elegido, el republicano en Asturias hasta la caída del Frente Norte, donde desarrolla actividades que tendrán influencia en su futuro, y luego en otro impuesto, dentro del bando nacional, consecuencia de unas situaciones imprevistas, y donde tiene un comportamiento digno de su personalidad rebelde», dice.

Cinco años se pasó sirviendo el doctor en el valle de Fornela, desde 1942, que fue destinado como médico interino, hasta su asesinato en 1947. En el valle dejó una huella imborrable.

Este trabajo editorial del profesor Alejandro Álvarez quiere ser «un homenaje a esas personas que, como el protagonista, sufrieron la persecución, la cárcel, la tortura o la muerte en aquellos años tristes y torvos del franquismo». También trata de «mostrar un personaje que podía decirnos cosas sobre el pasado, sí, pero también sobre el presente, pues su actitud puede constituir un ejemplo de honestidad, coherencia, solidaridad y defensa de la libertad».
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