El olvido ya no es una condena para Genara

Cirujales, localidad natal de Genara Fernández, fusilada en 1941 en León, acoge esta tarde un acto de homenaje a su memoria además de enterrar sus restos y recordar a otros represaliados en la comarca de Omaña

Fulgencio Fernández
10/07/2020
 Actualizado a 10/07/2020
Genara Fernández, maestra, nació en Cirujales en 1903 y fue fusilada en 1941 en León, en una fosa. Hoy regresa a su pueblo y allí será enterrada.
Genara Fernández, maestra, nació en Cirujales en 1903 y fue fusilada en 1941 en León, en una fosa. Hoy regresa a su pueblo y allí será enterrada.
La plaza de la antigua escuela de Cirujales, en Omaña, acoge este viernes por la tarde un acto cargado de emotividad; elentierro y homenaje que se le rendirá a una mujer de este pueblo, la maestra represaliada Genara Fernández, fusilada en 1941 con tan solo 38 años, acusada de tener propaganda antifascista. En este acto tomará la palabra la historiadora Ana Cristina Rodríguez, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) que es laque ha exhumado los restos de esta joven maestra. Señala que para ella no es un acto más pues «cuando se plantea un acto de estas características, son muchos los sentimientos que te asaltan. Cuando llega un caso a la ARMH automáticamente se pone en marcha la maquinaria. Toca movilizar a los voluntarios, buscar la documentación pertinente, localizar el lugar donde se encuentra la víctima, trámites burocráticos, etc. Son muchos los pasos que hay que dar antes de llegar al momento de la exhumación, que no siempre sale como nos gustaría. Por ello, cuando llega el momento de recuperar el cuerpo de un represaliado y entregárselo a su familia es un momento un tanto agridulce. Por un lado, no puedes evitar sentir la alegría de haber ayudado a completar su historia familiar, contribuyendo al mismo tiempo a realizar una función didáctica con la sociedad al reivindicar la memoria democrática de nuestro país; pero siempre está la nota triste que marca el hecho de que estamos hablando de represaliados por la Dictadura Franquista y que lamentablemente queda mucho por hacer».

Señala la historiadora que el caso de Genara «es muy interesante, empezando por la propia protagonista». Recuerda que pese a las fuentes documentales localizadas son franquistas y, «por lo tanto, están plagadas de retórica orientada a justificar el proceso represivo, lo cierto es que de ellas se puede deducir que fue una mujer valiente, comprometida y una gran defensora de la democracia. . Probablemente fue una mujer adelantada a su tiempo que pagó muy cara su militancia política».Hay otra circunstancia añadida, ya que este caso, explica, «nos ha permitido descubrir el cementerio civil de León. Hasta que no se produjo su exhumación, la información que teníamos es que la zona del cementerio de León en la que habían sido enterrados los represaliados, había sido destruida durante las obras de remodelación del mismo, desapareciendo por completo la posibilidad de recuperar los cuerpos de prácticamente la totalidad de los fusilados en el campo de tiro de Puente Castro. Sin embargo, con este caso de Genara llegamos a una fuente documental, los libros de enterramiento del cementerio de León, que nos desvelaron que algunas víctimas de la represión franquista fueron enterradas en el cementerio civil de León». Y así exhumaron también a José Almena Castro «y nos abre las puertas a otras posibles intervenciones».Genara Fernández era maestra, recordada aún en su pueblo por quienes fueron sus alumnos, y Ana Cristina Rodríguez analiza cómo fue la represión con los maestros. «La educación siempre ha sido un instrumento al servicio del poder. Esta cuestión ha sido fundamental a lo largo de toda la Historia y los dirigentes republicanos eran plenamente conscientes de ello. Sabían que en 1931 España no era un país ni demócrata ni republicano y, por lo tanto, era necesario un proyecto educativo que formase ciudadanos de plenos derechos, conscientes de los nuevos valores. Para ello, se puso especial énfasis en la reforma educativa, en el proceso de laicización de la misma, en la inclusión de las mujeres en la vida pública para que ejerciesen sus derechos como ciudadanas». Y recuerda las Misiones Pedagógicas, la Instituición Libre de Enseñanza. «En todo este proceso era fundamental la implicación de los maestros, buena parte de los cuales abrazaron con entusiasmo los principios republicanos y la modernización del sistema educativo. Sin embargo, con el golpe de Estado y el estallido de la Guerra Civil y el golpe de Estado la situación cambió drásticamente. Los sublevados también eran conscientes de la importancia de la educación para generar adhesión a los principios ideológicos del Movimiento Nacional. Para ello no solo crearon un sistema educativo enfocado a reforzar sus principios ideológicos, sino que además se inició un proceso represivo brutal contra los maestros que les afectó físicamente a través de la represión extrajudicial, las ejecuciones tras los juicios sumarísimos y las condenas a penas de cárcel que se cumplían en centros penitenciarios en condiciones, muchas veces, infrahumanas».Recuerda Ana Cristina Rodríguez que esta represión fue dura —depuraciones, apartados de su trabajo...— pero también larguísima en el tiempos pues «sus nefastas consecuencias que se arrastraron hasta la Transición, pues con la muerte de Franco muchos maestros, después de estar varias décadas sin ejercer como tal, se vieron obligados a reincorporarse a sus puestos de trabajo para poder acceder al cobro de las pensiones». Un momento especial en el trabajo de la ARMH es cuando se entregan los restos a las familias, se entierran en sus pueblos... como ocurrirá hoy en Cirujales. «Lo que ocurre es que ha sido un proceso demasiado largo y doloroso. Por un lado está la destrucción o ausencia de documentación. Durante la Dictadura y la Transición se produjo la destrucción sistemática de documentos relacionados con el proceso represivo desarrollado por el régimen. Asimismo, la impunidad de la que gozaban los sublevados favoreció que no todas las acciones represivas fueran registradas adecuadamente». Y otra fuente importante, los testigos directos, «lamentablemente, cada vez tenemos menos oportunidades de encontrar estas fuentes tan valiosas, por edad. arrojan luz sobre algunos aspectos a los que no llega la documentación. No solo me refiero a los testimonios sobre desapariciones forzosas o la represión que pudieron experimentar las mujeres, sino que también sirven para descubrir la vida cotidiana de vencedores y vencidos, el ámbito de los sentimientos y las emociones, etc».Frente a esta realidad está el papel de los voluntarios, los historiadores, la ARMH... «algunas veces nos topamos con muros burocráticos que dificultan el acceso a determinado tipo de documentación por parte de las administraciones públicas. Aunque, afortunadamente, esto es cada vez más anecdótico y eso queda patente en el hecho en que una asociación como ARMH, con recursos económicos limitados, lleva desde el año 2000 trabajando en la búsqueda de desaparecidos gracias a una enorme red de voluntarios, logrando recuperar los cuerpos de 1500 víctimas de la represión franquista».

- El gobierno ha prometido nuevos tiempos en este campo.

- Llevamos escuchando desde hace meses que el gobierno habla de planes de choque para buscar desaparecidas y desaparecidos en las fosas comunes.El tiempo pasa y todavía no se ha movido solo grano de tierra. Las familias siguen desamparadas.

Un documental de TVE dedicado a esta maestracomenzaba con estas palabras: «Genara, un nombre condenado al olvido, sepultado con ella en una fosa individual sin lápida. Su memoria pugna por abrirse paso». Hoy, su nombre dejará de estar condenado al olvido, su memoria se habrá abierto paso y su lápida tendrá un nombre, el suyo.
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