"El poeta de hoy es un mercenario"

El escritor de Moguer Antonio Orihuela presenta en el Ateneo Varillas su libro ‘El amor en tiempos del despido libre’

Fulgencio Fernández
25/06/2015
 Actualizado a 01/09/2019
El poeta y activista de Moguer Antonio Orihuela
El poeta y activista de Moguer Antonio Orihuela
El Ateneo Varillas acoge este jueves (a las 20 horas con entrada libre) a un personaje singular, Antonio Orihuela (Moguer, 1965), poeta pero poeta de la conciencia, agitador; doctor en Historia por la Universidad de Sevilla, ha participado en más de 100 exposiciones de poesía visual y publicado poemas visuales en revistas de más de una treintena de países, desde 1999; coordina los encuentros anuales Voces del extremo, en su Moguer natal, en torno a este encuentro y antología anual se ha ido consolidando «un movimiento poético colectivo que, desde distintas perspectivas, hace centro de sus intereses la denuncia de la injusticia y la marginación social, la reflexión estética y ética acerca de las relaciones que establece el poder instituido con lo real y la necesidad y posibilidad de un cambio del modelo del capitalismo global y postmoderno».

Su último trabajo es el libro ‘El amor en los tiempos del despido libre’, y con él bajo el brazo ha viajado desde  Moguer para presentarlo en León, proponiendo «una reflexión sobre la realidad contemporánea y busca ayudar a un cambio en sus actuales condiciones de injusticia». Ypara dar este paso afirma que «tenemos que dejar de pensar nuestra vida en términos de materia prima y empezar a vivirla como vida con sentido, enajenada de su valor de compra y sumisión, trabajando en prácticas que nos ayuden a recuperar su tiempo de vida, denunciando e intentando eliminar las relaciones de explotación y profundizando en la democratización de la vida pública. Cualquier herramienta es buena, como la poesía rescatada de la muerte del arte y revivida para nuestro nuevo vivir».

No comparte, por ello, la famosa afirmación de Celaya de que ‘la poesía es un arma cargada de futuro’. «Pienso que Celaya se equivocaba, la poesía está cargada de presente. Palabras como futuro, esperanza, porvenir… siempre me han chirriado, me suenan al famoso ‘vuelva usted mañana’ de Larra, a jerga de banqueros buscando rentabilidad al bono a cinco años, a cosa muerta… Sólo tenemos el hoy para vivir, para actuar, para hacer y hacernos, también en poesía y con poesía».  
El amor en los tiempos del despido libre plantea una reflexión sobre nuestro lugar en el mundo como «personas acosadas por unas formas de vida suicidas, en las que las grandes ciudades, la publicidad y el espectáculo nos han dictado como única posibilidad de integración en la megamáquina productiva y consumista. Contra esta forma de moris se levanta el libro» en el que el protagonista es un hombre que ha despertado y que duda entre mantenerse al margen o enfrentarse al mal. Al final probará qué tal funciona hacer ambas cosas.

Antonio Orihuela es un escritor y activista de larga trayectoria, poeta, ensayista, novelista... traducida a numerosos idiomas, que incluyen el esperanto.  Pero él no quiere encasillarse en un género, definirse como poeta u otra cosa pues, señala, «en esta sociedad tiene una terrible manía clasificatoria, se siente tranquila teniéndonos encajados en algún compartimento (mecánico, gordo, del Betis, homosexual, rojo...), pero lo más preocupante es que los hemos asumido, incluso lo hemos convertido en una seña de identidad y si de algo me he convencido es de que eso que llamamos identidad es un castillo de arena, un picastillo de cartas… escritor, poeta, recolector de cerezas, pintor de brocha gorda, basurero, cocinero, jardinero, amante, probador de colchones, corsario, chófer, amigo, psicólogo, remero, nadador, tarotista… se puede ser tantas cosas a lo largo del día… ¡Qué manía la nuestra de encerrarnos! Decía un amigo mecánico que él era poeta porque apretaba las tuercas poéticamente».

Orihuela es un escritor sustancialmente crítico, con lo ajeno y con lo propio, también con la poesía actual, de la que afirma que «está absolutamente desprestigiada mientras vivimos en una sociedad que escribe y consume poesía. El problema es que se ha convertido en propaganda, publicidad y marketing para propiciar su consumo masivo y a su vez, también la percibimos prestigiada por las élites culturales como un producto en sí, raro, inútil, prescindible y separada de la realidad y de la sociedad.  Es una suerte de esquizofrenia en la que  el poeta sigue siendo en la actualidad  más necesario que nunca, aunque no como poeta sino como publicista, creador de tendencias, diseñador gráfico, director de campañas institucionales, electorales, etc., para no andar con rodeos, como mercenario».
Así lo ve y así lo defiende para seguir «luchando contra la esclerosis social»
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