Y Tania explotó, se intuía en sus palabras un rebote curioso, aunque quería explicar sus verdaderos motivosesta firme defensora del bienestar animal, campo en el quecree que pocas lecciones le pueden dar: «No es el dinero que pierdo lo que lamento, sino el terrible sufrimiento que se intuye en la muerte de Navarra y la cría que llevaba dentro». Las imágenes de la vaca son realmente duras. «La echamos en falta el miércoles, la buscamos tres días y el sábado la encontramos así. Y que nadie me hable de abandono pues tenemos mastines, supervisión dos o tres veces al día, control diario... ¿y qué?».Y no es, además, la primera vez que le ocurre, la historia se repite igual que le ocurrió hace unos meses, también con otro ataque del oso.
Tania no se esconde y le pone nombre y apellidos a su queja: «Señores de la Fundación Oso Pardo, de la Junta de Castilla y León, administraciones… den la cara, vengan aquí y sigan diciendo que el oso solo come frutos y hierba y pequeños brotes. Vengan aquí y díganmelo ‘in situ’. Sigan negándolo todo y sigan fomentando que todo el mundo viva del turismo y en el mundo Disney».
Y explica la ganadera la sensación que tiene ante estas situaciones, cómo se siente ante la incomprensión de su oficio y la realidad que vive: «Sigan negando lo evidente, que para desmentir y poner las costillas y mantener vuestro chiringuito ya estamos los de siempre, sigan haciendo políticas para las personas que tienen la vida solucionada y vendiendo humo de la España vaciada. Se lo agradecemos todos los que estamos sufriendo estos atropellos y se lo agradezco yo. Los espero aquí», concluye Tania que en sus redes ha colgado, por ejemplo, el informe de la Junta que certifica que el ataque fue producido por un oso.