Duermenen las arcas de los desvanes. Allí el tiempo se encarga de ir acabando poco a poco con ellas, ayudado por polillas y roedores que agujerean sus fibras hasta hacer jirones con la historia de los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos... Allí quedaron dobladas desde la última vez que la abuela se puso el rodao o manteo para echar un baile cuando comenzaron con el grupo de danzas tradicionales en el pueblo. Contaba que eran a la vez de su abuela, que era con lo que vestía los días de fiesta, que «no había tanto vicio como ahora», que para ir a las eras tenía otra saya más corriente... «La ropa que te honra, quítala y ponla», entonaba también a menudo. Y esa ropa que honra, que habla de la tradición, de las costumbres, de cómo vivían quienes nos precedieron entre los siglos XVI y XX, se guarda ahora en un armario en el que las prendas nunca pasa de moda: el del Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (Mitle) de Valencia de Don Juan. Resti Martín y Pedro Manuel Pérez son quienes velan por esas prendas que cuentan la historia más reciente. Se han encargado de patear la provincia leonesa para desempolvar historias, para conocer sus costumbres a través de sus telas, para desentrañar el motivo que hace que los estampados sean diferentes entre las comarcas, para dar con quien introducía en cada zona las modas lo cual siempre iba parejo al nivel adquisitivo. Con todo ello han dado forma al Mitle, un lugar de encuentro con la indumentaria tradicional que desde hace pocos días cuestan con tres piezas restauradas: unas cintas de talle del Órbigo, un chaleco masculino del Páramo, en concreto de Villavante, y unos escarpines procedentes de la localidad de Cillanueva. Su recuperación se presentó en el propio museo el miércoles por la tarde de la mano de Pedro Manuel Pérez, restaurador encargado de dar magistralmente las difíciles puntadas que hacen más leve el paso del tiempo sin que la prenda pierda ni un ápice de su autenticidad. El arreglo ha tenido un coste total de 5.000 euros y ha sido llevado a cabo a través de la subvención que el Instituto Leonés de Cultura, dependiente de la Diputación de León, ha concedido para la Restauración de Bienes Muebles de la Cultura Tradicional en 2017. De este modo el gasto se ha llevado a cabo entre la institución provincial, que aportó la mitad, y el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan, que puso la otra mitad.El Mitle cuenta con más de 1.200 piezas que reflejan las costumbres de las comarcas leonesas Entre las más de 1.200 piezas con las que cuenta el Mitle se encuentran otras que han sido anteriormente restauradas como es el casó de un jubón femenino o sayín, de la comarca del Órbigo Bajo Leonés; un justillo «de picos», del Órbigo medio; una chaquetilla o marsellés, de la comarca de la Vega del Esla; y un chaleco masculino de la Maragatería. Todo ello supone una recuperación de una parte importante del patrimonio etnológico leonés que cuenta ahora con tres nuevas piezas que han recuperado aquel esplendor que tuvieron antaño cuando se estrenaron. En la memoria de restauración de todos estos elementos, figura que el estado de conservación de las tres piezas intervenidas era «muy malo». El chaleco de Villavante, de indumentaria popular, forma parte de los fondos del Mitle donde ingresó en 2010. Elaborado con lana, algodón, lino, seda y metal, ha precisado de un minucioso trabajo de recuperación. Tras el estudio de la prenda, no han conseguido datar la fecha de confección de la misma, aunque su coincidencia con otros chalecos que aparecen en fotos de vecinos de localidades cercanas como Villadangos del Páramo lleva a pensar que fue elaborado en un taller de la zona, explica el restaurador Pedro Manuel Pérez en la memoria.
Este recoge todo lo que le ha contado la tela del chaleco: fue prenda de lujo, bien conservada en su primera época y muy utilizada antes de caer en desuso en unas condiciones mediambientales inadecuadas.
La otra pieza restaurada, las cintas de talle, son de seda azul con decoración brocada con motivos florales policromos. Servían para atar a la cintura y dejar colgar en la parte trasera sobra la falda con finalidad estética. En León también se las conoce como colonias dado que era precisamente de Colonia de donde importaban las cintas de seda, aunque después también comenzaron a utilizarse de género español. Los escarpines, de sarga de lana sin teñir, hacían la función de calzada y se usaban de forma conjunta con las madreñas o galochas aportando calor y acolchado al pie al usar calzado duro. A pesar de ser una prenda muy común, apenas se conservan ya en León y es que el que tenía unos escarpines era para usarlo a menudo. Por eso los restaurados presentan remiendos.
Los escarpines se utilizaban para acolchar las madreñas y para quitar el frío en los pies Pero ahora ya no vale con zurcir las prendas ni arreglarlas es cuestión de bordar y cantar. Las tareas que se han llevado a cabo para su recuperación son mucho más cuidadas y entre otras, se han utilizado las técnicas de microaspiración o pruebas de solubilidad para el color, como si de un trabajo propio de laboratorio se tratase para no interferir en la originalidad de la pieza y respetar al máximo su elaboración primera.
Todo cuidado ha sido poco para honrar a quienes por última vez vistieron y doblaron esta ropa antes de dejarla dormir en los desvanes para ser presa del paso del tiempo. ¿Qué recorrido haría con las madreñas quien se puso por última vez los escarpines de Cillanueva? ¿Cómo se llamaría aquella vecina que por última vez se ciño las cintas de flores al talle en la comarca del Órbigo? ¿Qué tarea llevó a cabo el último que vistió el chaleco? No se sabe con exactitud aunque todas ellas hablan de otros tiempos de miseria y dureza, de otras épocas en las que la indumentaria hablaba sola porque no era lo mismo ser rico que pobre, ser señorito que obrero.
El ropero que nunca pasa de moda
El Mitle de Valencia de Don Juan ha restaurado tres piezas: unos lazos del Órbigo, unos escapirnes de Cillanueva y una chaleco de Villavente. Fondos de armario de la indumentaria tradicional leonesa
13/05/2018
Actualizado a
18/09/2019
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