"El último anticuario" se reinventa

Antigüedades Ángel, el histórico anticuario con tienda en Boñar y uno de los últimos resistentes del gremio en la provincia, se reinventa y al comercio de la llamada villa del negrillón suma ahora una página web que permite acceder, conocer y comprar todas las piezas de ese mundo mágico que han ido construyendo generaciones de artesanos, todo un mundo al alcance de todos en todas partes

Fulgencio Fernández
14/05/2023
 Actualizado a 14/05/2023
Dos generaciones de Antigüedades Ángel en Boñar, uno ya jubilado. | MAURICIO PEÑA
Dos generaciones de Antigüedades Ángel en Boñar, uno ya jubilado. | MAURICIO PEÑA
Charlar con Ángel Sastre ‘padre’, el anticuario de Boñar, es un fascinante viaje al pasado, a la historia y a las historias, las de tres generaciones dedicadas a este oficio en el que se ve como en ningún otro el cambio de los tiempos, tanto que es un viaje que podría empezar con un carro tirado por un burro y acaba viajando por Internet hasta el último rincón del mundo, allí donde a alguien se le antoje una de las joyas que aparecen en la hace poco estrenada web antiguaedadesangel.com

Porque ahí está la noticia, al oficio más antiguo con el arma más actual. Ya en un reportaje de hace más de tres años, Ángel Sastre ‘hijo’ apuntaba que se hacían necesarios nuevos caminos: «Ya nada tiene que ver con los buenos tiempos que vivió mi padre para las antigüedades; ahora nos llaman más para vender que para comprar, incluso hemos tenido el caso de gente que ha heredado piezas que les habíamos vendido que ahora que se las volvamos a comprar».

Son otros tiempos, también habían empezado con un Isocarro hace más de 80 años y se habían mantenido en él, se mantienen, porque el patriarca explicaba que es un mundo fascinante con un ejemplo muy curioso: «No hay profesión más bella. He entrados a las casas de los más ricos y en las de pobres de solemnidad; he entrado en los conventos de monjas de clausura mientras al cura lo dejaban en la puerta; pero esto no lo pongas que si se entera el señor obispo», aunque aprovechamos para ponerlo amparados en que ‘el señor obispo’ actual cuentan que es mucho más abierto y tolerante, que se nota que pasó por barrios como Vallecas y hace unos días dijo en Sabero que «no damos para enfrentamientos, tenemos que estar en el mismo barco»; pero ésa es otra historia.

Internet, la web de Antigüedades Ángel, es la última parada de un largo viaje familiar que empezó en Zamora, «cuando pasaban hambre hasta las moscas» y llegó a Boñar, donde sigueComo es otra historia cuando la familia empezó en el negocio de las antigüedades y, curiosamente, no se llaman Ángel por los anticuarios... «No, mi padre (el abuelo del actual propietario) y sus hermanos iban por estos pueblos con un carro y llevaban detrás grabado un ángel, la parte superior, la cabeza y las alas, yla gente decía ‘vienen los del ángel’». Y si ellos se llaman Ángel...

Era aquel de 2020 un reportaje «del último anticuario de la provincia» pues coincidía, como explicaban ellos, que habían cerrado varios colegas por diferentes localidades, esa crisis de la que hablaba el hijo... por eso ahora se reinventan y en esa web encontramos una tienda virtual llena de joyas diversas que evitan a quienes viven lejos tener que desplazarse a la tienda que sigue abierta en Boñar. Me temo que el patriarca se resiste a que sólo la red acoja esas historias hay que escuchárselas a él, con el entusiasmo que habla desu abuelo recorriendo pueblos de Zamora, «cuando hasta las moscas pasaban hambre», el ascenso hasta el Hispano Suiza que tenía aquel otro ambulante de nombre mágico para él, Epímaco, «parece un griego ilustre»; la abuela Evangelina que curó la cojera con un milagro... y la llegada a Boñar «y alrededores, que llegaban a Lillo, Valdorria y pasábamos para Asturias, a Cabañaquinta y aquellos pueblos del Valle de Aller». Aquel primer Isocarro, que costó 22.000 pesetas...

Y ahora, das al enter y empiezan a aparecerproductos vintage, navajas de Taramundi, gramófonos, aparadores, relojes antiguos, cámaras de fotos, linternas mágicas, muebles antiguos... y siguen siendo «los del ángel».
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