Ya sale de casa con el Sam entre las piernas. El ruido de la puerta hace que aparezca en unos segundos Sol y en lo alto del pueblo, desde el corral de la casa más alta de Salamón, vigila para bajar Pipo. Ladra para saludar.
- Ya ladra. Está solo, se murió Toño, su dueño, y se pasó un mes sin ladrar, triste, vigilando, como si estuviera esperando a que volviera su dueño en cualquier momento a abrir la puerta del corral. Ahora ya se ha dado cuenta de que no y nada más que salgo viene corriendo y ya no se separa de mi en todo el día.
«Atiendo a unos cuantos animales de vecinos que no quieren deshacerse de ellos»
Quien hace el recuento de vecinos es Ángel Alonso Tornero, el único habitante de Salamón, que comienza la jornada entre la nieve, inicia el habitual recorrido para ver y alimentar a todos los animales del pueblo. Mientras te lo explica aparecen cinco gatos, uno por cada lado, uno de cada corral...
- Pero, ¿estás solo en el pueblo?
- No, claro que no, ¿como que solo?¿Y los tres perros, y los cinco gatos, y las 33 gallinas que voy a ir a echarles de comer ahora...?Ylos caballos, después vamos a verlos.
- ¿Para que quieres tantos animales?
- No son míos. No todos. Es Sam, que ya está viejín el pobre, se me está quedando sordo, pero me hace tanta compañía, es tan cariñoso. Y los otros también, es una gozada verlos jugar, retozar por entre la nieve.
- ¿Las gallinas?
- Son de tres dueños, de Miguel Ángel, mías y de la familia de Toño, el que falleció. Son 33.
Le parece mal que pongas cara de incredulidad cuando dice que no está solo. Bueno, no le parece mal, a Ángel Alonso no está documentado que nada le parezca mal. No se enfada, siempre tiene la puerta de casa abierta, siempre tiene un café caliente para quien aparezca por allí, siempre tiene un rato para una conversación...
- No te enfades, pero ¿estar solo del género humano no se te hace duro?
- No. Te voy a ser sincero, lo pasé mal con la muerte de Toño, que era el otro vecino, te resulta muy duro, pero hay que seguir. Por lo demás pues estoy entretenido, entre ir a ver y atender ‘las ganaderías’, bajar a tomar algo hasta Las Salas o subir a Lois, que muchos días voy andando, alguien que aparece por aquí...
«Siempre dije que me acabaría quedando solo en Salamón pero realmente no veía el día en el que pasaría»
La mejor prueba del carácter y la forma de ser de Ángel es la propia realidad que ha propiciado. Los vecinos que se han ido marchando por motivos laborales no necesitan deshacerse de sus gallinas o sus gatos, se lo dicen a Ángel y él se hace cargo de ellos. Y encima le da la vuelta a la tortilla y parece que le hacen un favor a él. «A mi no me cuesta nada y así estoy entretenido».
- Vamos a tomar un café, que se está poniendo frío.
El único habitante de Salamón
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Actualizado a
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