La media docena de clientes habituales de la churrería Santa Ana esperaban detenidos bajo los castaños de indias, conversando agradablemente, a que esta cerrase cuando llegaran las doce del mediodía con un vaso en la mano, indiferentes al paso de algunos viandantes que discurrían a su lado y les observaban con cierta curiosidad, pues no es una imagen habitual beber de pie a esa hora en medio de la calle. Esa clientela, con la llegada del covid, se redujo a solo una o dos personas. Sin embargo, las mañanas de los sábados y domingos, aún en plena pandemia, había que hacer cola, en ocasiones bastante larga, para que te atendiesen. Situada al principio de la Avenida de José Aguado entre dos bancos, el Santander y Unicaja, la churrería es un chiringuito que compartió su espacio, en la otra cara del establecimiento, con un quiosco regentado por una mujer llamada Charo, como recuerda una placa: "Aquí estuvo el kiosco de Charo". Un tejado en forma de V cubre ambos receptáculos. El del antiguo quiosco y el de la churrería. Por la parte de esta se levanta una ancha chimenea de aluminio que deja escapar el humo de las frituras, que se desvanece produciendo una engañosa impresión, como si ese humo respondiese a una actividad mayor y no al de una sola freidora. Dos puertas, una al lado de otra, permiten acceder al interior del reducido espacio de esos pequeños huecos. La de la churrería, bajo la bandera de León, como la otra, tiene un churro pintado. Sobre la ventana por donde se atiende, paralela a la lejana Avenida de Fernández Ladreda, un toldo rojo pastel con un faldón de color crema donde se lee: "¡Soy tu Churri! Desde 1953". Al lado de la ventana, en el interior, posadas en un estante, distintas botellas, con la típica de mistela. Sobre el tejado los dueños han colocado recientemente un rótulo de metal con la palabra: "Churrería", y, en letras pequeñas, el mismo reclamo del toldo. Además, desde hace tiempo, la churrería dispone de una página web publicitando sus servicios: "Churrería de Santa Ana, la churrería de toda la vida. Sigue en el paseo de José Aguado desde 1953, siempre dispuestos a endulzarles cada mañana con nuestros crujientes y sabrosos churros. ¿A qué esperan para probarlos? ¡Les esperamos!". Si breve, dos veces bueno, como recordaba Gracián.
Lo más probable es que fuesen los portugueses los encargados de introducir su consumo en España. Se trataría de una modificación de la masa del "youtiao", también llamado "youzhagui" en el sur de china. Esa modificación, explica Wikepedia, tiene que ver con el cambio introducido respecto a la manera de "tirar" los chinos la masa, pues los portugueses le dieron a esta la apariencia de una estrella, mediante la utilización de mangas con esa forma. Otros apuntan a la posibilidad de que sean una derivación afortunada de los buñuelos de la repostería árabe. Su presentación adopta distintas hechuras, la de trenza o churro madrileño, y la alargada, que ofrece la churrería de Santa Ana, sin olvidar esos otros explosivos de las ferias, para quien pretenda mantener a raya el colesterol, rellenos o cubiertos de chocolate.
Recuerdo una fría mañana de 2021 haciendo cola ante la churrería de Santa Ana, con el periódico y el pan bajo el brazo, golpeando los pies contra el suelo. Una larga y tenaz espera viendo escapar el humo blanco de su reluciente chimenea. La agradable recompensa del calor en la mano de los churros recién fritos que se desprende del paquete cuando al final te lo dan envuelto en una hoja de periódico.
Cuando escribí este artículo Rusia no había invadido Ucrania. Este país es uno de los principales productores de girasol. Ahora, la escasez de aceite de girasol amenaza la viabilidad a corto plazo de churrerías como la de Santa Ana, una razón más para desear una solución satisfactoria para todos del conflicto.
El "youtiao" y la churrería de Santa Ana
Por José Javier Carrasco
29/03/2022
Actualizado a
29/03/2022
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