En busca del vino perfecto

La búsqueda de la perfección sensorial nos deja pendiente seguramente el hallazgo del placer

Rubén García Franco
22/05/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Peregrinos de camino a Foncebadón. | MIRIAM CHACÓN (ICAL)
Peregrinos de camino a Foncebadón. | MIRIAM CHACÓN (ICAL)
Nos enfrentamos a una multitud de emociones diarias, a la expresión de los sentidos en cada instante y de un modo autómata reaccionamos sin detenernos, ni incluso plantearnos, a valorar la interpretación del estímulo que hemos percibido. Realmente sería una situación cansina si a cada paso que emprendiésemos nos detuviéramos e inspirásemos aire, dejando que el aroma de la calle inundara nuestras fosas nasales; quizá provocaríamos un colapso en las aceras de nuestra ciudad.

Algunos estímulos pasan desapercibidos o ha llegado el momento en que están tan integrados en nuestros receptores sensoriales que no les damos importancia. Como dice la canción "jamás te recuerdo porque nunca te olvido". Nos sucede lo mismo cuando nos enfrentamos a una copa de vino y buscamos como si ese líquido purificante fuera a desvelarnos algún secreto escondido.

El modo en que sentimos no es el qué sino cómo somos capaces de poner a punto nuestra mecánica sensorial a partir de un estímulo. Los vinos esconden historias, hilos conductores que nos llevarán a amar o a odiar, o simplemente a demostrar una indiferencia apabullante sobre el producto que estamos degustando. Existen muchos factores para que nos enamoremos.

Necesitamos liberarnos de prejuicios y no hacer planes, permitir que nuestros sentidos se expresen con libertad, sin estar atados a una soga. Creer en las emociones y no en la búsqueda de la sensación perfecta. No dar importancia al precio ni al vestido de la botella, sólo al vino, a él y a ti. Será entonces cuando el placer emergerá ante nosotros y podremos decir éste es mi vino perfecto.

Un vino: Biermú


Un aperitivo distinto, ligero y muy digestivo por su composición de hierbas aromáticas y elaborado a partir de la variedad Godello. Muy refrescante, lúdico y original para disfrutar al aire libre. Se recomienda el consumo con hielo y un aporte cítrico.

Más información: www.pradaatope.es

Un restaurante: El Lagar de Montegos


Acogedor restaurante, situado en San Andrés de Montejos, dentro de un edificio de piedra destinado a uso de lagar. Cuenta en su interior con las piezas que componían dicho lagar como una viga de ocho metros. Buena cocina tradicional y temporada.

Más información: www.facebook.com/ellagar.demontejos

Una ruta: Foncebadón


La silueta de la Cruz del Ferro señala el camino al Peregrino y marca el límite entre la Maragatería y el Bierzo. Se alza sobre un poste de madera y reposa en un montículo de piedras que cada día crece con la aportación de cada transeúnte.

Más información: www.bierzoenoturismo.com

Un hotel: Villa de Cacabelos


Un singular edificio en el corazón de Cacabelos y en el seno del Camino de Santiago. Tiene 34 habitaciones y aparcamiento. Trato agradable, rutas programadas y habitaciones confortables para disfrutar de un fin de semana para todos los públicos.

Más información: www.hotelvilladecacabelos.es




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