"En Rodiezmo nunca me llamaron maricón"

El artista asturiano Rodrigo Cuevas ensalza su vivencia en el pueblo de su madre tras denunciar el 'bullying' que sufrió de niño en Oviedo

L.N.C.
24/04/2023
 Actualizado a 24/04/2023
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El polifacético artista asturiano Rodrigo Cuevas fue el protagonista este domingo del programa 'Lo de Évole', de La Sexta, en el que en una profunda entrevista hizo repaso a una infancia complicada y la forma en la que se ha terminado convirtiendo en uno de los artistas más respetados y queridos del país por su reinterpretación del folclore asturiano.

En ese repaso por su infancia, reconocía lo complicado de su niñez en Oviedo, donde aseguró haber sufrido "muchísimo bullying" y marginación: "Me acuerdo de ir por el patio solo, aguantando las lágrimas. No contarlo en casa porque era una debilidad, una vergüenza. Y me acuerdo cómo las profesoras no hacían nada, no te apoyaban psicológicamente, me apartaban de los demás y me decían "ven para aquí para que no te insulten".

Una etapa dura en la que aseguraba sentir liberación y encontrarse a salvo en sus visitas durante el verano al pueblo de su madre, la localidad leonesa de Rodiezmo, limítrofe con el Principado: "En Rodiezmo nunca me llamaron maricón, tenía muchísimos amigos y ninguno de mis amigos me hizo bullying nunca; en Oviedo, en todos los sitios donde estuve estudiando, qué horror".

Cuevas ha reivindicado en numerosas ocasiones Rodiezmo y tanto es así que uno de sus vídeos, la particular versión de 'Embrujada', está rodado en este pueblo de la Tercia de Los Argüellos. De hecho, siempre ha recordado a un personaje de aquel pueblo, Nemesio Castañón, un hombre al que también le gustaba disfrazarse, tocar el tambor acompañado de la gaita y contar historias. En ese vídeo, su primera imagen es un mensaje: "Al pueblu de Rodiezmo, donde conocí la llibertá".

La entrevista sirvió como toda una reivindicación del medio rural y concretamente de la montaña asturiana en la que vive Cuevas. Comenzando por esa etapa en Rodiezmo donde fue conociendo ya de primera mano el folcore de la zona, defendió la cultura de los pueblos por encima del «paternalismo» con el que se mira a los pueblos desde la ciudad. «La gente mayor es la que me enseña las canciones, saben muchas cosas y tienen muchísima memoria, todo tiene su refrán y su copla», presume. Así, sí dejó claro que "en los pueblos o nos organizamos entre nosotros o nadie nos va a venir a salvar", avisa. "Ojalá todo el mundo se diera cuenta de la maravilla que tenemos aquí. Somos los buenos, somos los que hacemos que esto esté vivo; si no, esto estaría muerto", celebra. Por eso, se le cae "el alma a los pies" cuando entra en casa de un vecino y ve "leche de Hacendado".
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