Espacios para alimentar el arte

Las galeristas son las protagonistas de la serie veraniega de Mercedes G. Rojo; un recorrido de la mano de estas mujeres que están al frente de unos lugares muy especiales

Mercedes G. Rojo
07/07/2021
 Actualizado a 24/08/2021
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El pasado año por estas fechas abrimos serie veraniega dedicada a las editoras leonesas como garantes de la cultura en nuestras tierras y también fuera de ellas. En esta ocasión le toca protagonismo a las galeristas, más referido al mundo conocido como del Arte (aunque, como me comentaba una de esas artistas, la literatura sea también arte y no terminemos de entender muy bien porque esa separación entre “arte y literatura” cuando nos referimos a ellas); protagonismo de distintos campos artísticos, pero no sólo, porque algunas de dichas mujeres van más allá de mostrar al público lo que sale de las manos (y la cabeza) de los artistas plásticos.  

No sé si ha sido casualidad o es que ya lo intuía antes de comenzar este acercamiento, pero al enfrentar esta nueva serie -que tenía en mente hace tiempo gracias al intenso trabajo cultural realizado por algunas de las galeristas que conozco desde hace años- me he dado cuenta de que en nuestra tierra son más las que los galeristas que están al frente de estos lugares tan especiales, desde los que se puede acceder a lo que el mundo artístico nos ofrece con una perspectiva diferente, aunque no seamos una población muy proclive a visitar habitualmente dichos espacios.  Y es que me da la impresión, por lo que he podido detectar a lo largo de los años y en relación con sucesivas generaciones de personas de toda edad y condición, que seguimos viendo las galerías de arte como esos lugares más bien exclusivos donde solo entra aquella gente con un importante poder adquisitivo, que tiene entre sus objetivos la adquisición de obras artísticas, en muchas ocasiones tanto o más como inversión que como mero disfrute de las mismas. Pero ¿es esto así en realidad?

Con la serie que comenzamos trataremos de acercarnos a qué es realmente una galería de arte, conoceremos las que podemos disfrutar en nuestra ciudad y en otros puntos de la provincia (en concreto las regentadas por mujeres), trataremos de descubrir si éstas aportan una visión o planteamiento diferente al mundo del arte en particular y de la cultura en general, y cuáles son las fórmulas que  están utilizando para sobrevivir en estos tiempos tan difíciles a los que nos ha condenado esta dichosa pandemia, azote mundial que no somos capaces de quitarnos de encima, con sus nefastas consecuencias también en lo económico. Y ya sabemos que, en tiempos de crisis, todo lo que tiene que ver con la cultura –tantas veces calificado como superfluo- es lo que sufre los primeros y más permanentes recortes, tanto por parte oficial como particular.

A pesar de todo ello, y contra viento y marea, en León siguen funcionando más de media docena de galerías bajo dirección femenina (alguna más si unimos las que lo hacen con un hombre a la cabeza), alguna de ellas desperdigada por tierras de la provincia y alguna más navegando exclusivamente por territorios digitales. No es esta la primera crisis a la que se enfrentan este tipo de establecimientos, algunos de los cuales sucumbieron a la crisis económica del 2008, y ahora se están viendo en la tesitura de reinventarse para seguir sobreviviendo en un mundo que, ya de por sí,  no resulta nada fácil.

Pero ¿qué es una galería de arte? En este sentido nos quedaremos con la definición más próxima a nuestra realidad, la de esos pequeños espacios dedicados a exhibir y promocionar  obras de arte (también a su venta), a través de la exposición temporal, ya sea individual o colectiva, de piezas principalmente de arte visual, pintura y escultura. Pero ¿solamente eso? A lo largo de los reportajes que irán sucediéndose cada martes, veremos como nuestras galeristas, cada una con sus propias opciones y sus particulares artistas, en muchas ocasiones nos ofrecen algo más, desde un sector que (ahora más que nunca pues nunca ha sido una parcela cultural a la que el público acceda de forma habitual) está en proceso de reinvención para no quedarse por el camino como ya ocurriera con la anterior crisis económica. Y es que estos pequeños y especiales establecimientos son también, en buena parte, garantes de nuestro patrimonio artístico, el del presente, el que se está creando ahora mismo, el que también es importante que podamos conocer.

Hace algo más de un año, un nutrido grupo de galeristas leoneses exponía a prensa lo complicado de su situación. Declaraban querer ser como las librerías más que como los museos o las salas de exposiciones, querer ser considerados como parte del pequeño comercio; creían ser merecedores de abrir en igualdad de condiciones que éstas, pues su flujo de público (salvo en el caso de inauguraciones) es también pequeño. Exposiciones aplazadas o canceladas, algunas otras que no han podido inaugurarse en la manera habitual y pérdidas de ventas, incluso on-line, es la realidad a la que se han enfrentado desde el primer cierre de marzo del 2020. Desde entonces, cada una trata de reinventarse con puede, de adaptarse a la nueva situación que ha cambiado –y mucho- las circunstancias de estos lugares que si bien es verdad que nos ofrecen un tipo de artículos nada prioritarios (hay quien dice que “de sexta necesidad o menos”)  también sirvan para “alimentarnos por dentro”, como todo aquello que tiene que ver con la cultura. Imaginémonos si no que habría sido de una gran parte de la población si –sobre todo durante esos primeros y duros meses de confinamiento- no hubiéramos podido disfrutar del teatro, el cine o la música.

En todos esos aspectos y mucho más es en lo que vamos ahondar en nuestro recorrido durante estas semanas de verano, gracias a las galerías leonesas que dirigen interesantes mujeres y que podemos encontrar en recoletos lugares de nuestra ciudad, pero también en otros no menos interesantes de nuestra provincia. Se me ocurren, además, algunas otras que a lo largo de estos años permanecieron por un tiempo abiertas tanto en el propio León como en  lugares como Astorga, también regentadas por manos femeninas. En cualquier caso espero sirvan de acicate para quitar esa aprensión o respeto que a veces el público de a pie siente hacia dichos lugares, propicios también –como veremos- a los encuentros multidisciplinares y a los coloquios. Tal vez dichos espacios vengan a ser de alguna manera los herederos de aquellas tertulias artísticas que hasta mediados del siglo XX promovían en los salones de sus casas algunas mujeres preocupadas por el arte y por quienes eran sus protagonistas. Lo que está claro es que muchas de ellas creen en esa capacidad de alimentar el alma y nos ofrecen desde estos espacios algo más que la posibilidad de adquirir para nuestro exclusivo disfrute una de las piezas que en los mismos ofrecen, nos ofrecen la posibilidad de conocer al artista que se esconde detrás de la obra, de dialogar en torno a la misma, de compaginar otras formas de expresión,…, en definitiva, nos regalan una manera de crecer como personas.

¿Nos acompañan en este recorrido?

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