Espido Freire en León: "Es imposible el construir algo ajeno a la realidad si lo que estás intentando es huir de ella”

La escritora describe en Quimeras su proceso de escritura y su obra como “cambiante”

25/10/2024
 Actualizado a 25/10/2024
Rosa María Díez Cobo y Espido Freire antes del coloquio. | L.N.C.
Rosa María Díez Cobo y Espido Freire antes del coloquio. | L.N.C.

Espido Freire, uno de los nombres más reconocidos en el panorama literario actual, ha participado en la segunda edición del Festival Quimeras para hacer partícipes, al público, como ha anunciado Rosa María Díez Cobo, moderadora de su coloquio, de su condición como “viajera, quimérica y agitadora cultural”, con un siempre “inquebrantable compromiso con las artes y las humanidades”, sin olvidar su compromiso con el ser humano y sus recovecos ocultos.

En palabras de la autora, “es imposible el construir algo completamente ajeno a la realidad si de lo que estás intentando huir es de la realidad”. Asimismo, ha invitado a sus lectores, entonces, a adentrarse en dicha huida, en la que se encuentra otra forma de enfrentamiento ante lo que a Freire le aterrorizaba del mundo cotidiano.

En su prosa destacan, como sostiene Díez Cobo, unas constantes fijas: el protagonismo de la mujer, los estados angustiosos, melancólicos y depresivos de los personajes, el simbolismo de objetos y topografías, y, en muchas ocasiones, también el mal, porque cabe recordar que, como indica el investigador Samuel Rodríguez, “toda la obra de Freire se articula en torno al mal”.

La autora, en respuesta a esta problemática presente en su poética, describe su proceso de escritura y su obra como “cambiante”. Siente que participa de esa maldad, que potencialmente se ve capaz de crearla, aunque no de practicarla, manteniéndose así lejos de los posibles remordimientos posteriores; asistiendo a apariciones repentinas del mal en pequeñas redacciones y cuentos, que es, además, donde ella misma se siente más libre.  

Freire invita a colarnos en los entresijos de su escritura, haciendo partícipes al lector de la incesante búsqueda de dos aspectos: la sensación de control, en primer lugar, y la evasión para obtener y contar su propio mundo. Sendos aspectos se vinculan a su infancia, al modo de acotarla, de autoconsiderarse en la linde de la diferencia, de la sensibilidad. En el fondo, ello servía de motivación para la reelaboración de gran parte de lo que estaba sucediendo fuera: la violencia, los años de peligro, los de silencio, presentes en su País vasco natal.

No obstante, en dicha reelaboración también han de encontrarse oquedades, vacíos liminales, que hacen arribar a las propias conclusiones lectoras. En esta línea destaca el vacío en la historia, pues este es “el patrimonio del lector, presente y futuro”, sin deslindarnos del concepto del tiempo como enemigo, de algo de lo que no nos podemos fiar, como intuición que, sin duda, ha cristalizado en gran parte de sus cuentos. 

Si algo ha de resaltarse en la poética de Espido Freire es su gran interés por la creación de atmósferas y el ritmo de la obra. ¿Qué atmósfera se genera? ¿A dónde le pega el primer empujón al lector o al oyente? En esta línea, la autora sostiene que “escribo para un lector inteligente, que tenga una inquietud determinada por completar la historia”, a lo que se conecta la labor del autor que “termina cuando el lector puede sacar sus propias conclusiones”. En definitiva, “la historia de ficción es la palabra más el tiempo más la descomposición de ambas”, arribando a una definición muy interesante sobre la ficción, acotándola como “una alteración estética de una verdad más profunda".

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