Marta del Riego considera que aunque son distintos estados de ánimo, todos los poemas tienen ese hilo conductor: historias que tienen que ver con el amor, con el sexo, con la maternidad, si bien matiza que esto se refiere a la primera parte del poemario, más extensa y que hace referencia a las ‘Flores de sangre’ de una parte del título, existiendo una segunda parte, algo más breve, que hace alusión a la hierba y que habla de ese sentimiento de pérdida de sus progenitores. Y es que las experiencias y vivencias personales de Marta del Riego de alguna manera siempre han estado presentes en toda su obra literaria. «Lo que sí puedo decirte al respecto es que este poemario es lo más yo que he escrito nunca. Mi yo más desnudo. Todas esas mujeres tienen algo de mí, aunque por otro lado yo no soy esas mujeres. No soy ninguna en concreto pero todas esas mujeres tienen muchísimo que ver conmigo», señala la poeta y escritora bañezana, que reconoce le cuesta hablar de su vida íntima. «Digamos que vuelco parte de mis propias vivencias en las cosas que les suceden a las protagonistas de mis novelas, pero en el caso de este poemario están presentes muchísimas experiencias íntimas. Sin duda este es mi libro más autobiográfico hasta la fecha».Marta del Riego recuerda que Antonio Colinas, al que considera su padre literario y que la acompañará en la presentación este martes de ‘Flores de sangre sobre la hierba’ en la ciudad natal de ambos, le dijo desde el primer momento que en realidad era una poeta. «Él hizo un comentario muy positivo de un poema mío que leyó hace muchísimos años y eso me empujó a seguir escribiendo poesía, aunque no publicara nada hasta ahora. Digamos que la poesía siempre ha estado presente en todas mis novelas porque mis novelas creo que tienen una característica y es el ritmo, esa música que va por debajo de la narrativa pero que en el poema se manifiesta en primer plano. Con esto te quiero decir que soy una poeta a la que le gusta narrar historias», sostiene la artífice de ‘Mi nombre es Sena’, que asegura que en su poesía no hay nada hermético ni alardes formales sino que su intención es que llegue con claridad a toda la gente. «Utilizo un lenguaje sencillo, incorporo incluso alguna palabra en leonés que usaba desde pequeña y que ni siquiera sabía que era leonés. Son palabras de campo, pues el poemario tiene mucha relación con la naturaleza: los ríos, los pájaros, los animales». 
Ese aspecto más terrenal de la poesía de la autora bañezana contrasta con la poesía más elevada, casi mística, de su mentor Antonio Colinas. «Sí, es verdad. Mi poesía está muy apegada a la tierra. Hay una expresión de mi padre que he utilizado para uno de los poemas, ‘filotelúrica’, que me parece muy bonita y que creo que define muy bien lo que es esta obra. Lo que pasa es que la poesía de Colinas es mítica pero también tiene muchas referencias a la naturaleza. De hecho de todos sus poemas mi favorito es ‘Zamira ama los lobos’», reconoce Del Riego, que sí cree que existe una conexión entre su poesía y su narrativa anterior expresada sobre todo en novelas como ‘Sendero de frío y amor’, ‘Mi nombre es Sena’ y principalmente ‘Pájaro del Noroeste’. «Pienso que se da esa conexión porque, como te digo, cuido mucho el lenguaje, me gustan las frases cortas y que tenga todo mucho ritmo. Esto está en todas mis novelas, pero sobre todo en la última. Lo que es cierto es que en estos poemas he sido muy libre, en el sentido de que no me he cortado un pelo ni me he puesto ningún tipo de censura. Hay poemas que hablan directamente de sexo, pero integrado como parte también de la naturaleza», declara la autora, que en este poemario, al contrario que en sus anteriores novelas, el marco geográfico no está tan especificado, si bien señala que en uno de sus poemas aparece el río Eria. «De vez en cuando cito nombres de lugares que conozco y en otros aparecen descritos pero sin concretar de cuales se trata».A Marta del Riego le gustaría continuar por esta nueva senda que le ha marcado la publicación de ‘Flores de sangre sobre la hierba’ y que este martes presenta ante sus paisanos. «Como te dije llevo mucho tiempo escribiendo poesía, que es algo que me encanta pero que te pone en una situación muy diferente a cuando escribes novela. En la poesía entras casi como en trance y te provoca un placer enorme, mucho más que la prosa, donde ya tienes una estructura en tu cabeza y la tendencia es a intelectualizarlo todo, mientras que para mí la poesía es muchísimo más visceral. Contestando a tu pregunta de si me gustaría seguir con la poesía la respuesta es que sí, pero también me requiere cierta paz espiritual que ahora no tengo porque sigo estando a demasiadas cosas. Pero estoy muy satisfecha con el resultado del libro», asegura la escritora bañezana, que en esta ocasión ha editado con el sello leonés Eolas. «La verdad es que Héctor Escobar llevaba tiempo proponiéndome editar con él y yo estoy encantada de que haya sido con este poemario. Por suerte, Héctor es un tipo de editor que si apuesta por algo se tira de cabeza y yo estoy muy contenta la verdad porque se trata de una edición muy bonita y cuidada».