Felipe Zapico, 'El Juncal' leonés

Hace tan solo ‘horas’ que ha fallecido Felipe Zapico, se han sucedido los recuerdos sobre "el torero de León", la mayoría cercanos en el tiempo, pero Fernando Rubio puede viajar a su archivo de los años 70

16/12/2024
 Actualizado a 16/12/2024
Felipe Zapico en su faceta más destacada dentro de su andadura puramente taurina, la de banderillero, con numerosos paseíllos en las plazas. | FERNANDO RUBIO
Felipe Zapico en su faceta más destacada dentro de su andadura puramente taurina, la de banderillero, con numerosos paseíllos en las plazas. | FERNANDO RUBIO

Se ha escrito mucho estos días de Felipe Zapico, algo lógico en un personaje tan singular e incomparable como él, una pasión por los toros difícilmente repetible en una ciudad como León. Fueron la mayoría acercamientos a sus últimos tiempos, ya retirado, al leonés ejerciente, al cronista en la tele... Pero Fernando Rubio guarda en ese tesoro que es su archivo de los años setenta (hace medio siglo) imágenes de un joven Zapico y también recuerdos de cuando las tomó: «Conocí y traté en los años 70 a Felipe Zapico y, cosas de estos tiempos, volví a retomar su contacto gracias a Facebook, hace 3 años. Al conocer el 11 de diciembre  la noticia de su fallecimiento, he rebuscado en mi archivo y, aunque en los años 70 su actividad como torero era ya menor, he podido rescatar algunas imágenes suyas relacionadas, como es lógico, con su mundo, con el mundo del toreo. En ellas aparece como espectador, en la grada, o en la barrera.  En el albero, con traje de luces y en una tienta de vaquillas con otro torero leonés, Pedro Fernando, en la que Felipe resultó cogido, afortunadamente sin ninguna consecuencia». 

Y repara Fernando Rubio que en alguna de las fotos ‘de paisano’, aparece también otro hombre inolvidable del mundillo taurino leonés y, seguramente, al hombre que más admiraba y respetaba Felipe Zapico: José Luis Pereletegui, durante muchos años cronista taurino en la vieja La Crónica y hombre importante en la historia de la radio en León. Él fue quien trajo a la ciudad a su primo carnal Francisco Pérez, que en su estancia leonesa comenzó a firmas sus escritos y colaboraciones como Paco Umbral.

Pero volvamos a Felipe Zapico. Ha escudriñado Fernando Rubio entre lo publicado sobre Felipe Zapico, algo muy suyo, y muestra especial predilección por un artículo de Antonio Risueño en El Diario de Madrid y que no es un obituario sino un artículo del pasado mes de  junio, cuando se le rindió homenaje en la plaza de toros de toros de León coincidiendo con la feria de San Juan. Le gusta especialmente cómo bautiza el articulista al fallecido torero: El Juncal leonés. Y escribe:
- Pero esta feria (la de 2024) ha tenido un significativo aliciente, al homenajear al inefable torero leonés Felipe Zapico Díez, en el setenta y cinco aniversario de su presentación en la vieja plaza de toros de la ciudad norteña.  

Felipe Zapico, siempre como un pincel, en la grada de la plaza. | FERNANDO RUBIO
Felipe Zapico, siempre como un pincel, en la grada de la plaza. | FERNANDO RUBIO

Bien sabemos todos los aficionados que la famosa serie Juncal, no está basada en ninguna fabulosa ficción, es la esencia del toreo que se encarna en personas como este leonés que ya saltó el muro de las 9 décadas de vida, cuya elegancia torera traspasará los límites de su existencia terrena. 

A la torería de Felipe no le ha podido ni el tiempo ni nada. El toro es su vida, se ha movido en todos sus terrenos: capa, novillero, banderillero, empresario, cronista taurino, también fundador y presidente del club taurino leonés… y hasta padre de un matador de toros. 

Así para, templa y manda, a lo ancho y sobre todo a lo largo de su vida. Con trazos prolongados y profundos».

Un bello y emotivo perfil en el que incide en un aspecto resaltado en otros obituarios, no hace falta ser un gran triunfar para ser el símbolo del toreo en una tierra como la leonesa, como no fue un gran triunfador —en la ficción— el repetido Juncal y, sin embargo, es uno de los referentes de la llamada fiesta nacional. «El maestro Zapico- él si es merecedor de este adjetivo, ahora que se utiliza de forma desproporcionada- nunca pasa desapercibido; su distinguido porte, siempre vestido con prendas elegantes, con pañuelo al cuello, y singulares sombreros a la cabeza; apoyado en la graciosa empuñadura de su bastón, no permite pensar que no estás delante de un torero».

También incide en las otras facetas de Felipe Zapico, como llevar toros por los pueblos, que hicieron del personaje un referente más allá de la arena de la plaza, algo extraño si se piensa en que hablamos de toros, pero fácil de entender para quien haya pasado, aunque sea tan solo una tarde, al lado de Felipe que, por otra parte, le tocó vivir algunas de las épocas más ‘gloriosas’ en el mundo taurino leonés, con nombres como el citado Pereletegui; Pedrosa, con quien marchó para el sur; Román Balbuena... y Felipe aliñando todas las salsas. Juncal. 

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