Con las fiestas de San Juan y San Pedro a la vuelta de la esquina, ya ha comenzado la venta de abonos y entradas para la feria taurina, que llega marcada en esta ocasión por la celebración de tres aniversarios.
Se cumplen en primer lugar tres décadas de la reinauguración de la plaza de toros de León tras un lustro cerrada y después de que el empresario Gustavo Postigo se hiciese con la propiedad, que a día de hoy mantiene su familia, y acometiese una importante remodelación antes de que la puerta de chiqueros se abriera pasadas las siete de la tarde de aquel 24 de junio de 1994. Apenas minutos antes lo había hecho la del patio de caballos, por la que entraron al ruedo José Ortega Cano, Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ y César Rincón, que iban precedidos por los alguaciles y arropados por sus cuadrillas de picadores y banderilleros. Había ganas de toros en León y por eso los tendidos registraron una «apoteósica» entrada, tal y como narraba entonces el maestro Perelétegui en La Crónica de León.
«Ha merecido la pena», declaraba un emocionado Postigo –fallecido en el año 2012– al finalizar una corrida en la que los tres matadores salieron por la puerta grande junto al mayoral de la ganadería de Victoriano del Río. Se negó el empresario a acompañarles en esa salida a hombros pese a que no faltaron los intentos como signo de reconocimiento y gratitud por su papel en el esperado resurgir de la fiesta taurina en León. Se había hecho un gran esfuerzo para reabrir la plaza y el público había respondido y, lo que es más importante, había disfrutado y había rubricado con sonoras ovaciones el quehacer de las que entonces eran tres de las principales figuras del escalafón taurino.
La crónica de aquella tarde ponía en valor el toreo «majestuoso y de gran pureza» de Ortega Cano, que paseó cuatro orejas por el albero del coso leonés tras haber brindado al público la muerte del primer toro de su lote y al insigne locutor de radio berciano Luis del Olmo la del segundo.
Con dos trofeos se tuvo que conformar ‘Espartaco’, que no anduvo fino con los aceros. Pinchó y dejó luego media estocada en el primer toro de su lote, que tardó en doblar sin que el matador intentase descabellarlo. Eso le privó de premio, aunque no ocurrió lo mismo con el que hacía quinto de la tarde tras hacer gala el de Espartinas de su «portentoso conocimiento de las distancias, el temple y el dominio» en el manejo de la muleta, con la que manejó la embestida del de Victoriano del Río sin dejar que la rozase ni una sola vez con los pitones, tal y como narró Perelétegui hace tres décadas.
Y cerraba el cartel de aquella reinauguración el colombiano César Rincón, de quien el cronista destacó entonces su «entrega» y «valor» a la hora de someter al primero de su lote, pero sobre todo la faena al que cerró plaza, un toro «para el recuerdo» de nombre Disparate y con 520 kilos de peso que embistió «con nobleza y codicia» y ante el que el diestro ligó series de muletazos por ambos pitones después de haberse sentado en el estribo para iniciar la faena y de haber hecho vibrar al público hincando las rodillas en la arena del coso leonés.
Fue la primera tarde de la feria de la reinauguración, que el 25 de junio contó con la presencia en León de José María Manzanares (padre), José Miguel Arroyo ‘Joselito’ y un joven Enrique Ponce que comenzó entonces un idilio con la afición leonesa que se extendió hasta junio de 2021, cuando anunció su inesperada y temporal retirada –ahora ha vuelto para despedirse– justo después de haber toreado una vez más en la plaza de toros de ‘El Parque’.
Sólo otros dos toreros se han colado durante estas tres décadas en medio de ese idilio. Se trata de Juan José Padilla y de David Fandila ‘El Fandi’, que es otro de los protagonistas de esta feria de los aniversarios, ya que se cumplen dos décadas desde que pisó por vez primera el albero leonés (desde entonces sólo ha faltado el año de la pandemia y ha encadenado 19 salidas por la puerta grande). Llegaba cuatro años después de haber tomado la alternativa y conquistó desde el primer momento al respetable con su arrojo, su variedad de pases en el manejo del capote y sus atléticos y vistosos pares de banderillas que el maestro ejecuta a la perfección antes de correr de espaldas por el ruedo hasta que el toro desiste en su persecución. Sin embargo, no fue hasta su segunda comparecencia cuando ‘El Fandi’ puso patas arriba los tendidos del coso leonés. Fue el 25 de junio de 2005, cuando se celebraba aún la corrida ‘monstruo’ con cuatro maestros y ocho astados. Y fue el último, de nombre Desocupado, el que fue indultado después de una entregada faena del maestro granadino en la que dio buena muestra de su capacidad con la muleta y supo aprovechar la embestida noble y codiciosa que el de Zalduendo ofrecía por ambos pitones.
‘El Fandi’ recordaba hace tres años –en una entrevista concedida a La Nueva Crónica para animar a la afición a volver los tendidos tras la pandemia– aquella tarde del indulto y mostraba su cariño a la plaza de toros de León. Defendía además que la tauromaquia es «la cultura de un pueblo». «Hay gente que puede ser más del toreo como arte, gente muy culta que se guía por la técnica, gente más llana a la que le gusta una faena vistosa… El toreo es del pueblo y para el pueblo y cada uno debe decidir lo que quiere ver con independencia de que sea más o menos artístico», explicaba el maestro antes de decantarse sin tapujos por la concepción de la tauromaquia como «espectáculo».
Fandila volverá a pisar la arena de León el 22 de junio junto a Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera. Será en el inicio de una feria que rendirá homenaje a Felipe Zapico al cumplirse 75 años de su presentación como torero. No se entiende la historia taurina de la ciudad sin su singular presencia, sus comentarios en tertulias y en la televisión, su defensa de los toros y su salto como espontáneo en 1987 como colofón a su carrera y estando vetado en su ‘casa’, esa plaza que él salvó de la piqueta en la época del ‘pacto cívico’ y que ahora le honra en la feria de los aniversarios, que se completa el 23 de junio con una corrida de rejones para Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens.
