Cada cual cuenta la feria (llámale fiesta) según le va en ella. Eso si es incuestionable, que en el año que más consenso haya de que las fiestas fueron malas (había telarañas en la caja) para los adolescentes que en ellas se hicieron novios, o cómo se llame ahora. serán las mejores fiestas de su vida. Y en el año de las más espectaculares no dejará de haber quien las recuerde con pena.
El color del cristal.
Lo que es una evidencia constatable es que cada año, se repite la misma película, o la misma batalla, año tras años. Los críticos de guardia repetirán que «más de lo mismo, poca imaginación...», los padres del programa presumirán de imaginación y variedad.
¿En qué quedamos?
En nada. Pero ese impagable archivo de Fernando Rubio de todo lo que ocurrió en los años 70 nos permite un viaje que permite la comparación. Elegimos 1.974, Fernando tiene todos los años pero resulta que la portada del programa de fiestas de aquel año era una foto, precisamente,. de Fernando, de los fuegos artificiales del año anterior. Y está bien presumir de nuestro fotógrafo de los lunes.
Por cierto, algo que sí cambió, el programa entonces corría de mano en mano, no existían las consultas en Internet y estas cosas de hoy. Claro que esta diferencia entre unas fiestas y otras, con medio siglo de por medio, nada tienen que ver con el programa, sino con el paso de los tiempos. Algo similar a lo que ocurre con algo que era el protagonista de la portada del programa de 1974: los fuegos artificiales. Se mantienen, son de los que cuentan con el apoyo mayoritario de la población, pero este año se anuncia una novedad en la segunda entrega de los mismos, la de San Pedro: un complemento con un espectáculo de drones. En 1974 probablemente no existía la palabra.
Y de las fiestas del 74 rescata Fernando Rubio otro clásico que ya no lo es: la reina y sus damas de honor. Fueron ‘las reinas’ de muchas ediciones pero los avances en las luchas feministas también le han quitado protagonismo e incluso presencia a esta tradición que entienden que codifica la figura de la mujer, con un papel que entienden de adorno, frente a aquella presencia en la presidencia de todos los actos de las fiestas.
Recuerda Fernando las protagonistas en este apartado. La reina Ana Navarro Sahagún y la reina infantil, Belén Vega Piñeiro ¿qué dirán ellas 50 años después?
Era alcalde Manuel Diez Ordás, el último anterior a la llegada de la Democracia, que saludaba a los leoneses desde el programa de fiestas: «De nuevo llegan las fiestas de San Juan y de San Pedro, y de nuevo vuestro Alcalde quiere aprovechar esta feliz circunstancia para comunicarse con el pueblo de León, en estos días, que han de ser para todos de desbordante vitalidad y sana alegría en compensación del afanado quehacer de todo el año.
Es el momento de echar las campanas al vuelo anunciando nuestra fiesta mayor. Los cohetes, la dulzaina y el tamboril, los gigantes y cabezudos, la tradicional «Tarasca», todo ha de servir para que la sonrisa florezca para todos con el resplandor de la hoguera en la noche de San Juan. Y a cuantos nos visitan en estos días, el deseo de que nuestra Ciudad sea para ellos cobijo, remanso y gozo, con la bienvenida de un pueblo hospitalario y cordial».
La verdad es que el texto valdría para hoy, pero la evaluación queda en sus manos, que estamos en tiempos de notas, de exámenes finales.