Se podría decir que el nombre de la localidad de Noceda del Bierzo va asociado a la ruta que hoy se describe, ya que son muchos los grupos de montañeros y senderistas los que visitan ese pueblo con el propósito de recorrer la ruta de las Fuentes Medicinales, especialmente en primavera y en otoño, con el atractivo primaveral de encontrar agua abundante en las cascadas y en otoño por poder degustar las estupendas castañas de la zona al finalizar la ruta, porque son muchos los grupos de montaña que vienen encargando allí un magosto de hermandad y también por la variedad cromática que presentan los bosques por donde transcurre.
La ruta es circular, por lo que se parte y se regresa en la localidad de Noceda, y desde luego hace honor a su nombre, por lo que se encontrarán en su recorrido numerosas fuentes y el agua será protagonista en un recorrido de dificultad media, con un trazado de algo más de diez kilómetros y un desnivel de 560 metros, cuya cúspide sería el mirador de La Gualta.
Será precisamente, el kilómetro posterior al mirador, el que constituye la mayor dificultad en la ruta, ya que se realiza en pronunciado descenso, con algún elevado escalón, y aunque se encuentra auxiliado por una maroma que hay instalada, hay que extremar las precauciones y estar pendientes de la gente del grupo que pudiera tener mayor dificultad.
La barra direccional, con la que se conducirá a las personas ciegas o con graves problemas de visión, puede realizar el itinerario completo sin dificultad, siempre que las capacidades de los integrantes de esa particular cordada posean el nivel adecuado.
En el caso de la silla todoterreno adaptada, se va a tener gran dificultad en el tramo descrito; en el descenso pronunciado entre rocas sueltas y grandes escalones que hay después del mirador, por lo que en caso de llevarla habría que asistirla por un grupo de unos seis guías capacitados para sortear las dificultades en los puntos más técnicos y trialeros. En caso de no querer exponer tanto en un tramo así, también se puede hacer un recorrido con la silla partiendo de Noceda por el sentido inverso de la ruta, a fin de llegar también a la base de la cascada, y aunque ese tramo es lineal, permitirá un recorrido también muy interesante con el que se llegaría a ese bonito salto de agua que es uno de los mayores atractivos del recorrido.
La ruta cuenta con señalización a lo largo de su recorrido, aunque nunca está demás descargarla para utilizar la navegación de nuestro dispositivo GPS en caso de que se prevean nieblas, ya que hay distintos cruces en los que hay que estar atento, o contar con otros elementos de navegación cartográfica.
Desarrollo de la ruta
Comienza en la iglesia de San Pedro, al otro extremo de la localidad de Noceda. Desde su fachada oeste se inicia un recorrido señalizado a través del denominado PRC-LE44.
A unos 300 metros se deja a la derecha un colmenar y el camino va ganando altura, para, poco más adelante, transcurrir ya entre castaños y posteriormente adentrarse en un bosque donde predominan los robles.
La primera de las fuentes se encuentra a 2,3 kilómetros del pueblo, denominada fuente de Juan Álvarez. El camino rural que se sigue permitirá visualizar ya, a lo alto, las peñas oscuras de La Gualta, por donde se desciende en busca de la cascada y que por lo pronto sirven de referencia junto a la señalización que se va a encontrar.
Otra fuente (sin nombre) invita a parar para agrupar a los participantes y probar sus aguas, antes de seguir el camino que se convierte en senda tras haber tomado un desvío.
Será ese un tramo muy bonito, que cuenta con algún salto de agua y que cruza el rio Noceda a través de un puente de madera, uno de los muchos que se cruzarán en el recorrido. No mucho después, a la derecha, saldrá un acceso a la fuente del Azufre, una de las más sorprendentes del recorrido y en la que su manantial cuenta con unas propiedades distintas a las anteriores. Para entonces se han recorrido cuatro kilómetros y medio desde el comienzo de la ruta.
Se ha pasado al lado de otra fuente con el sugerente nombre de la fuente de La Salud, una denominación que también se encuentra en muchos manantiales de las montañas leonesas, y de las que hay que beber obligadamente. Todo sea por la salud.
Robles y abedules acompañarán el recorrido hasta llegar a la intersección con una pista forestal que se va a seguir hacia la izquierda, hasta el collado de La Gualta y su mirador, que se encumbra sobre las rocas, y que constituye un estupendo lugar para descansar de la subida y comer algo. Allí se ha alcanzado la cota de mayor altura de la ruta, 1.322 metros.
A partir del mirador se inicia un descenso pronunciado que se sostendrá durante casi un kilómetro. La intensidad de la bajada, el firme de roca desprendida y escalones altos, obligará a acometer ese tramo con suma prudencia, sin perder de vista las maromas instaladas, por si fuese necesario sujetarse a ellas en algún punto. En ese descenso se va a encontrar un desvío por el que se puede acceder al vaso superior de la cascada de la Gualta, para luego volver a la senda principal y continuar hacia la parte inferior de la cascada, a fin de refrescarse un buen rato con su contemplación y hacer también unas cuantas fotos.
El camino progresará, a partir de la cascada, ya en descenso más tendido, entre la vegetación y cruzando algún que otro puente de madera y encontrando alguna fuente más, como la fuente de Canalmo (adornada de helechos) y la fuente del Rubio, para entrar de nuevo a la localidad de Noceda por el camino de la piscifactoría, donde ya se entronca con una pista de buen firme. Un retorno tranquilo entre la vegetación propia de la ribera. Casi al final se observa otro cartel que marca el camino para llegar a otra fuente.
Continúa el camino hasta regresar a Noceda y ya en la localidad es cuestión de dirigirse al punto de salida donde finaliza la ruta.