"La Sagrada Familia empezó a construirse en la Europa de la Restauración y la revolución, cuando la burguesía y el obrerismo estaban enfrentados, y Barcelona era llamada ‘la ciudad de las bombas’ […] fue creciendo pese a toda suerte de dificultades mientras era testigo de un siglo convulso: el denominado siglo breve, el que empieza con la Primera Guerra Mundial (1914) y termina con la caída del muro de Berlín y el estatalismo comunista (1989). La Basílica vio pasar ante sí la Semana Trágica de Barcelona (1909) y la persecución religiosa con la destrucción del taller de Gaudí, la cripta y las escuelas contiguas en los comienzos de la Guerra Civil española".
[’La Sagrada Familia según Gaudí’ / Armand Puig i Tàrrech]
Con semejante bagaje de incertidumbre es un milagro que la Sagrada Familia de pueda estar terminada en su arquitectura, según las previsiones de la Junta Constructora, en el 2023 las dos torres de los Evangelistas, en el 2026 la torre de Jesucristo, al cumplirse el centenario de la muerte de Antonio Gaudí, y en el 2030 la fachada principal, la de la Gloria. Una de las razones de ese milagro es la única fachada que Gaudí (casi) terminó en vida, la Fachada del Nacimiento. El programa escultórico que el genial arquitecto de Reus pergeño entre los años 1894 y 1926 representa, en sus tres portadas, las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. Al comienzo de la obra su vida sufrió una gran transformación [ver artículo publicado en LNC: ‘Gaudí. El poder de las imágenes (1ª Parte)’ (25-05-23)], y la Fachada del Nacimiento se fue convirtiendo para él en un ejemplo de vida a seguir (austera y solitaria), sobre todo a partir de la pérdida de su padre Francesc (fallecido en 1906 a los 93 años) y su sobrina, Rosa Egea Gaudí (fallecida en 1912 a los 36 años); acrecentando su fe, no perdiendo la esperanza y fomentando la caridad entre sus congéneres.
Más difícil para Antonio Gaudí fue observar las cuatro virtudes cardinales, debido a su carácter, que, siendo de joven acusado y alegre, se convirtió en introvertido y reservado. La prudencia es «la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo». «El hombre cauto medita sus pasos», pero ha de morderse la lengua muchas veces ante la intolerancia e ignorancia de la gente…, y Gaudí no solía callarse, como se comprobó en el «encontronazo» que tuvo con don Miguel de Unamuno en 1906, con motivo de la visita del rector de la Universidad de Salamanca a la Sagrada Familia acompañado del poeta catalán Joan Maragall; pues no se debe confundir el mal gusto del que hizo gala el escritor y filósofo vasco, ni con la timidez o el temor, ni con la doblez o disimulación.
De lo que sí tuvo que hacer acopio Gaudí fue de la justicia, la fortaleza y la templanza para hacer frente a otra debacle social: La Semana Trágica de Barcelona. En el verano de 1909 (entre el 26 de julio y el 2 de agosto), el embarque en Barcelona de unos reservistas para combatir en el norte de África fue la chispa que encendió un violento fuego insurreccional. Este se cebó especialmente en la quema y profanación de conventos, iglesias y otros edificios religiosos de la ciudad…, y de la que se libró milagrosamente la Sagrada Familia.
Máxime cuando el templo expiatorio estaba situado en el centro de un suburbio obrero, donde los anticlericales tenían mucha más fuerza. Todos atribuyeron la salvación de la basílica en construcción a una especial intervención de san José. Este templo, que nació con el propósito expreso de expiar los pecados humanos, en medio de la miseria y las luchas sociales que agitaban la ciudad (promovido por la Asociación de Devotos de San José), logró sobrevivir a la barbarie. Antonio Gaudí aumentó las prácticas religiosas conocedor de que son necesarias para luchar en la vida personal, y confió más en la Providencia: «Todo lo que he hecho depende de las circunstancias; si vienen bien, para acomodarme, y, si mal, para luchar; siempre sirven; son las manifestaciones de la Providencia». (Compilación de textos y comentarios por Isidre Puig Boada, ‘El pensamiento de Gaudí’).Tanto es así que llegaría a dormir en su estudio en las dependencias parroquiales desde octubre de 1925 hasta su atropello, el 7 de junio de 1926, entregado a un singular misticismo que acompañaba con largas meditaciones. Es entonces cuando su mundo interior, que es sinónimo de mundo espiritual (el interior intimo meo agustiniano) se dirige hacia el Creador, de quien está sumamente agradecido por el don del ingenio recibido y que se fructifica en el trabajo abnegado. De por medio, entre 1909 y 1911, la Fachada del Nacimiento se fue convirtiendo en «un pétreo balbuceo de alegría que quiere decir Navidad…» (El templo que nace en Diario de Barcelona, 20 de diciembre de 1900 / Joan Maragall). Ante tanta sin razón era preciso recuperar el «poder de las imágenes». Este se manifestará en el programa iconográfico a abordar.Si, como afirma Isidre Puig Boada, arquitecto-director de la Sagrada Familia, que el ayuno extremo del año 1894 sirvió de «preparación para el proyecto de la Fachada del Nacimiento y el punto en el que Gaudí abandonó las escasas pompas mundanas cultivadas en su juventud, para dedicarse a su menester arquitectónico con la fe de un monje iluminado». (‘Gaudí, la arquitectura del espíritu’ / Joan Bassegoda Nonell), no cabe duda de que diecisiete años después, en 1911, esta fachada se convirtió en un texto teológico que refleja «la vivencia interior, profunda y plena de la fe católica de A. Gaudí […] y como a través de los elementos arquitectónicos y escultóricos Gaudí expresa el magisterio de la Iglesia». Entonces sucede que Gaudí sufre unas fiebres que le obligarán a retirarse durante un tiempo a Puigcerdá, donde concibe la Fachada de la Pasión, que a su regreso a Barcelona plasmará directamente sobre un pliego de papel vegetal.Pero es la primera de las fachadas la que aquí nos ocupa, y vemos como el verdadero «poder de las imágenes» comienza a cobrar fuerza con la escultura del Ángel del arpa (1894). Le siguen catorce más: ¡cinco ángeles músicos y nueve cantores que forman un «coro-orquesta celestial» interpretando el concierto grosso del Nacimiento de Jesús! Mientras que «por encima de la escena de la coronación de la Virgen María, hay un ciprés, verde e incorruptible, símbolo de la eternidad, con veintiuna palomas blancas que revolotean en él, símbolo de las almas predestinadas. Encima del ciprés está la Tau, inicial griega del nombre de Dios […] (toda ella) expresa «la ilusión y el gozo de la vida», todo en ella es lírico, radiante y exuberante, todo palpita y se mueve, como si la piedra estuviera viva. La naturaleza parece estalla». (‘La Sagrada Familia según Gaudí’ / Armand Puig)En definitiva, «Gaudí utiliza la imagen como forma depurada y potente de su intuición estética. La llena de su contenido simbólico que expresa, más allá de su forma plástica, aquella relación íntima y vivencial con Dios, que, siendo personal, es condición de eclesialidad». (De la piedra al Maestro / Etsuro Sotoo & J. M. Almuzara). De nuevo recurro a José Manuel Almuzara, gaudinólogo, especializado en la erudición de la obra y la vida del genial arquitecto reusense y Pdte. de la Asociación Pro Beatificación de Gaudí, para que nos «ilumine» respecto a la fachada del Nacimiento, ya que de por sí es un milagro el hecho de que se mantenga en pie…, quizá el primero de los milagros que Gaudí necesitaba para ser «subido a los altares».
–Si como se vio en el anterior artículo [’Gaudí. El poder de las imágenes (1ª Parte)’] la «bomba Orsini» lanzada en el Liceo de Barcelona en 1893 influyó en la concepción de la Capilla del Rosario –también conocida como la capilla de las tentaciones–, se puede decir: ¿que la Semana Trágica de la Barcelona de 1909, espoleó las conciencias de Gaudí y de sus ayudantes a la hora de concebir la fachada del Nacimiento en torno a la fe, la esperanza y la caridad?
Creo que Gaudí, con el apoyo de Mn Gil Parés, párroco de la Sagrada Familia, decidieron construir y financiar unas escuelas provisionales para educar y ayudar a los niños a respetar, independientemente de sus opciones o ideas hacia lo religioso, iglesias, etc. y no seguir el ejemplo de los destructores e incendiarios de 1909.
Para su obra, la Sagrada Familia, Gaudí tuvo en cuenta la totalidad del edificio, la configuración del espacio interior y la relación de este con el espacio exterior. Establece en las fachadas secundarias tres puertas, en base a las virtudes teologales, y en la principal 7 puertas, los 7 sacramentos, debiendo ser una verdadera unidad en su totalidad, conforme a los presupuestos teóricos, artísticos y teológicos de Gaudí (por cierto, no tenidos en cuenta en la disposición de las esculturas de la fachada de la Pasión). Y Gaudí, conocedor de que no podrá acabar su Templo dice: «Hemos hecho una fachada completa del Templo, para que su importancia haga imposible dejar de continuar la obra». (Compilación de textos y comentarios por Isidre Puig Boada, ‘El pensamiento de Gaudí’, pág. 235)
–Será en 1915, con setenta y tres años, que Antonio Gaudí abandone todos los encargos que aún tenía pendientes para consagrarse en exclusiva a las obras de la Sagrada Familia. Su cristianismo se va acentuando con la lectura de la Biblia y con respecto a la liturgia será ‘L´Année liturgique’, obra del abad benedictino de Solesmes Dom Guéranger, su libro de cabecera. A tenor de lo expuesto, tras media vida dedicada a la construcción del Templo Expiatorio, y dando por supuesto que es merecedor de ser beatificado. ¿En qué estado se encuentra el proceso de beatificación y cuál es su grado de aceptación por parte de la iglesia católica?
El proceso está en estos momentos en el estudio de La positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis, volumen impreso en el que se recogen:
1. Una exposición acerca de la historia de la causa o proceso, el aparato probatorio.
2. Las declaraciones de los testigos, la documentación sobre la vida, la obra y la fama de
santidad de intercesión del siervo de Dios.
3. El dictamen sobre sus escritos.
4. La biografía documentada del siervo de Dios.
5. La Informatio sobre las virtudes ejercidas en modo heroico por el mismo.
Los consultores históricos, teológicos y el congreso ordinario de cardenales y obispos del Dicasterio de las Causas de los Santos, estudian la positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis. Si sus pareceres son concordemente favorables sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte del Siervo de Dios, el Prefecto de dicho dicasterio romano presentará al Santo Padre el respectivo decreto de heroicidad de las virtudes para que autorice su publicación. A partir de este momento Antoni Gaudí podrá ser llamado «venerable» (no puede recibir culto público).
–El 10 de junio de 1992, hace más de 31 años, se constituyó la Asociación pro Beatificación de Antoni Gaudí, parte actora del proceso canónico de la causa. La Asociación tiene como objeto principal lograr la beatificación del arquitecto Antoni Gaudí y, como fin, la proyección de sus vertientes espiritual y artística a través de la organización de conferencias, exposiciones y publicaciones; y recoger testimonios de favores recibidos por su intercesión, etc. ¿Quiénes son sus integrantes?
Mossèn Ignasi Segarra fue el inspirador de la Asociación civil, compuesta por el arquitecto Javier Fransitorra, el escultor Etsuro Sotoo, el ingeniero y biógrafo de Gaudí Josep Mª Tarragona, el jubilado José Luis Lázaro, y el arquitecto José Manuel Almuzara, Desde el primer momento, nos dedicamos a dar a conocer la figura de Antoni Gaudí como cristiano consecuente y a extender la devoción privada del arquitecto por todos los rincones del mundo.
Antoni Gaudí «contribuyó genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que hoy es una de las tareas más importantes: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza» (Homilía del papa Benedicto XVI en la Consagración del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, el 07 de noviembre de 2010).
Nuestra misión era, y es, dar a conocer al arquitecto que con su vida y con su obra «nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre». Este conocimiento completo de Gaudí, lo impulsamos a través de la difusión de estampas para la devoción privada, boletines, folletos, libros publicados con la editorial Claret, y con la colaboración de la Real Cátedra Gaudí y el Archivo Diocesano de Barcelona.
En los próximos meses la Asociación civil pasará a ser Asociación Canónica de Antonio Gaudí. Una iniciativa del Arzobispado de Barcelona para impulsar, más y mejor, la causa del siervo de Dios Antoni Gaudí.
Gaudí. El poder de las imágenes (2ª parte)
Por José María Fernández Chimeno
22/06/2023
Actualizado a
22/06/2023
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