"Hay trozos del palacio por todo el alto Cea"

Si el «poder» de los marqueses de Prado se pudiera medir en la cantidad de lugares a los que llegaron «piedras» de sus posesiones habría que concluir que fue «inmenso», casi imposible de rastrear hoy en día en su totalidad.

El minucioso y exhaustivo seguimiento que Ramón Gutiérrez hace de sus piedras nos da una idea aproximada, obviando lo que queda en Renedo de Valdetuéjar y el Santuario de la Virgen de la Velilla, que es mucho ‘perdonar’. En 1920 se construyó la fachada de la ermita de la Cofradía de la Veracruz de Prioro; Benito Álvarez compró sillares para la fachada de su casa en Villamorisca; los esquinales de la ermita de Santa Águeda de Taranilla de allí llegaron; muchas fachadas de pueblos de la comarca muestran imponentes piedras que delatan su origen; los escudos han llegado a lugares muy diversos, por supuesto a León pero también a Renedo, Mayorga, Villamoros, Santa Olaja de la Varga, Prioro, Taranilla,Puente Almuhey o los guerreros del Castillo de la localidad palentina de Ampudia. Los restos epigráficos no son menos numerosos, más bien más.

Como destino curioso —al margen de algunos usos particulares casi increíbles, se puede apuntar que del palacio de Renedo proceden las piedras que marcan los puntos kilométricos de la carretera que va de Puente Almuhey a Pedrosa del Rey, colocados hacia el año 1920.

También recuerda Gutiérrez otras piezas valiosas de las que no se sabe su paradero y cita «las valiosas imágenes de los doce apóstoles y el Cristo de los Quintos, así como dos hermosos sepulcros que había en la capilla».

Completan el panorama de la desmembración de este ‘imperio’ las ventas, como la de la casería de Puente Almuhey, las reventas, las pérdidas por la abolición del sistema señorial, los pleitos... o la venta final a Alfageme.