Javier Revilla es uno de los integrantes de un grupo de historiadores que van llevando su compromiso a la investigación histórica y más allá. A su tierra, a sus gentes, a poner luz en pasajes olvidados o, muchas veces, injustamente olvidados. Gente que es una suerte que estén en nuestra universidad pues, además de historia, a buen seguro que trasmiten pasión por saber y por una provincia y sus comarcas.
En el caso del coyantino Revilla la especialidad es el patrimonio industrial, experiencia que supo llevar al Museo de la IndustriaHarinera de Gordoncillo que ayudó a poner en marcha y dirigió hasta que comprobó que las horas del día no se pueden estirar y tenía que dedicarle a la Universidad, a la investigación y también a su pueblo, con el que adquirió el compromiso de luchar por su cultura y su patrimonio.
En este caso es casi obligado que nos llevara a su tierra y a su mundo.
- ¿Vamos a Coyanza?
- Vamos. A Valencia de Don Juan, pero a más cosas. A su historia, a su patrimonio industrial, a mi memoria, a la de mi propia familia...
- ¿Vamos?
- Al molino de Las Puentes. Especial para mí pues mis abuelos paternos vinieron a trabajar y vivir en la década de 1960 a un caserío inmediato a este molino. Aunque luego se compraron casa ya en el casco urbano de Valencia de Don Juan, el vínculo con la vega permaneció muy fuerte, hasta tal punto que todos los Domingos de Tortillero (el anterior al de Ramos) era tradición en mi familia ir a ‘correr la tortilla’ al Molino de Las Puentes.Por ello tengo recuerdos muy queridos en el molino: jugar en la zona hasta el anochecer, entrar antes de que se quemara y salir por sus ventanas para ver toda la vega…
Ya aparecen ‘sexigas molinarias’ en la donación de la vega del Esla coyantinahecha el 20 de enero del año 905 por elrey Alfonso III a la Catedral de Oviedo Se muestra convencido de que también esta historia familiar tiene que ver con que dedicara buena parte de sus investigaciones a los molinos. «Y el de Las Puentes es uno de los más grandes de la provincia leonesa y su espectacularidad merece apostar decididamente por su recuperación, ya que además puede ser un revulsivo dada su excelente ubicación. Debe recuperar el esplendor que tuvo en el pasado para seguir siendo motor de futuro».
Aprovechemos su condición de historiador para acercanos al lugar a través de la historia. Y hablando de un molino el origen está en el agua, en el río, en el padre Esla... «Si Valencia de Don Juan es importante, sin duda es por el río Esla. Éste protege la posición dominante de Coyanza desde la Edad del Bronce (3.000 años de ocupación continua), fecunda su gran vega para dar excelentes cosechas y sirvió de motor para infinidad de molinos que mediante cauces artificiales (‘presas’ en terminología leonesa) que ‘sangraban’ el río para aprovechar mejor su fuerza hidráulica».
Hablar con Revilla dehistoria nunca se hace aburrido. Su pasión te la acerca envuelta en historias y nunca le faltan anécdotas. En este caso nos lleva hasta una, gastronómica: «El plato típico de Valencia de Don Juan es el ‘bacalao molinero’ una receta que trata de recuperarse por parte de la hostelería local. Obviamente el bacalao no se pescaba en el río Esla, llegaba en salazones que transportaban los arrieros, vinculándose -como en el caso del bacalao al ajo arriero tan conocido de Valderas- con los gallegos que venían a segar los campos cerealistas. Sea como fuere, el plato típico coyantino se basa en este pescado mezclado con buen pan, de ahí su apelativo molinero».
Los molinos y Coyanza son un matrimonio de largo recorrido, con siglos de convivencia que el historiador nos recuerda. «Están documentados los molinos al menos desde el siglo X. Ya aparecen ‘sexigas molinarias’ en la donación de la vega del Esla coyantina hacha el 20 de enero del año 905 por el rey Alfonso III a la Catedral de Oviedo (este arciprestazgo entre Valencia de Don Juan y Benavente permaneció como Diócesis de Oviedo hasta mediado el siglo XX). Por tanto, desde hace al menos 1.000 años hay molinos en esta zona, aunque si hubiera documentación anterior a buen seguro que seguiríamos encontrándolos».
Tan larga convivencia es inevitable que esté trufada de todo tipo de anécdotas, recuerdos e historias que entroncan con otras costumbres, como la vieja costumbre popular de las comedias. Y a una historia que se precie no le puede faltar un milagro. «En el siglo XV, el administrador del Duque de Nájera (Conde de Valencia de Don Juan) se desplazaba con su séquito a Villademor de la Vega para ver unas comedias que allí se anunciaban. Al cruzar la presa de los molinos (construida en 1465) cayó al agua y ante el peligro de morir ahogado se encomendó a la Virgen del Castillo, a quien milagrosamente se atribuyó su rescate antes de ser golpeado por los rodeznos del molino».
Que era un gran centro molinero Valencia de Don Juan lo documenta Revilla: «Por diversa documentación sabemos que a mediados del siglo XVII Valencia de Don Juan contaba con hasta 3 grandes molinos en su término en cada uno de los cuales se movían a la vez 5 parejas de muelas o piedras, 15 en total. Entre ellos, ya desde el siglo XVI consta un batán y en el siglo XIX una importante fábrica de curtidos. La vega del Esla fue el primer polígono industrial de Valencia de Don Juan».
Es curioso que el plato típico de Valencia de Don Juan es el ‘bacalao molinero’, que sebasa en este pescado mezclado con buen pan, de ahí su apelativo de molinero Y en ese gran centro tenía especial presencia el molino que hoy nos recomienda visitar Javier Revilla: «En 1864 el dueño del molino que hoy conocemos como ‘de Las Puentes’ era Gaspar Rodríguez Tejedor, quien pleiteaba entonces con la Compañía Ibérica deRiegos ante la construcción del primer Canal del Esla. En 1891 el molino actual (Las Puentes) existía con toda seguridad, pues consta un anuncio en el boletín oficial de la provincia que le cita como lugar de desaparición de una yegua de 5 años y 7 cuartas de alzada, pelo castaño oscuro y herrada de las manos».
Y, puestos a tener ventajas, dada la condición de concejal del ramo de Revilla, nadie mejor para explicarnos las reformas que en el molino se están haciendo: «En 2015 el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan consiguió su cesión por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero. Desde entonces se han realizado en él varias fases de limpieza y consolidación. Pronto comenzarán unas importantes obras que reconstruirán definitivamente sus fachadas y el tejado, un empeño en el que el Ayuntamiento camina de la mano de la Diputación de León gracias a las ayudas anuales que concede el ILC para la recuperación de la arquitectura tradicional leonesa».
Vale. Allí nos vemos.
Hijos del agua del padre Esla
El profesor e historiador coyantino nos acerca hasta uno de los molinos con más historia del sur de la provincia, el de Las Puentes, de Valencia de Don Juan que, además, está muy vinculado tanto a sus investigaciones como a su memoria
28/06/2021
Actualizado a
28/06/2021
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