Un "imaginario común silenciado" que sale a la superficie en León

María Ángeles Fernández y Jairo Marcos presentan estos días su obra ‘Memorias ahogadas’ en distintos puntos de la provincia

16/11/2024
 Actualizado a 16/11/2024
‘Memorias ahogadas’, de Jairo Marcos y María Ángeles Fernández, se presenta estos días en la varios enclaves de la provincia. | JORGE ZORILLA
‘Memorias ahogadas’, de Jairo Marcos y María Ángeles Fernández, se presenta estos días en la varios enclaves de la provincia. | JORGE ZORILLA

Entre sus páginas anhelan inventar «una palabra para los ríos que dejan de ser ríos», como todos aquellos que interrumpen su curso en un espacio concreto de la geografía, acumulando unas aguas que a veces quieren rebosar. Entre sus páginas, María Ángeles Fernández y Jairo Marcos relatan historias «de silencios, historias del alma».

Ella extremeña, él burgalés; los dos periodistas duchos en la tarea de desentrañar todo lo que rodea a los cierres de cauces al estilo embalse. «Hemos vivido bastantes años en países de América Latina», explica María Ángeles: «Allí hemos cubierto muchas veces temas de grandes represas porque ahora mismo su construcción está de actualidad, lo mismo que la resistencia». Era en su regreso al hogar cuando caían en la cuenta de que las historias cercanas eran más desconocidas para ellos. Historias que, en sus palabras, guardan una lógica semejante entre sí. Esta vez, habla Jairo: «Una de las cosas que más se repite, sobre todo cuando hablamos de colonización y de extractivismo, es que parece que siempre lo enfocamos a países del sur, países de América Latina, de África... Y resulta que esos mismos esquemas de colonización y de extractivismo en España se han sufrido, los hemos sufrido y se siguen sufriendo».  

Esos paralelismos azotan en sus cabezas como una epifanía y les hacen hablar a toda prisa en su camino a Cerezales del Condado, donde este viernes presentaron la publicación ‘Memorias ahogadas’. Una cita que repiten este sábado (a las 18:30 horas) en San Feliz de Torío y el próximo martes (a las 19:30 horas) en el Instituto Leonés de Cultura. Doce embalses documentados, visitas a 28 municipios de unas diez provincias y unas 70 entrevistas que se tornan en conversaciones intimistas, acompañadas de un periodismo presente, que pisa el terreno del que habla, son ingredientes en el cocinado de esta novela de no ficción. Su estilo, a ratos novelesco, siempre al servicio de una narración cuidada y no meramente informativa, no contradice la realidad de las historias que refleja. 

«España es el país de Europa con más embalses, 1.250, y el quinto del mundo», cifra la periodista para expresar su selección: «Aunque en el libro hablamos de un número determinado de embalses, como de una docena, creeemos que da a entender la lógica de todo el territorio». Y es que, a través de causísticas concretas, esta pareja de autores intenta narrar la realidad de todo el país. Uno al que se refieren como «estado hidráulico». Aunque una docena de embalses se hacen protagonistas por entre los doce capítulos de ‘Memorias ahogadas’, sus párrafos sirven para mencionar unos cuantos más. «Citaremos unos 30, 40 ó 50», resume el burgalés.

 

Y, de entre todos esos embalses, de entre todas esas historias que han ido sacando a la superficie hasta conseguir, por cortesía de una escucha y una pluma activas, siempre hay algunas que suelen impactar más. «En la provincia de León, igual que en todas las demás, hay historias impresionantes», resuelve Jairo, que no tarda en mencionar al bautizado por Fulgencio Fernández como «guardian de la memoria de Vegamián», Isidoro de la Fuente; un hombre que dedica su tiempo a recuperar la genealogía, con nombre y apellidos, de todos los vecinos que hubieron de dejar atrás sus pueblos a merced de la construcción del pantano del Porma. «Es como una especie de Don Quijote de estos tiempos», apunta el periodista, a lo que no tarda en añadir la extremeña: «Nosotros hablamos en el libro de la memoria, pero hay muchas maneras de buscarla y el ejemplo de Isidoro es significativo». 

Como la del vecino leonés –aunque con tintes diferentes, gajes de las distintas características de los variados territorios anegados–, hay muchas otras anécdotas. De todas ellas emana el chorro que es la obra de María Ángeles y Jairo, que hablan también de Riaño. «Este caso pertenece a nuestra historia reciente, lo tenemos muy fresco, así que no quisimos contar otra vez lo que sucedió allí», explican antes de arrancar con la presentación de Los Sherpas, «un grupo de música que pudo haber existido pero nunca existió». El agua que dominó el viejo Riaño y el resto de pueblos que ahora yacen hundidos bajo ella les obligó a dividirse. El agua sumergió con su historia a su música. 

La de Isidoro, igual que la de Los Sherpas, son sólo dos de los relatos que se erigen literarios como ‘Memorias ahogadas’. Sólo dos de los 70 que recopila con un lenguaje que quiere mantener las formas de hablar particulares de cada territorio, llevando a un segundo plano en casi todos sus capítulos a los dos autores. «No creemos en ese periodismo en el que cada vez tienen más protagonismo los periodistas», confiesa ella: «Pero sí que hay un capítulo en el que hablamos del concepto de memoria y que adquiere un estilo más propio del editorial». 

La presencia de ambos estos días en la provincia no es casualidad. «Para nosotros, Julio Llamazares es un referente», resuelve el periodista: «Atraviesa nuestra mirada igual que atraviesa todo el libro». La publicación del escritor de Vegamián, ‘Distintas formas de mirar el agua’, se presenta como un espectro lírico tras la novela de no ficción. «Creemos que este libro es necesario proque es cierto que todas esas luchas estaban contadas pero de forma local», explica el autor: «Una de las sorpresas que nos hemos llevado es que muchas de esas historias están atomizadas; la gente no sabe que más allá de sus territorios hay otras personas que han sufrido lo mismo». El burgalés entiende esta obra como una manera de «tejer esas identidades colectivas, esas reivindicaciones de todo un imaginario común que, de alguna manera, estaba silenciado o apagado».

La lluvia suena tras su dispositivo. María Ángeles y Jairo hablan refugiados en el coche. Lo hacen a la espera de poner rumbo a una provincia repleta de semblanzas sumergidas; muchas más –seguro– de las que los autores recogen en su volumen. Ellos, mientras tanto, siguen recorriendo el país, intentando devolver todo el cariño y la generosidad de quienes les han prestado sus voces con el carácter magnánimo del vecino que no tiene nada que esconder pero sí mucho que contar.

Lo más leído