Tras el habitual paréntesis veraniego que lleva nuestros caminos por otros derroteros, eso sí, sin olvidarnos nunca de seguir las huellas que van dejando en ellos nuestras mujeres, volvemos al formato habitual de esta sección, dedicada a acercarnos a tantas y tantas mujeres que transitan por los más artísticos de todos ellos. Y qué mejor que comenzar este nuevo curso con un poco de magia. De magia sí, porque nuestra protagonista de hoy es una de las mejores ilusionistas que hay ahora mismo en el mundo y que, si bien no es leonesa, recaló hace ya años en nuestra ciudad procedente del lejano oriente, en concreto de ese inmenso país que es China, para regalarnos, entre otras cosas, un poco de su arte y de su sensibilidad.
¿Que por qué una maga? Porque a veces los astros se alinean creando una serie de circunstancias que hacen que todo confluya hacia lo que podría parecer una enorme casualidad de la que surgen encuentros inesperados. Y eso es lo que particularmente me sucedió con Huang Zheng, una maga china en tierras leonesas. Porque León parece atraer especialmente la presencia de ciertas «magas», mujeres pioneras en este arte de la ilusión. Y porque sin ser leonesa de origen sí lo es de sentimiento y decisión personal, merece su propio hueco en este espacio.
Conocí a Huang Zheng por casualidad, a finales del mes de mayo, con motivo de la previa sobre el libro-homenaje a Manuela Rejas en el espacio Yvium, ese proyecto de visibilización que cada año, un nutrido grupo de artistas leonesas y algunas firmas más, le regalamos a una mujer que nos precediera en el tiempo. De Manuela Rejas, por la que sentí una gran admiración desde el mismo momento en que la conocí, he hablado numerosas veces en estas páginas como ejemplo de mujer pionera, y más en un campo tan complejo como lo es el del mundo del ilusionismo. Junto a Juan Mayoral, Huang Zheng, acudió al encuentro, en cuyo coloquio final intervino contando la impresión que de esta mujer obtuvo durante el acercamiento que habíamos realizado, poniendo de manifiesto una serie de coincidencias entre ambas que despertaron en mí el deseo de conocerla más de cerca. Y a partir de este primer encuentro, tuve el privilegio de ser una de los cientos de personas que el 13 de julio pudieron asistir al preestreno de su nuevo espectáculo ‘La magia de Huang Zheng’, un espectáculo que me emocionó y atrapó a partes iguales, haciendo que la hora y pico que duró se quedara corta; un espectáculo lleno de magia pero también de poesía, donde el arte estuvo presente hasta en el más mínimo detalle de luz, de color, de música,..., en un recorrido por la propia vida de su protagonista y ejecutora a través del cual pude percibir toda la conexión existente entre dos mujeres increíbles en un mundo que sigue siendo minoritario para nosotras.
Como se dice en su página oficial, Huang Zheng «es una maga, coreógrafa y directora de espectáculos, capaz de fusionar lo clásico y lo contemporáneo, la danza y el misterio, la magia y la emoción..., (con) un encanto romántico oriental (que) desprende simpatía en cada acción». Todo eso y mucho más se pudo percibir en el maravilloso espectáculo que tuve la suerte de disfrutar en primicia.
Llegó de Guilin, pequeña ciudad situada al sur de China, a León, en un trayecto que la ha llevado por los cinco continentes para convertirla en una de las magas más importantes del panorama actual. Y lo hizo de la mano de otro de los grandes nombres del mundo del Ilusionismo, Juan Mayoral, que lleva años paseando el nombre de nuestra ciudad por los mejores escenarios del mundo. Coincidirán por primera vez en 2003, para reencontrarse más adelante en Bangladesh, donde surge la fascinación por el trabajo y de ahí, poco a poco, el amor. Y luego una vida juntos con León como eje central de sus campañas internacionales, donde surge algún proyecto fallido como una escuela de magia que no llegó a funcionar, pero también ese festival internacional ‘León vive la magia’ que cada año, próximas las navidades, llena las calles no solo de nuestra ciudad sino también de otras muchas localidades leonesas, durante el que el público se entrega a los magos que ocupan calles y escenarios; un festival del que ella es directora escénica.
De este acercamiento a la figura de Huang Zheng me interesan sobre todo, salvando las distancias que el tiempo y las particulares circunstancias de los respectivos momentos vitales imponen, los paralelismos entre Manuela Rejas y Huang Zheng, pues fue gracias a la primera que conocí a la segunda. Y es que hay muchas conexiones entre ambas, la de entonces y la de hoy. La primera de ellas, desde luego, la de ser mujeres que han luchado duro por posicionarse profesionalmente en un mundo eminentemente masculino (aún hoy y a pesar de haber crecido considerablemente en él la presencia femenina como protagonistas del espectáculo y no como simples partenaires). A partir de ahí, tal como se puede apreciar en el último espectáculo que nuestra maga china ha estrenado recientemente en León, otro punto en común es el hecho de que, al igual que en su día le sucedió a la primera, Huang Zheng, naciera en una familia donde no se esperaba –y mucho menos deseaba- una niña sino un niño, lo que contribuyó a no se sentirse querida desde el primer momento y a ser apartada muy pronto del núcleo familiar, con la disculpa de proporcionarle un buen futuro, un futuro no deseado por ella y que trajo consigo muchos momentos de sufrimiento. En ambos casos, una y otra, un poco por casualidad, se encontrarán en su vida con la magia y de alguna manera ambas percibirán que ese es el camino por el que han de continuar para ser felices y salir adelante. También en ambos casos, los primeros pasos en este camino del ilusionismo irán ligados, como un juego, a los naipes. Y de ahí a la creación de sus propios juegos sin conformarse con imitar solo los de los demás, a través de un duro entrenamiento; en el caso de Manuela de forma fundamentalmente autodidacta, en el caso de Huang Zheng, a través de maestros que la ayudarán a irse superando día a día.
Otra de las casualidades que les une es el nombre artístico. En el primer caso serán los primeros mentores de Manuela quienes elijan por ella ante lo poco artístico que el suyo resultaba, «rebautizándola» para el espectáculo con el nombre de Violeta Ritter, nombre que la acompañaría profesionalmente por el resto de su vida. En el segundo caso la necesidad de un cambio de nombre llega al venir a España donde, ante la dificultad de recordar y pronunciar el suyo, cada vez es llamada de una manera diferente. Será Juan Mayoral quien la alerte de la necesidad de buscar algo más afín al oído español para que se la identifique más fácilmente y será ella misma la que se decida por el nombre de Violeta, por las connotaciones que el mismo trae para ella. ¿Casualidad o causalidad? En cualquier caso ambas se conocerán con el mismo nombre de «maga Violeta», nombre que –además, y aunque estoy segura nada ha tenido que ver con la elección del mismo- tiene mucho que ver con el actual imaginario femenino. Ambas también convertirán la magia, el ilusionismo, en verdadera profesión. Y una más, si al final de sus días Manuel Rejas consiguió que su vida de ilusionista se viera plasmada en el corto documental ‘Violeta y el baúl americano’, ahora será Huang Zheng quien cuente su vida hasta llegar a ser maga en el audiovisual que acompaña su último espectáculo, con una grabación que nos acerca cinematográficamente a su vida y que se integra perfectamente con otros muchos campos artísticos para conseguir un espectáculo completísimo que nos aporta una visión muy amplia y particular de su protagonista.
Precisamente a propósito del estreno de este espectáculo en León decía Juan Mayoral que «hacía falta un espectáculo como este porque ahora mismo no hay ninguno de estas características en el mundo», un espectáculo muy completo, interpretado en su totalidad por su protagonista –la propia Huang Zheng- que no había vuelto a darse desde los años 90 con la maga Melinda en Las Vegas o la princesa Tenko en Japón. En el mismo confluyen elementos audiovisuales, baile, música, flamenco, luz, color, añoranza e ilusión, realidad y fantasía,..., cargado con el estilo poético que, desde el principio, acompaña cada uno de los números de nuestra protagonista que afirma de sí misma «la magia transmite mis emociones», para convertirlos en momentos de «pura ilusión». Nuevamente una maga recalada en León se convierte en pionera de este campo artístico.
Han pasado varias décadas desde que Manuela Rejas, convertida en la maga Violeta, pionera del mundo del ilusionismo que paseó su arte por el mundo, recalara en la ribereña localidad de Veguellina del Órbigo. Y ahora, hace apenas unos años, también lo hizo, en León capital, la maga Violeta Zheng, como aún se nos aparece en algunas búsquedas cuando seguimos su rastro en internet. Ambas foráneas, ambas leonesas por amor (una a la tierra de la que se enamoró y en cuyas agua se depositaron sus cenizas para permitirle seguir viajando por el mundo; la otra a un hombre, otro gran nombre del mundo internacional de la magia, que le descubrió la belleza de estas tierras), ambas nos siguen regalando su «magia» en el más amplio sentido de la palabra (y desde diferentes perspectivas) desde un territorio que lleva años dando importantes nombres al mundo del ilusionismo, y que merece descubrir que en el mismo también las mujeres tienen mucho que decir.
En una entrevista que hace tiempo le hicieron en Veguellina de Órbigo, el lugar de adopción de nuestra primera maga de referencia, Huang Zheng confesaba a su interlocutor: «Para nosotros es bueno creer en la magia y sentir el milagro. Yo creo en mis poderes mágicos como es el poder de transmitir la felicidad a los demás, y esto, que es lo que la gente busca, la felicidad, yo puedo proporcionarla. Entonces poseo el poder más valioso, por ello soy maga».
Si por eso nuestra protagonista de hoy se confiesa «maga», también por ello era maga Manuela, la primera maga Violeta, que ya alejada de los escenarios continuó regalando píldoras de felicidad a cuantas personas se acercaban a ella con sinceridad y cariño.
Les invito pues a creer en la magia, en la suya y en la de que hoy en día, las mujeres pueden vivir también otra magia: la de llegar adonde ellas quieran llegar, siendo respetadas en su día a día, como muy bien reivindica también Zheng, en el propio transcurso de su espectáculo.
Gracias, Huang Zheng, por tener un recuerdo para aquellas que, como bien dices, no tienen la suerte de poder salir de la oscuridad como tú lo hiciste.