Marcelino Fernández Ibáñez dejará en los próximos meses la presidencia de la Asociación de amigos del patrimonio Promonumenta, un cargo que viene desempeñando desde 2007 y para el que volvió a salir reelegido en la asamblea celebrada en abril de 2023, donde también renovaron José Luis Gavilanes Laso en el cargo de vicepresidente, David Gustavo López García como secretario y Manuel Benjamín Baños Tejerina en labores de tesorero. «Después de todo lo que me ha pasado –alude a problemas de salud–, creo sinceramente que es el momento de dejarlo. Lo bueno es que ahora tenemos un buen relevo en las personas del profesor Fernando Luis González y de la delegada de Hispania Nostra en la provincia, Marina Sánchez, además de otras personas de gran valía», destaca Fernández, que tuvo claro que esta vez no tenía intención de agotar el mandato de dos años y que su reelección tenía como objeto pilotar una transición tranquila.
«Este año no había por qué hacer elecciones, pero se van a hacer, no sé si en abril o en mayo, porque es necesario llevar a cabo este relevo generacional. Primero son gente relativamente joven, con edades comprendidas entre los treinta y los sesenta años, todos saben inglés y conocen muy bien el campo tecnológico, que a mí me sobrepasa. Ellos son los que se van a hacer cargo de la dirección», adelanta su todavía presidente, que considera que las necesidades de la asociación en los años noventa en que se fundó no son las mismas que las actuales.
«Ellos traen ideas nuevas. Prueba de ello es que en la asamblea extraordinaria celebrada el pasado 27 de diciembre se tomaron dos decisiones. La primera fue el nombramiento de Socio de Honor al Regimiento de Artillería Lanzacohetes de Astorga por la ayuda prestada a la asociación durante los años noventa, cuando empezamos a ir a los canales romanos de Llamas de Cabrera. De aquella los canales no los conocía nadie, salvo los nativos del lugar y cuatro arqueólogos. Los hemos estado limpiando durante un montón de años pero en los inicios no disponíamos de medios y el Regimiento de Artillería de Astorga nos ayudó desinteresadamente y todos los años iban dos camiones del ejército con soldados, tiendas de campaña para que durmiéramos y una cocina. Cuando empezamos a disponer de algunos medios ellos se retiraron y seguimos nosotros», comenta Fernández, que también alude a otra importante decisión tomada en el curso de esa asamblea, como es la creación de Promonumenta junior. «Empezamos con el Instituto de Enseñanza Media Lancia, pues hicieron una hacendera con nosotros el pasado mes de septiembre, donde alrededor de ochenta alumnos y profesores estuvieron limpiando el yacimiento de Lancia. El arqueólogo municipal Jesús Celis les explicó el yacimiento y luego estuvimos visitando con ellos los alrededores. Según me comentan parece que ya se ha hablado con el Instituto Padre Isla y con alguno más para que los jóvenes se vayan involucrando en estos temas».
Fernando Luis González se encuentra actualmente elaborando los estatutos de esta nueva división de Promonumenta destinada a los más jóvenes, que podrían aprobarse en la nueva asamblea prevista para primavera, donde se materializará el relevo. Su presidente, Marcelino Fernández, comenta que su puesta en marcha será lo antes posible y la idea es buscar ayuda externa con espónsores y patrocinadores. «Ten en cuenta que estamos viviendo con nuestras aportaciones, con nuestras cuotas, y eso no da para mucho. La cuota anual es de 20 euros y con los diez mil euros que aportan los alrededor de 500 socios hay que costear todas las actividades que realizamos a lo largo del año, con alguna subvención que de vez cuando nos concede la Diputación, pero no siempre», quiere dejar claro Fernández, cuya marcha implicará también la salida de José Luis Gavilanes de la vicepresidencia y no sabe aún la decisión que tomarán el secretario David Gustavo López y el tesorero Manuel años.
En una reciente entrevista del director de este periódico, David Rubio, al director del Museo de León, Luis Grau, éste afirmaba que ‘la ciudadanía ha tomado posesión de su patrimonio y es más difícil una negligencia’. Le pregunto al presidente de Promonumenta si comparte esta reflexión que sugiere un mayor grado de sensibilización por parte de la ciudadanía hacia un patrimonio histórico y cultural que es de todos. «Recuerdo que en los primeros años de la asociación, cuando íbamos por los pueblos para llevar a cabo las hacenderas nos recibían con recelo y precaución, pues no entendían nuestro interés por esas cuatro piedras viejas. Por suerte esa actitud ha cambiado mucho, pero todavía quedan resistencias. Creo que algo se ha conseguido. El objetivo de nuestras hacenderas en los pueblos de la provincia es limpiar aquello de zarzas y de arbustos para que no tiren el monumento, pedir a las administraciones que aporten dinero para restaurar ese monumento y, lo más importante, concienciar a la gente de la zona de que aquello no son cuatro piedras viejas, que son piedras muy importantes con historia y que les pueden ayudar a salir de ese abandono tan tremendo que hay para que su bar no cierre, para que la casa rural no cierre, para que el hotelito no cierre en base a que vaya turismo y lo vea», sostiene Fernández, que saca a colación la polémica que se ha suscitado recientemente en torno a los canales del valle de Loza, pues Promonumenta ha denunciado un plan de adecuación del canal superior de la vertiente norte de Las Médulas, el CN2, para el tránsito de bicicletas todo terreno. «Senderismo sí, pero de a pie. Las bicicletas se lo van a cargar porque van muy deprisa, frenan, derrapan. Los arqueólogos nos lo están diciendo también, que esto no puede ser. Me decían algunos vecinos de los pueblos del valle que el problema con todo esto es que ya empiezan a verse motos y algunos quad».
Marcelino Fernández desconoce de dónde ha partido esta iniciativa, pero adelanta que están preparando un escrito para enviarlo a la Consejería de Medio Ambiente «porque estos canales no están declarados Bien de Interés Cultural (BIC) y la competencia es de Medio Ambiente, pero también vamos a mandar copia a Cultura y Patrimonio para ver si de una vez por todas se declaran Bien de Interés Cultural».
Otra interesante iniciativa que se viene trabajando por parte de la actual junta directiva de Promonumenta tiene que ver con la futura creación de una plataforma autonómica, junto con otras asociaciones de la comunidad en defensa del patrimonio de Castilla y León, que les dé más peso a la hora de llevar sus reivindicaciones al Gobierno de la Junta. «Estamos pendientes de una reunión, que no sé cuándo la convocarán. Pero hemos ido ya dos veces a Medina del Campo, donde nos hemos reunido más de una veintena de asociaciones de todas las provincias a excepción creo recordar de Burgos. La idea es unirnos de cara a plantear al Gobierno regional nuestras reivindicaciones y que tengan más fuerza, si bien conservando cada asociación su independencia. Te diré que un grupo de leonesistas ya nos han criticado por reunirnos con otras asociaciones en una ciudad castellana. ¿Hacemos como hizo Morano cuando fue alcalde, que no quiso saber nada de nada y la ciudad de León no recibió ayuda de ningún tipo? Mientras esto siga así montado habrá que intentar sacar todo lo máximo que se pueda, digo yo. Si algún día León tiene autonomía, pues mira qué bien, pero ese día llegará cuando los leoneses quieran, que de momento yo no veo que los leoneses quieran».
Esta provincia ha figurado en reiteradas ocasiones en el ranking de la lista roja de monumentos en peligro de ruina que elabora Hispania Nostra. Esta situación se ha revertido en ocasiones con actuaciones modélicas como la llevada a cabo por parte de la Diputación en el monasterio de Eslonza. «Bueno, ha sido salvar las ruinas que quedaron, porque ya sabes que las paredes de ese monasterio están en León. Se desmontó piedra a piedra y se trajo a la iglesia de Renueva que se halla en Padre Isla. Todo lo que se ha hecho es por seguridad con el fin de que se pueda visitar. Ha quedado bonito, efectivamente, y se puede apreciar lo que fue aquello en su día», reconoce el presidente de Promonumenta, cuya asociación emprendió años atrás una encendida campaña para evitar que la autovía León-Valladolid atravesase el yacimiento arqueológico de Lancia con el consiguiente deterioro que este hecho podría producir. «Se consiguió parar la obra de la autovía. De hecho estuvo seis años parada. El que nos ayudó mucho fue el catedrático de la Universidad de Salamanca Jesús Liz, que era arqueólogo y peleó mucho para que se cambiara el trazado de la autovía. Jesús Liz desgraciadamente murió muy joven, del resto nadie quiso meterse en el asunto y nosotros nos defendimos como pudimos. ¿Qué pasó después? Que nos engañaron, hay que decirlo claramente. Dijeron que iban a hacer un viaducto y lo que hicieron fue tres pasarelas con todas las pilastras justo encima del yacimiento. La pregunta es por qué esta obra obtuvo la autorización de la Comisión de Patrimonio. Hubiera sido mejor que hubiera pasado la carretera por encima de los restos», reconoce Fernández, para quien la ciudad de Lancia era mucho más grande de lo que se ve.
"En los primeros años de la asociación, cuando íbamos por los pueblos nos recibían con recelo y precaución"
«Lo que pasa es que son todo fincas particulares y aunque la Diputación va comprando y haciendo cosas, como el futuro Centro de Interpretación cuyo proyecto también ha tenido que ser modificado, ten en cuenta que las competencias sobre Cultura y Patrimonio las tiene la Junta y no la Diputación, que en los últimos ocho años es la que está poniendo la pasta para los castillos y los palacios sin tener las competencias. ¿Quién ha soltado la pasta para el castillo de Balboa, el castillo de Sarracín, el palacio de Grajal, la panera de Sandoval y así hasta un buen número de intervenciones? Así ha sido estos años de atrás y esperemos que la nueva corporación siga por esa línea. Todo esto se inició hace ocho años, estando Adolfo Alonso Ares de director del ILC. Le fui a ver y se lo dije. Las competencias no son vuestras pero los pueblos sí que son vuestros, tenéis que echar una mano. Me dijo: tienes toda la razón del mundo y seguidamente habló con el diputado de Cultura, que era el alcalde de Toral de los Guzmanes, Miguel Ángel Fernández, y de acuerdo con el presidente un remanente de seis millones de euros se destinó a patrimonio. Nos llamaban cada poco para ver las necesidades que tenían los pueblos de la provincia en esta cuestión. Recuerdo que le di un listado de diez, que cumplieron a excepción de dos que no hicieron la solicitud por problemas con la propiedad, como fueron el castillo de Cea y el monasterio de San Esteban de Nogales», recuerda bien Fernández.
La conversación se interrumpe brevemente por la llamada efectuada por el profesor Fernando Luis González con motivo de la hacendera que los socios de Promonumenta tenían pensado realizar en el monasterio de Gradefes y que por sugerencia de la madre abadesa se ha optado por retrasarlo a septiembre.
"Hay que coger el toro por los cuernos y solucionar de una vez por todas el tema del vicus de Puente Castro"
Marcelino Fernández reconoce no tener información del campamento romano descubierto en Villacete a partir de diferentes técnicas de teledetección y que según algunos estudiosos habría jugado un importante papel en el asedio a la ciudad de Lancia. «Tengo que hablar con Emilio Campomanes, que ahora está trabajando en Segovia, a ver qué me puede decir al respecto. Lo que sí es muy importante es el vicus militar de ‘Ad Legionem’ en Puente Castro. Te puedo decir que es tan importante como Lancia. Es la ciudad de siglo I. León era el campamento romano y la población civil estaba allí. Eso habría que declararlo Bien de Interés Cultural, protegerlo y ponerlo en valor. Ya sabes que está tapado y se destapó para hacer la avenida esa de circunvalación y se paró. Nosotros estamos ahí peleando con el tema para que el plan de urbanismo de esa zona se cambie y esa plataforma no se construya ahí. Fíjate la importancia que tiene una ciudad del siglo I dentro de la propia ciudad. Para eso hay que cambiar el plan de urbanismo porque te expones a que si no lo haces un día llegue una corporación y decide tirar hacia delante. La corporación actual parece sensibilizada con este tema, pero hay que coger el toro por los cuernos y solucionar de una vez por todas lo de Puente Castro», reitera el presidente de Promonumenta, al que pilló por sorpresa la noticia de que el Consistorio ha iniciado ya los trámites para concederle el Título de Hijo Predilecto de la Ciudad de León por su labor personal y como presidente de la Asociación Promonumenta en la defensa, conservación y puesta en valor del patrimonio histórico, artístico y cultural de León.
«Parece que en el tema estaban varias personas, pero yo no me enteré de nada. Nadie me dijo nada al respecto. Yo me enteré el mismo día que tuvieron la reunión en el Ayuntamiento porque me llamó el alcalde. En realidad la primera que me llamó fue Elisa, una mujer de Caín que es socia de Promonumenta. Como te dije, me llamó el alcalde y al día siguiente estuve en su despacho y me comentó que ahora hay que llevarlo a Pleno y una vez aprobado solo quedaría concretar una fecha, que posiblemente sea en marzo», apunta Fernández, que se muestra sorprendido y agradecido por esta distinción a su persona. «Yo nací en esta ciudad en 1939. Fíjate qué años me tocó vivir de niño, los años de la posguerra. La gente no sabe nada de todo aquello. Yo me acuerdo de muchas cosas porque las viví, y algunas se quedaron grabadas», reconoce Fernández, que no pudo cursar estudios universitarios porque entró a trabajar a los 12 años de botones en una compañía de seguros. «A las siete de la tarde salía y me tenía que poner a estudiar. Cuando vine de cumplir el servicio militar entré a trabajar de contable en unos grandes almacenes y allí estuve diez años. En 1973 me fui a la compañía de seguros La Estrella, en la que permanecí casi treinta años hasta que me jubilé. No fui a la universidad porque cuando estaba en la edad tuve que trabajar, pero demasiado que pude sacar adelante los estudios de taquigrafía, mecanografía y contabilidad».
A la pregunta de cuando empezó a sentir interés por el patrimonio, Marcelino Fernández reconoce que siempre le gustó, si bien recuerda las excursiones que realizaba de niño con su padre a Villaverde de Sandoval. «Mientras mi padre pescaba cangrejos en una presa que ya no existe, yo me iba al monasterio, que entonces estaba todo abierto y caído por todos lados. Con diez años me hice amigo de la señora Munda. Allí viven sus nietos ahora y cuando entablé amistad con Víctor Ferrero, que fue el inventor de Promonumenta, le llevé a conocer el monasterio y se enamoró de él. Estamos hablando de principios de los años sesenta, por lo que aún tendrían que pasar treinta años hasta que tuvo la idea de crear la asociación. De aquella me llamó para que le ayudara en el proyecto, pero mi trabajo en La Estrella no me lo permitía. Yo llevaba León y Zamora y estaba todo el día de viaje. Cuando me prejubilé en 1999 ya no pude escaparme y me integré en su equipo. En 2007 llegué a la presidencia y hasta ahora, que como te decía es el momento de dejarlo en buenas manos».
La pregunta final se impone y le pido a Marcelino Fernández que me relaté de qué acciones se muestra más satisfecho durante el largo periodo que ha estado al frente de Promonumenta y qué otras le han provocado un sabor más agridulce al no poder llevarlas a cabo. «Empezando por estas últimas te diré que el castillo de Cea y el monasterio de San Esteban de Nogales. Como no están a nombre de nadie –su propiedad está ahora mismo en un limbo–, las administraciones no pueden dar subvenciones. Y eso tenía que haberse hecho ya hace tiempo. Y se pudo haber hecho porque se han seguido trámites por un lado y por el otro, pero al final no se ha rematado en el Registro de la Propiedad. Vamos a ver si lo conseguimos ahora con los nuevos alcaldes. En el capítulo de satisfacciones estarían el castillo de Balboa, el castillo de Sarracín, que se salvaron ‘in extremis’, el palacio de Grajal, que era una ruina total, la panera de Sandoval, dos importantes paneles del antiguo edificio de la Seguridad Social y la cruz de Juan de Ferreras del siglo XVI, que se iba a subastar en la sala Durán de Madrid y que finalmente fue adquirida por el Ministerio de Cultura. Hoy reposa en el Museo de León».