Natural de Buenos Aires, pero afincada en España, hace unos meses que María Inés Román Campodónico convirtió una mudanza del pasado en una suerte de literatura. Las emociones que le suscitaron aquellas circunstancias volátiles se han materializado en un galardón de poesía; uno más en la suma de todos los que ya lleva a sus espaldas.
El salón de plenos del Ayuntamiento de San Marcelo fue el escenario para la ceremonia de entrega que congregó a varios miembros de la corporación municipal encabezados por la concejala Elena Aguado y el alcalde José Antonio Diez, situados a sendos lados de la autora de ‘Mudanza’; una obra de la que el jurado –compuesto por Natalia Álvarez, Julia Conejo, José Luis Puerto y José Enrique Martínez– ya había destacado en el momento del fallo su «decir claro y leve, marcado por la evocación y la sugerencia» del «mundo que vamos perdiendo». «Un mundo que vamos perdiendo, sí; pero que en realidad siempre permanece en nostros como las manos de nuestras abuelas que tan bien evoca el poema ‘También’», relató el regidor sobre sobre algunos de los versos escogidos de entre los más de 620 poemarios presentados en este L Premio Nacional de Poesía ‘Antonio González de Lama’; casi un centenar más que en la pasada edición.
«Este premio no es sólo un reconocimiento de mi trabajo, sino una celebración de la poesía; esa disciplina que, como dijo el propio González de Lama, busca traducir el misterio del alma humana en palabras», aseguró Ramón con acento emotivo: «Que mi voz haya sido escuchada entre tantas otras es un honor que llevo con humildad y con inmensa gratitud». La poetisa quiso además arrojar algunas dosis de contexto a su obra, publicada ya por la editorial leonesa Eolas, a cargo de Héctor Escobar. Fueron los dos años y medio que la autora residió en Bélgica los que funcionaron como caldo primigenio para el entonces futuro galardón. «Fue una experiencia que me permitió reflexionar sobre la otra acepción de la mudanza: ese proceso humano de permanente cambio, de permanente transformación, que nos atañe a todos», meditó en un acto en el que no faltaron elogios ni referencias al fuerte poso literario de la provincia leonesa.
«Esta ciudad, que ha sido cuna de grandes escritores y poetas, me inspira a seguir explorando y desentrañando el misterio de la palabra», continuó la poetisa: «A seguir buscando el lenguaje, las claves para comprender el mundo y el alma». A su modo de ver, «la poesía es, por encima de todo, una forma de conexión». «A través de ella conseguimos dialogar con nuestros semejantes, con la naturaleza, con nosotros mismos», declamó en honor a su oficio: «Es precisamente eso lo que me motiva a seguir escribiendo». Y esa motivación ya es una fibra más del «músculo cultural de León»; una ciudad, en palabras de Diez, «que late más viva que nunca».
Tampoco faltaron las alusiones al crítico, docente y periodista, fundador de la revista Espadaña, que bautiza el galardón, Antonio González de Lama. «Referente cultural en los duros años de la posguerra que sirvió de cauce de comunicación a los nuevos autores dentro de una libertad de pensamiento y crítica que destacaba entre la cerrazón propia de aquella época, su figura constituye sin duda uno de los baluartes literarios de la provincia», aseveró el alcalde: «Quizá esta lista de éxitos y el talento del pueblo leonés en el ámbito de la literatura hacen que el premio dedicado a ese gran ilustre sea un referente en el mundo de las letras y, en especial, de la poesía». Diez cerró su intervención con unos versos que cogió prestados del poema de Ramón, ‘Caligrafía de un abrazo’ y con una bonita declaración: «Inés, esta, la casa de todos los leoneses es hoy también tu casa y en ella resonarán tus versos».
A su lado, la galardonada, visiblemente emocionada, siguió recitando en su discurso, bien henchido de agradecimientos a todos los presentes. «Al recibir este premio renuevo mi compromiso con la poesía y con la responsabilidad que conlleva el oficio de escribir», terminó por decir: «Este galardón es un aliento para no rendirme y para seguir explorando los horizontes infinitos del arte». Tras recibir el cheque de 6.000 euros y los 10 ejemplares de ‘Mudanza’, entre saludos a miembros del Ayuntamiento y del jurado, la poetisa se despidió de León; la ciudad que ya es su casa, donde resonaron y resonarán sus versos en unas calles que habitó el autor que da nombre al galardón con el que este viernes Inés Ramón alzó sus manos y su voz.